MURCIA (EFE). El presidente del Comité de las Regiones europeas (CdR), Vasco Alves, ha considerado que para que las políticas de cohesión puedan ser “flexibles” y adaptarse a las contingencias y crisis de cada momento deben contar con una regulación previa que evite tomar decisiones “en modo pánico”.
En el marco de la reunión informal del Consejo de Política de Cohesión que se ha celebrado en Murcia, donde se ha debatido su financiación para el periodo 2028-2034, entre cuyos retos se encuentra esa flexibilización del uso de estas partidas, que en los últimos años han convivido con la cobertura de crisis como la covid o la derivada de la guerra contra Ucrania, ha señalado que la clave es determinar cómo “equilibrar sus dos naturalezas: promover una inversión a largo plazo para la convergencia de los Estados miembros y no ignorar la realidad que nos rodea”.
“Hay muchas lecciones que aprender de lo que sucedió en 2020 con el covid. Por supuesto, había que movilizar fondos de cohesión para hacer frente a esa crisis, pero la flexibilización de los fondos no se debe decidir en modo pánico”, ha subrayado.
En ese sentido, ha abogado por una regulación previa de los fondos que permita anticipar las crisis que venga marcada desde la propia configuración de sus políticas.
Otra de sus claves es que no se limiten a transferir fondos a las regiones, sino que estas sean entendidas “como sujetos activos” en el diseño e implementación de las políticas.
Ha resaltado la necesidad de que el futuro marco de financiación se adapte a los nuevos retos a los que se enfrenta la Unión Europea (UE), entre los que ha destacado la transición verde y digital y la recuperación y reconstrucción de Ucrania, uno de los ocho países candidatos a sumarse en 2030.
Por todo ello, la de cohesión es “la más importante” de todas las políticas europeas, por lo que cree “muy importante que podamos demostrar con evidencias lo que la política de cohesión ha hecho” a lo largo de los años por los Estados miembros.
Uno de los cometidos del CdR, ha recordado, es trasladar a los ciudadanos esa importancia de las inyecciones que llegan de Europa de las que en muchas ocasiones no son conscientes, aunque sirven para financiar actuaciones en materias tan trascendentales como la educación, el empleo, la cualificación profesional o las infraestructuras.
A su juicio, son los políticos nacionales los que deben hacer una labor de pedagogía en ese sentido: “Es muy fácil decir que todo lo bueno lo hemos hecho nosotros y todo lo malo viene de Bruselas, pero eso no es verdad. A veces los políticos tendemos a olvidar que cuando se pone una primera piedra o cuando se hace una fiesta de inauguración son los fondos europeos los que están pagando esa inversión”.
Por eso, ha insistido en que las políticas europeas “tienen impacto directo en cada comunidad, en cada municipio y en cada región”, por lo que ha destacado la importancia de que los entes locales se involucren en la regulación, diseño e implementación del futuro marco normativo.
“La política de cohesión no es una forma de dar o repartir dinero, sino de tener una UE más unida entre sí, eso es lo que significa el término cohesión. Y para eso las regiones y ciudades y sus gobiernos nacionales deben involucrarse en el debate de cómo se define la Unión en el mundo”, ha concluido.