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Unos títulos de crédito para gobernarlos a todos

Charlamos con el director de arte Fernando Domínguez Cózar sobre su trabajo en las cabeceras de 'Los Anillos de Poder', 'Spiderman 3' o 'Patria'

13/03/2023 - 

MURCIA. Un tablero en el que, a modo de mapa, se activan engranajes que emulan reinos enfrentados; una silueta que se desploma al vacío entre rascacielos neoyorquinos; un paraguas por el que gotea incesante la lluvia; frescos italianos repletos de monos, asesinatos, sexo y querubines; espeluznantes páginas manuscritas entre cuchillas… En apenas unos segundos, los títulos de crédito de una serie o película son capaces de poner en marcha un universo creativo completo, un imaginario que nos toma de la mano y nos arrastra al interior del audiovisual que está a punto de desplegarse ante nuestros ojos.

Bien lo sabe el director de arte Fernando Domínguez Cózar (Valencia, 1980), que lleva casi dos décadas entregado a la galaxia creativa de las cabeceras audiovisuales. En su nómina de asuntos cumplidos se encuentran las intros de títulos como Spiderman 3, Star Trek Beyond, Patria, Toro o Eva. Hace unos meses, se encargó de hacer realidad los títulos de crédito de Los Anillos de Poder, la serie de Amazon que narra la historia de la Tierra Media previa a los eventos relatados en El Señor de los Anillos. Y lo hizo ayudado de unos cuantos puñados de arena.

Foto: LAURA PÉREZ GRANEL

El animalillo de la curiosidad nos roe las tripas, ansioso por averiguar cómo acaba uno enganchado a los títulos de crédito. Domínguez Cózar lo cuenta así: “todo empezó cuando estudiaba Bellas Artes. Había una asignatura de audiovisuales y el profesor nos enseñó una serie de películas que era importante que conociéramos porque habían tenido mucho éxito en su campo. Una de ellas fue Seven. Y me quedé absolutamente fascinado con sus títulos créditos, creados por Kyle Cooper. Hasta entonces, no los había considerado un arte, los daba por hecho. Sin embargo, cuando vi esos créditos por primera vez, me encantó el tratamiento de la tipografía, era como una especie resumen muy onírico de lo que era la película, como una especie de sueño visceral, extraño, algo que tiene que ver mucho con los sentidos; me impactó profundamente. A partir de esa experiencia, empecé a prestar mucha atención a los títulos de crédito que veía y a investigar sobre cómo combinar tipografía e imagen, a componer imágenes…”.

La vida tiene siempre trucos esperando en cada rincón, pues fue precisamente el propio Kyle Cooper quien en 2006 propuso a Fernando trabajar con él. “Allí descubrí cómo era trabajar en la industria cinematográfica, un campo en el que los títulos de crédito eran una pieza audiovisual. Tuve la oportunidad de trabajar en proyectos muy distintos en los que te veías forzado a darle muchas vueltas al coco para sacar adelante algo chulo, algo muy creativo. Pero no quería quedarme en los Estados Unidos trabajando. No me gustaba mucho cómo entienden su manera de vivir, muy basada en el dinero y en larguísimas jornadas laborales”, explica. Finalmente, hizo las Américas en sentido contrario y, tras pasar por Berlín, Italia y Barcelona, regresó a València.

Fue en Nexus, la empresa de Londres que le representa, donde surgió la posibilidad de trabajar con Amazon en colaboración con un estudio estadounidense “muy pequeño y cuyo estilo se aleja bastante de los títulos de crédito superelaborados que vemos, por ejemplo, en Juego de Tronos o Westworld. Esos chicos tienen una propuesta completamente diferente, mucho más austera y que apela más a los sentidos. Muestran algo supericónico con los elementos mínimos y necesitaban a alguien que tuviese una sensibilidad parecida a la suya” señala el creador.

Ante ellos, una premisa marcada por los responsables de la serie: que la cabecera se alejara completamente del imaginario beligerante que ya se conocía de las anteriores sagas de Tolkien. Así que nada de batallas épicas. “Nosotros planteamos dos opciones. Una consistía en una serie de cotas de malla formadas con anillos, pero, claro, remitía a la guerra, que justamente era lo que no querían. La otra propuesta consistía en exhibir cómo se forma la Tierra Media a través del canto de unos ángeles que hacen que la tierra y el mar se muevan y surja este continente”, señala. La idea cuajó.

“Había una gran obsesión con la privacidad”

Instrucciones para diseñar los títulos de crédito de Los Anillos de Poder: mediante el sonido se van moviendo partículas de arena y van generando formas geométricas y referencias relevantes en la serie. Una parte se logra de manera analógica y otros fragmentos se consiguen con técnicas digitales. “Aparecen el Árbol Blanco, el triskelion, la Isla de Númenor, un escudo élfico… Apelaba a una simbología muy fuerte dentro de la saga. Además, visualmente era algo novedoso y muy alejado de lo que otros estudios presentaban”. Y aquí, un alegato a favor de la imaginación y la libertad creativa: “algunas compañías con las que he trabajado tienen ejércitos de gente buenísima trabajando en 3D y son capaces de generarte algo increíble en muy poco tiempo. En cambio, nuestro fuerte era el concepto. Al final es solamente arena, solamente símbolos, pero mostrados de la manera más delicada posible, casi como si fuese una joya, alejados completamente de un mundo violento, pero también de un mundo rápido, frenético. Queríamos hacer algo más pausado, lanzar unos títulos que se percibieran como un espectáculo pausado, como un deleite”, sostiene Domínguez.

Foto: LAURA PÉREZ GRANEL

En este punto del relato, dejamos suelto al cotilla que todos llevamos dentro y le permitimos que intente averiguar cómo es eso de trabajar para una empresa pantagruélica como es la arrolladora Amazon.“Nunca había trabajado con ellos y lo cierto es que resulta bastante complicado. Por una parte, es genial que con ellos tu obra vaya a llegar a muchísimas más personas que si participas en un proyecto mucho más pequeñito. Y, en cuanto a músculo económico, es muy poderoso Pero las condiciones de trabajo eran difíciles: teníamos reuniones constantemente y, además, estabas siempre monitorizado. Se vigilaba todo el tiempo mi ordenador, cada movimiento que yo hacía lo veían. Y tenía también otra cámara enfocándome a mí. También había una gran obsesión con la privacidad en las comunicaciones e intercambios de archivos”, confiesa el creador.

Si hablamos de títulos de crédito, cada nuevo proyecto implica generar una propuesta creativa propia, pero partiendo de un imaginario ajeno. Aplicar el lenguaje artístico de uno mismo a personajes, tramas y ambientes tejidos por otros profesionales. ¿Cómo salir ileso de tal equilibrismo? “Algo que aprendí de los créditos de Seven –recuerda Domínguez– es la importancia de hacer una representación abstracta y sintética de esa producción audiovisual. Intentar exprimirla hasta rescatar sus ingredientes más puros. Se trata de simplificar, de dar con los ingredientes que vertebran el carácter de la serie y jugar con ello”. Como ejemplo, saca de su morral el caso de Patria: “el paraguas, la lluvia y el color rojo eran asuntos icónicos, fundamentales… De lo que se trataba era de ver cómo distribuías esos elementos en el tiempo y de qué manera. Desde ahí cuentas con un montón de posibilidades. Con Patria, teníamos algo tan sencillo como la lluvia destiñendo el paraguas, esa correlación entre lluvia y sangre… Era tremendamente sensorial, funcionaba. De hecho, inicialmente se grabó con una actriz, una señora mayor que sostenía el paraguas, pero después nos parecía que meter a una persona le quitaba fuerza simbólica, así que lo dejamos con el paraguas y la lluvia”.

“Calentar motor y olvidarte de tu identidad”

Más allá de recopilar los nombres de los profesionales involucrados en la producción, los títulos de crédito cuentan con otra función esencial: ejercer de antesala a la filmación que nos espera. Ser un breve prólogo audiovisual. No en vano, la primera compañía en la que trabajó Domínguez se llamaba, precisamente, Prologue. “Todo el mundo conocía la melodía de muchas series ochenteras: Corrupción en Miami, Bola de Drac, El Equipo A… Ahora sucede con, por ejemplo, Juego de Tronos. El sonido de los títulos de crédito ejerce de himno que te prepara para lo que viene a continuación, te pone en situación”, explica el creativo, para quien la música es un factor clave en el éxito de las cabeceras. En cualquier caso, las intros de series y películas, por una parte, “ayudan a calentar motores” y, por otra, “te hacen olvidarte un poco de tu identidad, te dicen, ‘deja tu mundo ahí en la puerta que ahora vas a entrar en otra cosa completamente diferente’. Te da ese minuto o esos 40 segundos en los que tú te descomprimes y ya estás inmerso en el universo de la serie antes de empezar a verla. Me parece fascinante tener ese poder de poder cambiar el estado de ánimo del espectador y facilitarle el desconectar y disfrutar durante un rato

Y aunque Domínguez confiesa que le chifla “trastear con sintetizadores”, su principal ámbito de inspiración reside en la naturaleza. “Me interesan las texturas, la riqueza y el caos que hay en esos enclaves naturales. También ver cómo se puede aplicar eso a la creación artística. En Patria me gustaba mucho el caos de la lluvia salpicando cuando va cayendo por el paraguas y la forma serpenteante que tiene el agua de moverse y que similar a unas raíces. Me gusta todo ese mundo orgánico, que es complejo, pero a la vez es simple. En Los Anillos de Poder grabamos un montón de material a cámara lenta con todo tipo de gravas, arenas, sal, polen… Y fue precioso. La tecnología de la que disponíamos nos permitía acercarnos muchísimo y observar los granos de arena casi como si fueran rocas”.

Foto: LAURA PÉREZ GRANEL

Turno para la admiración y para su prima verdosa: la envidia. Queremos conocer esas intros que han marcado la trayectoria de Domínguez o que le hubiese gustado firmar. “Obviamente, están los de Seven, que me introdujeron en esto y me siguen emocionando cuando los veo. Los de Dexter me parecen preciosos, muy bien dirigidos: está haciéndose el desayuno, pero siempre con tintes extraños. También me gustaron mucho los de Mad Men, te despertaban ese gusanillo de querer entrar en la serie. Y, por supuesto, los de la primera temporada de True Detective, que supusieron un antes y un después en esta industria. Recientemente, me he enganchado a los de White Lotus

Desde hace años, con cada nueva entrega de los Premios Goya, resurge el debate: ¿por qué no se incluye un galardón a mejores títulos de crédito, como sí hacen, por ejemplo, los Emmy? “Sería genial– considera Cózar– No entiendo por qué no se ha hecho ya. Especialmente cuando tenemos ejemplos como los títulos de crédito de las películas de Almodóvar, que son únicos. Hay muy buenas creaciones que deberían ser valoradas como merecen”. Cerramos la charla mandando un recadito a todos esos lectores de Culturplaza que se saltan sistemáticamente los títulos de crédito cuando están en el sofá: “cuando estás con la adrenalina de que termina un capítulo y quieres ver el siguiente y tener respuestas, entiendo que el cuerpo te pida que te los saltes… Pero, si te vas a dar un maratón con una serie, al menos los créditos del primer capítulo los tienes que ver”.

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