MURCIA. En el horizonte de la gestión municipal, se avecina un cambio significativo con la inminente entrada de una nueva tasa de basura, obligatoria a partir del 10 de abril de 2025 según la Ley 7/2022. Sin embargo, mientras muchos ayuntamientos se centran en malabarismos fiscales para suavizar el impacto en los bolsillos de los ciudadanos, se está perdiendo de vista una oportunidad única para mejorar la gestión de residuos y fomentar una conciencia ambiental más profunda en la sociedad.
Antes de adentrarnos en las soluciones propuestas, resulta necesario abordar una problemática fundamental: la desproporcionada responsabilidad que se está colocando sobre los ciudadanos. En la actualidad, los consumidores se encuentran frecuentemente desbordados por una avalancha de embalajes y envases, muchos de ellos innecesarios o excesivos. Esta situación no solo complica la gestión de residuos a nivel doméstico, sino que también aumenta significativamente el volumen de desechos que los municipios deben manejar.
Es particularmente preocupante que, mientras se aplican medidas que afectan directamente al bolsillo de los usuarios, poco o nada se está haciendo para responsabilizar a los productores de estos embalajes. Las empresas continúan inundando el mercado con productos sobreempaquetados, trasladando el coste ambiental y económico de su eliminación a los consumidores y a los ayuntamientos. Esta dinámica no solo es injusta, sino que también socava los esfuerzos por reducir la generación de residuos desde su origen.
En cualquier caso, es comprensible que los ayuntamientos busquen formas de mitigar el impacto económico de esta nueva tasa. La tendencia de reducir otros impuestos, como el IBI, para compensar la introducción de la tasa de basura, puede parecer una solución atractiva a corto plazo. Sin embargo, este enfoque es miope y no aborda el verdadero propósito de la tasa: incentivar una mejor gestión de residuos y promover prácticas más sostenibles.
El Ministerio de Hacienda, a través de la Dirección General de Tributos, ha proporcionado una serie de recomendaciones en un documento denominado "Cuestiones relevantes en relación con el establecimiento y la gestión de la tasa local de residuos sólidos urbanos"; en el mismo, se aboga por la introducción gradual de sistemas de pago por generación mediante un enfoque que incentiva activamente la reducción de residuos.
El sistema "Elemental" propuesto por el Ministerio ofrece un marco innovador que los ayuntamientos deberían tener más en cuenta. Este sistema propone reducciones basadas en comportamientos específicos de los ciudadanos. Lejos de ser una simple recaudación adicional, este enfoque convierte la tasa de basura en una herramienta útil para el cambio social y ambiental. Por ejemplo, mediante:
1. La puesta en marcha de un sistema de puntos o descuentos por cada visita a puntos limpios, fomentando la correcta disposición de residuos especiales.
2. Campañas educativas sobre separación de residuos: Ofrecer reducciones en la tasa para aquellos hogares que participen en talleres y demostraciones sobre la correcta separación de nuevas fracciones de recogida obligatoria.
3. Iniciativas de compostaje doméstico: Proporcionar descuentos significativos a aquellos ciudadanos que se unan a programas de compostaje doméstico, reduciendo así la carga en el sistema municipal de gestión de residuos.
Sin que debamos dejarse de lado otra serie de medidas que obliguen a los productores a reducir los embalajes innecesarios y a utilizar materiales más sostenibles. Esto podría incluir la implementación de un sistema de "responsabilidad extendida del productor" que los haga partícipes en el coste de la gestión de residuos; promoviendo igualmente la colaboración de los comercios locales, fomentando programas de devolución de envases y de venta a granel mediante incentivos fiscales a los negocios que adopten estas prácticas.