PRIMAVERA EN LA CÁMARA / OPINIÓN

Villegas, Ballesteros, Vidal y Miras: Murcia, 2023

19/02/2021 - 

MURCIA. Dimitió Villegas tras el Vacunagate, junto a sus altos cargos a cuentagotas, y ahora dimite Ballesteros, que ha perdido la confianza en Martínez Vidal, lideresa de Ciudadanos, dejando el Gobierno regional tras haber sido supuestamente presionada por el PP para no modificar el pacto de gobierno e incluir en él la vacunación indebida como corrupción política.

López Miras tiene la oportunidad de reformar el Ejecutivo regional y actualizarlo sin necesidad de esperar a dañinos titulares que socaven su carisma y su autoridad. Por supuesto, en este cambio de rumbo, Isabel Franco no podría conservar su sillón, sino que debería ser ocupado por una vehemente Martínez Vidal, que parece pretender emanciparse de la herencia que, como Arrimadas con Rivera, la aún vicepresidenta Franco, manchada por sus propias manos, ha dejado a los liberales.

Las elecciones autonómicas de 2023 se presentan cada día de una manera distinta: si antes Ciudadanos aspiraba a San Esteban, pudiendo gobernar con los socialistas de Conesa, su supervivencia pasa ahora por una coalición electoral, si no por una integración en el Partido Popular, a la vez que Vox pugna contra el PP por la potestad y el monopolio del discurso regionalista que durante décadas han abanderado los azules; seña que los populares deben recobrar y afianzar si no quieren perder su poder.

Las diferencias en el Gobierno regional son tan evidentes como las del Gobierno de la Nación en estos momentos en los que nos acercamos al ecuador de una legislatura que es extraña y compleja. A ojos de la ciudadanía, las políticas emprendidas o los resultados parlamentarios carecen de interés en un contexto cada vez más incierto y, por qué no, interesante.

"el PP debería, como si se tratase este augurio de una muerte anunciada, pensar en el heredero que tome el testigo"

Sin embargo, en los recovecos del Partido Popular, se escuchan susurros que parecen aceptar el destino, y es que López Miras, a causa de la reforma que hizo Alberto Garre en su efímera Presidencia, no podrá repetir como presidente, pues el mandato se limita a dos legislaturas, que son las que ya ha ejercido: la primera, al sustituir a PAS; la segunda, la inaugurada en 2019. Este es el Rubicón que el PP ha de cruzar si no quiere ahogarse en sus propios cauces.

Difícilmente pueda el PP cambiar la legislación, pues contaría de facto con la oposición del PSOE y Podemos, a la vez que Vox, su principal rival, en auge, se negaría, siendo fundamental en la fórmula, aun considerando que Ciudadanos votase a favor. Así pues, el PP debería, como si se tratase este augurio de una muerte anunciada, pensar en el heredero que tome el testigo y pueda seguir manteniendo el mando en San Esteban.

Y así, entre dimitidos y olvidados, «entre los hunos y los hotros», como diría Unamuno, Murcia aún vive su erótica primavera electoral, tan intrépida como agotadora, en unos momentos donde la política no precisa de aficionados ni de maestros de la oratoria vacía, sino de gestores brillantes, útiles y a la altura de nuestro tiempo.

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