MURCIA. La naturaleza no sólo sirve de inspiración en el mundo del arte. Cada vez más empresas buscan en ella soluciones para mejorar nuestra calidad de vida. Es el caso de la innovadora propuesta que ha desarrollado Carlos Monroy, biólogo y Ceo de BiomiTech: un árbol artificial que depura el aire de las ciudades a través de microalgas.
En concreto, esta empresa mexicana ha creado un sistema de purificación del aire urbano a través de un cultivo de microalgas que capturan el CO2, el óxido de nitrógeno y el monóxido de carbono, así como el material particulado, y lo procesa para devolverlo convertido en oxígeno. Un pulmón verde de microalgas que depuran el equivalente a 368 árboles en una instalación de apenas cuatro metros de alto. El sueño de cualquier ciudad con altas concentraciones de contaminación.
“Nos centramos en el problema de mejorar la calidad del aire porque hay más de siete millones de muertes al año derivadas de él según la OMS. Estos purificadores de aire urbano reducen de forma sustancial la contaminación de cualquier lugar”, asegura Monroy, que ofreció una conferencia en Murcia dentro del marco del 'I Foro Comprometidos de Movilidad Sostenible'.
Los equipos se colocan en intersecciones de las ciudades con altas concentraciones de contaminantes. En su interior, entre 500 y 700 litros de microalgas realizan el proceso de depuración del aire. “Las algas son células que nacen, crecen y mueren tres veces en un día. El 75% del oxígeno que respiramos viene del mar, precisamente del proceso que realizan estos microorganismos. Lo que hicimos fue adquirir este principio activo natural, que es muy eficiente, y transportarlo a las ciudades”.
El alga por naturaleza se caracteriza por absorber grandes cantidades de CO2. Dependiendo de la calidad del aire de la zona, en unos cinco o seis meses se saturan y hay que renovarlas. Una vez han hecho su labor, se le puede dar dos utilidades: suministrarlas mediante riego por goteo a las zonas verdes colindantes o transformas en biogás o biofertilizantes.
Monroy destaca, precisamente, que su principal diferenciador no es solo depurar el aire sino incrementar la cantidad de oxígeno y no crear más huella de carbono. “Hay otros mecanismos que capturan el CO2 pero esos filtros acaban en la basura y crean más huella de carbono”. La solución de Biometic lo procesa y lo convierte en oxígeno y el residuo de las algas se utiliza para la elaboración de biogás o biofertilizante, que contribuye a un modelo de economía circular.
De momento, tienen tres equipos en la ciudad de Puebla, uno en Medellín, otro en Montevideo, en Panamá. En Europa, han comenzado con otro equipo en Reino Unido y están en plena expansión.
Cuentan con distintas tipologías adaptadas a espacios interiores y exteriores, e incluso de aplicación industrial, su última innovación. Se puede conectar directamente la chimenea de una planta industrial a un reactor de microalgas que se diseña de acuerdo a la cantidad de CO2 que se quiere procesar, desde una tonelada/hora hasta 100 toneladas/hora, con un 80% de aprovechamiento de esos gastos. “Reduce drásticamente la huella de carbono. Cualquier industria puede dejar de contaminar de esta forma”, destaca.
Ahora están diseñando un equipo para una empresa cementera en Francia y Suiza, para depurar 50 toneladas/hora. Y están trabajando en un proyecto aún más ambicioso para dotar de estos reactores de microalgas a 33 plantas cementeras de toda Europa. “Es un reto tecnológico y medioambiental increíble”, subraya.
Su objetivo es crear un modelo de negocio basado en la innovación y que la sostenibilidad y la protección del medio ambiente no solo sea una actividad altruista. “Buscamos que cuidar del medio ambiente sea también un negocio. Así todos ganamos”.
Señala que firmas de 'retail' han lanzado sus servicios ‘pre-owned’ al constatar más demanda mientras que el sector del lujo y de la alta joyería y relojería también cuenta con grandes referentes.