MURCIA. Entradas agotadas en un teatro. Parece que es algo impensable en estos tiempos que corren, pero el centro de estudios y creación escénica de Madrid La Abadía lo ha conseguido con una pieza del cartagenero Jesús Nieto -o lo que es lo mismo Onírica Mecánica- dentro de su Teatro Confinado. La pieza en cuestión es Ronem Ram.0 (Mar Menor al revés), una versión adaptada para el formato que ofrece Zoom y que se podrá ver -aunque este verbo se queda incompleto- este jueves y sábado al precio simbólico de 5 euros la entrada (la recaudación de toda la programación confinada de Teatro La Abadía se destina al proyecto de investigación científica YoMeCorono).
Detrás de Ronem Ram hay dos años de trabajo de investigación por parte de Onírica Mecánica, que tuvo su punto de partida cuando desde el proyecto de la Universidad de Murcia Reset: Mar Menor se invitó al creador a realizar una pieza escénica en la que imaginara futuros posibles para la Laguna. "Lo que ocurrió es que la realidad nos estalló en la cara y lo que iba a ser una distopía se convirtió en una realidad". ¿La naturaleza nos necesita o somos nosotros los que la necesitamos a ella?, ¿fracasará el actual discurso ecologista?, ¿logrará nuestra especie imponerse en la lucha por la existencia? o ¿en qué deseamos convertirnos?, son algunas de las muchas preguntas que se plantea el espectador/actor en esta ficción especulativa que toma como punto de partida el colapso medioambiental de la laguna salada.
Lo que verán los espectadores de Teatro La Abadía no es el resultado final de este trabajo de creación de "experiencias" (término más apropiado que experimental), que sí que llegará en su versión íntegra el próximo 26 de septiembre al Auditorio de Beniaján -centro de referencia para residencias y experimentación de Onírica Mecánica-, donde se realizará unos pases con público como prueba para posteriormente estrenarla oficialmente. La adaptación que ha realizado Jesús Nieto para este Teatro Confinado no tiene nada de convencional -de eso, olvídense-, porque no está en el ADN de este creador que aspira a lo extraordinario. Sólo adelanta que nadie espere ver una obra teatral a la italiana y que se producirá una interacción con el espectador.
Esta pieza es, según describe La Abadía, "un organismo vivo que se mueve entre la realidad y la ficción para imaginar y especular escenarios medioambientales y humanos posibles en un futuro próximo. Una experiencia teatral confinada para dos cámaras, tres voces, una casa transformada y un montón de objetos e imágenes".
Además, trabajar en este formato le ha permitido a Jesús Nieto, acostumbrado a la tecnología como herramienta de creación, poder profundizar en un formato de teatro no convencional como es Zoom que, como otros, "no está de paso y ha venido para quedarse". De hecho, el creador cartagenero se encuentra investigando actualmente "otras posibilidades de creación en las que se involucre a los espectadores", porque se desconoce cuándo los teatros físicos podrán volver a acoger a cientos de espectadores en una sala. Es por ello, que considera que hay que encontrar formas distintas de comunicar en las artes escénicas contemporáneas.
En la versión definitiva de Ronem Ram, los espectadores -que recorrerán de forma individual una serie de espacios- se convierten en los actores de la pieza, que les plantea preguntas, sin una finalidad moralizante, y que puede transformarse según la interacción con el visitante. El público que ya ha pasado por alguna de las pruebas que se han realizado -tanto en la universidad Carlos III como en el Auditorio de Beniaján- salen "muy emocionados" tras esta experiencia que les hace mirar el futuro de la especie humana a través de un recorrido por acontecimientos medioambientales, biogenéticos y políticos que desencadenan una nueva era post-humanista.
El creador de Onírica Mecánica destaca, por otra parte, que ha sido un orgullo realizar esta pieza para Teatro La Abadía, uno de los primeros en apostar por esos nuevos formatos que, en su caso, no sólo han servido para acercar la cultura a los ciudadanos, sino también para seguir experimentando e investigando en el marco de las artes escénicas, en unos tiempos de confinamientos que han evidenciado la importancia de la cultura en la vida de la gente.
"Es una necesidad del ser humano estar en contacto con la creación", asegura este artista que se declara en contra de "la cultura gratis" y defiende la dignificación de la profesión del creador.