MURCIA. Se supone que en España hay más de 460 startups -según los últimos datos de Finnovating- con el foco puesto en poner tecnología en el sector financiero, el fintech. Además es una de las verticales que, en este momento, parecen atraer más el interés de los inversores. Al menos así lo pone de relieve el Observatorio de Startups de la Fundación Innovación Bankinter que sitúa al fintech y al insurtech entre los más beneficiados por las rondas de financiación, junto a la movilidad y la logística, en 2020.
Más allá de su peso en el ecosistema, hay que precisar que el concepto es amplio porque abarca desde el wealthtech (empresas de tecnología financiera que buscan soluciones digitales para transformar la industria de la inversión y de la gestión del patrimonio) hasta el lending (préstamos), los pagos, finanzas personales o la reinvención de los bancos, entre otros.
En cada una de estas áreas existen ya con casos de éxito. Fintonic es uno de ellos. Orientada en ayudar al cliente final a mejorar sus márgenes de ahorro, la startup fundada en 2012 por Lupina Iturriaga junto a Sergio Chalbaud y Aitor Chinchetru, había levantado hasta el año pasado más de 44 millones de inversión, contando con un equipo de 153 personas, más de 850.000 usuarios y una valoración de160 millones de euros. A día de hoy la empresa cuenta con oficinas en España (Madrid), México y Chile.
Y si Fintonic pone el foco en las finanzas domésticas, SeeDCash prefiere hacerlo en la caja de los pequeños emprendedores y autónomos. “De una forma muy sencilla, sin necesidad de conocimientos financieros y sin perder tiempo en meter muchos datos, la aplicación calcula la liquidez presente y futura contrastando los movimientos previstos con los del banco”, asegura Teresa Núñez Monedero, CEO y cofundadora de SeedCash.
Ya dentro del sector bancario, “la tendencia es la digitalización, la automatización de procesos, el cierre de oficinas y la eliminación de personal. Todo ello, en el medio plazo, acabará con la extinción de los bancos tal y como los entendemos hoy que serán barridos por las grandes tecnológicas tipo Google, Amazon, Facebook o Apple, con sus propios sistemas financieros”. La opinión corresponde a Fran Gómez, CEO de Qualica-RD y cofundador de Paythunder.
Que los bancos ya están cerrando sucursales es una realidad. Solo en un año se calcula que se han cerrado 3.000 oficinas en España. El objetivo es incorporar tecnología y ofrecer servicios nuevos a los clientes. Pero, como señala Gómez, un banco no es una tecnológica y poco pueden hacer para hacer frente a gigantes que sí lo son y que llegan con productos mucho más flexibles y atractivos para el cliente.
Mientras esto sucede, disfrutan de una oportunidad los que se conocen como neobancos. Revoult, tecnológica financiera surgida en Reino Unido, es uno de ellos triunfando entre jóvenes y viajeros al ofrecerles todos los servicios que necesitan en su actividad financiera a través de una app. Ya en España, el único neobanco que opera con licencia bancaria es el alemán N26, que tiene 600.000 clientes en el país y 7 millones en todo el mundo. Su éxito entre los jóvenes lo justifican con“una forma de entender la vida”. En Valencia se creó Fundsfy, como un neobanco orientado a los inversores, aunque desde el pasado mes de junio la empresa ha cesado la actividad.
Pero no son los bancos los únicos prestamistas que ven cómo se les mueve el suelo. Soluciones como la lanzada por Capchase suponen también un desafío al venture capital con una financiación no dilutiva para empresas. En la misma línea se mueve Clicfunds, startup nacional nacida hace un año y recién adquirida por Outfund que proporciona financiación no dilutiva a los ecommerce.
Es otro de los capítulos en los que el sector financiero está sufriendo una gran transformación. El cambio en los hábitos de consumo y a la aparición de nuevos actores en el sector financiero llega acompañado de una revolución en las formas de pago con una clara tendencia a la desaparición del dinero en metálico en beneficio de los pagos electrónicos.
El estudio Payments 2025 & Beyond realizado por PWC prevé que en 2030, los pagos electrónicos prácticamente se tripliquen en el mundo, hasta superar tres billones de operaciones. Según sus estimaciones, entre 2020 y 2025 las transacciones electrónicas crecerán un 82%, pasando de un billón a 1,8 billones de operaciones. Y entre 2025 y 2030, este crecimiento será del 61%.
A la proliferación de las monedas digitales auspiciadas desde los bancos centrales, habrá que añadir la normalización de las criptomonedas como una nueva divisa. Abriendo las puertas al pago con criptomonedas, se adelantan en España soluciones como las de Bit2me, para la compra venta, o la valenciana Criptan, para el trading con criptodivisas. Para su almacenamiento surgen los e-wallets o monederos digitales. Obviamente, todo ello vendrá aparejado de mayores medidas de seguridad apoyadas en métodos como la biometría.
También se espera la llegada de los pagos invisibles, aquellos que no necesitan ningún tipo de interacción para efectuar la transacción. Empresas como la estadounidense Grabango triunfan ya en este terreno con un sistema que elimina las colas que se forman en los supermercados para pasar los productos por la cinta transportadora, escanearlos y pagar. Con su sistema el cliente hace la compra en el supermercado físico normalmente a la vez que Grabango realiza un seguimiento de lo que se recoge y, antes de salir, el cliente escanea un código de la aplicación y el pago es automático. El recibo, para quienes les gusta repasar las cuentas, puede consultarse en el móvil antes de efectuar el pago. Algo similar a lo que han instalado en Amazon Go, su tienda sin cajeros.