MURCIA. Reina la alegría en el Ayuntamiento de Murcia. Tras el desamor ente los populares y los naranjas, Mario Gómez se muestra más que dispuesto a comprometerse con el nuevo Ejecutivo liderado por José Antonio Serrano, al que califica de "amigo antes que alcalde".
De esta forma, se consolida la coalición entre PSOE y Cs para dirigir el municipio. En especial, destacan las cabezas visibles de esta alianza, pues alcalde y vicealcalde forman un dúo en el que Serrano simboliza la parte comedida y Gómez aporta la pasión a una relación que se promete llena de afecto. Al menos, esas eran las sensaciones que transmitieron este jueves en la presentación por los 100 primeros días al frente de Murcia que concluyó con un abrazo entre los regidores.
Una prueba de ello resulta la estrategia presentada para realizar las tareas de manera transversal en las concejalías, de manera que la Administración funcione como un único ente unido por el trabajo de equipos multidisciplinares.
En cualquier caso, los 25 años de Gobierno del PP siguen sobrevolando las cabezas de los actuales dirigentes, que estuvieron cerca de destinar más tiempo a desacreditar la pasada gestión que a valorar la nueva. De esta tarea se encargó principalmente Gómez, que cargó con todo el peso del pronunciamiento político.
En concreto, quien fue durante dos años el socio del Gobierno de José Ballesta acusó al Partido Popular de Murcia de evitar rendir cuentas de sus decisiones, de seguir una hoja de ruta prefijada que no incluía atender a los murcianos, de engañar con sus políticas y de crear una campaña de acoso y derribo contra su persona. Por todo esto, proclamó que Ballesta será recordado como "el peor gestor de la historia".
Gómez: "Hemos encontrado facturas sin contrato en los cajones"
De hecho, la presencia del PP fue una constante durante todo su discurso, ya que incluso al anunciar medidas nuevas utilizaba las acusaciones como apoyo para justificar las decisiones propias. Con estos métodos, Gómez busca romper con la antigua dirección para reivindicar el cambio de régimen.
Sobre todo, el vicealcalde aludió a la "falta de fiscalización" en las contrataciones de los populares, denunciando que habían encontrado "facturas sin contrato en los cajones", sobre todo relacionadas con eventos, publicidad y actos derivados del proyecto Murcia Capital Gastronómica. En consecuencia, anunció un "plan de eficiencia en la contratación pública".
Tampoco dudó en alardear de transparencia al anunciar un pleno extra para la rendición de cuentas por los primeros 100 días de Gobierno o del interés en atender a los representantes vecinales a través de visitas semanales a los distritos de Murcia. Todo esto, claro está, mientras recordaba que Ballesta "no daba la cara" y creaba una "falsa sensación de participación porque solo se reunía con quienes le eran afines".
Por su parte, Serrano mantuvo un tipo de perfil más bajo que ya le es característico y se limitó a incidir en las medidas que planea implementar el Ayuntamiento durante los dos años que quedan para concluir la legislatura con una intervención bastante más breve que la de su compañero.
No obstante, el alcalde también dedicó unas palabras a Ballesta al hacer balance de sus 100 primeros días, pues insistió en la necesidad de "recomponer, ordenar y desechar" antes de comenzar a trabajar. Asimismo, hizo gran hincapié a lo largo de toda la intervención en que sus actuaciones no estarán basadas en la "megalomanía", un mensaje directo al que era primer edil hasta la moción de censura del pasado marzo.
Respecto al trato con sus socios morados, imprescindibles para gobernar, Serrano aseguró que "va como tiene que ir", haciendo referencia al conflicto con la presidencia de Vox en cinco juntas municipales por las que Podemos amenaza con retirar el apoyo al Ejecutivo. Sobre este asunto ha concluido que "está prácticamente cerrado" y "es cuestión de días" que se lleve a cabo.
Esta comparecencia tuvo lugar junto a las vías de Nonduermas como un doble guiño a dos de los puntos que protagonizarán los próximos dos años. Por un lado, el papel protagonista que quieren otorgar a las pedanías en la toma de decisiones y en el reparto de fondos. Por otro, un recuerdo del compromiso con el soterramiento, uno de los mayores triunfos socialistas en la política murciana.