MURCIA. Un año casi sin bodas, bautizos y comuniones. Un año casi sin eventos ni celebraciones de ningún tipo. Un año duro, demasiado, como señalan las empresas que se dedican a organizar actividades de esta naturaleza. El 2020, señalan, es un año para olvidar en un sector que, de la noche a la mañana, vio reducida su actividad a la mínima expresión. Sin embargo, tras esta larga travesía por el desierto, ven con ilusión como desde que finalizó el estado de alarma se ha producido por fin la ansiada reactivación.
“Ha sido muy duro. Somos el sector más perjudicado junto al ocio y no se nos ha ayudado nada. Hemos estado un año prácticamente parados”, cuenta María Fernanda Pastor Caballero, gerente de Eterna Prometida, una empresa que se encarga de organizar bodas y otras celebraciones desde hace 10 años.
En su caso, de las 33 bodas que tenía previstas para la temporada de 2020, solo cinco se mantuvieron. Las demás se pospusieron y, algunas, se cancelaron definitivamente “porque los novios no pudieron superar el trance. “En las bodas que sí pudimos realizar, se siguieron las medidas de seguridad de forma exhaustiva. Cinco bodas y ningún contagio”, asegura.
Mascarillas, gel hidroalcohólico, itinerarios de entrada y salida en todo momento, se convirtieron en imprescindibles. Incluso implantaron medidas de refuerzo motu proprio, como un sistema por el que el invitado ya tenía su número de mesa asignado antes de la boda con el fin de evitar aglomeraciones. “Se pueden realizar celebraciones y que no haya brotes si se hacen las cosas bien”, recalca.
Ahora, celebra que este último mes hay dentro del sector una predisposición a la reactivación y, lo más importante, un cambio de actitud en los novios. “A nivel emocional todo el mundo ha estado hundido el último año. Ahora la gente tiene ganas y ya tenemos dos o tres bodas cada fin de semana hasta octubre”. Ampliar el número de personas que pueden estar en una celebración a 100 ha supuesto “un chute de energía”, indica. “Aún así es complicado porque en Murcia lo normal son unas 250 personas de media en una boda y a las parejas les cuesta reducir. Pero por algo se empieza.
En la actualidad, indican que lo que más perjudica al sector son las restricciones horarias. Señalan que hacer una inversión importante para acabar a las doce de la noche es un problema para muchas personas porque no hay costumbre de sentarse a cenar a las ocho de la tarde y menos en verano.
Carmen Antón, que lleva 25 años dedicada a la organización de congresos y está al frente de la empresa Eventos en Plural, señala que “sin lugar a dudas la situación se está reactivando. La semana pasada tuvimos cuatro eventos, algo que ya se nos había olvidado. De cara a final de año tenemos varios congresos empresariales y médicos y uno a nivel nacional. La gente tiene muchísimas ganas”.
Recuerda que cuando apareció la pandemia “dejamos de existir. Nuestro trabajo desapareció porque no se podía hacer nada”. Por eso subraya que ha sido el sector más perjudicado. “Somos los últimos en volver a la actividad y no podemos hacer eventos de más de 50 personas según la normativa para congresos, cuando se puede hacer cualquier evento con mascarilla. Hemos tenido que reinventarnos y apostar también por el formato digital, que no tiene nada que ver pero es lo que hay”.
Desde el sector esperan que la normativa permita ampliar a 100 personas el aforo para este tipo de eventos y conforme avance la vacunación se pueda llegar a hacer congresos con 300 y 400 personas. Defiende, además la importancia de llamado Mice, Meeting Incentive Congress And Event, un turismo de congresos que resulta el más rentable de todos. “La gente tiene mucho interés y esperamos que el segundo semestre sea muy bueno”, apuesta.
En la misma línea se manifiesta Marta Abellán, de Lalumier Eventos & Comuminación, que organizan eventos culturales y lúdicos de distinta índole, como Alicante Fashion Week, Murcia Pasarela Mediterránea o Fash Food Follow. “El año lo pasamos con una actividad mínima. No nos dejaban hacer nada. Ahora hay un boom y no damos abasto. Trabajamos en Murcia y Alicante y todo el mundo quiere hacer cosas”, asegura.
Señala que tanto el sector público como el privado están volcados en reactivar la economía y animar a la gente, “porque la salud mental de los ciudadanos también se ha visto perjudicada por este parón de actividad tan acusado”.
De momento, ya tienen en el calendario la próxima Alicante Fashion Week que tuvieron que anular en 2020 para el 24 y 25 de septiembre y reanudan uno de sus eventos estrella, la experiencia gastronómica Fash Food Follow, para mediados de julio en Caravaca, en una espacio abierto para mayor seguridad. “Soy muy optimista. Vienen buenos tiempos para el sector. La gente está muy receptiva”.