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REFLEXIONANDO EN FRÍO

¿Le importa tanto a Pedro Sánchez el poder autonómico?

Creo que a Pedro Sánchez le pasa como a Vox, paradójicamente, pese a hacer gala de ser el adalid del autonomismo, lo que de verdad le importa a él es el poder en Madrid

Publicado: 04/02/2025 ·06:00
Actualizado: 04/02/2025 · 06:00
  • Pedro Sánchez en el congreso del PSPV. -

Aunque ahora intenten aparentar lo contrario, pese a que en el Congreso del PSPV todo fueran sonrisas, fotos para arriba, fotos para abajo, en realidad, en el ambiente se palpa cierto tedio. Lo que impulsa a los militantes socialistas valencianos a tener cierto optimismo sobre la posibilidad de cambio en la Comunitat Valenciana es la inercia circunstancial, esa compostura que uno debe mantener en las bodas, bautizos y comuniones aunque no sepa muy bien qué pinta en un festín como ese. Muchos estaban en la consagración de Diana Morant como en la primera confesión de su primo segundo al que ves de uvas a peras y que cuando te lo encuentras en algún evento no puedes más que sorprenderte ante lo mucho que ha crecido. La ministra de Ciencia poco a poco va cogiendo fuelle, ha incrementado su proyección con respecto a la última vez que hubo fumata blanca enrojecida para auparla como lideresa. Sin embargo, está por ver, y creo que en el imaginario colectivo todavía esperan la aparición de otra redención que dé un impulso a los socialistas; se entienden ahora los anhelos de que diese un paso al frente Pilar Bernabé. Cuando Morant dijo que se postulaba para revalidar su cargo orgánico, los militantes que tenía detrás en la puesta en escena tenían menos entusiasmo que cuando mis padres me decían que íbamos al cine, pero en realidad me llevaban al dentista. No se quitan el dolor de muelas, son conscientes de que es errático, que con lo que ha pasado en Valencia y la dejación de funciones del Consell la realidad es que el mapa debería de ser distinto, no se explican la subida de un escaño del Partido Popular en algunas de las encuestas, seguramente con otra cara visible la situación sería muy distinta.

 

Pedro Sánchez junto a su pupila hace sangre en esa comida de larga sobremesa que ocupó a Mazón mientras desde el PP valenciano juegan sus cartas usando el comodín legítimo de que el gobierno central también tuvo parte de responsabilidad; es cierto. En lo que se equivocan ambos es en una preocupante falta de autocrítica, en asumir que si bien el gobierno no hizo las obras pertinentes que habrían evitado la tragedia, ese desastre habría sido menor si el jefe del Consell hubiese estado dedicado a los menesteres por los que se le paga el sueldo. Se pasó de frenada precisamente el otro día el Síndic del PSPV en las Cortes Valencianas al atacar ruinmente de forma personal al president de la Generalitat. Ese es otro de los problemas, que la labor parlamentaria de los socialistas en las Corts no despierta entusiasmo, al preguntar por José Muñoz a dirigentes socialistas mueven la cabeza poniendo cara de circunstancia mientras en sus ojos se puede sentir la resignación ante la ausencia de alguien de garantías. La falta de contundencia de la ministra de Ciencia y de su equipo parlamentario en la Comunitat hacen que todavía no se haya encontrado la fórmula para dar un golpe sobre la mesa.

 

De todas formas, si uno mira el mapa autonómico del PSOE, una campaña que comienza con el desembarco de muchos de sus generales ministeriales, los liderazgos en las baronías, salvo María Jesús Montero en Andalucía y si me apuran, Pilar Alegría en Aragón, ninguno de los secretarios generales que se están presentando en la sociedad particularmente idiosincrática de las regiones es reconocido por tener un gran carisma o tirón electoral; aunque bueno, no se olviden de como un insípido Salvador Illa ha terminado convirtiéndose en presidente de la Generalitat de Cataluña. Encuentro una paradoja en el planteamiento político de Pedro Sánchez, por un lado, presume de tener unos planteamientos plurinacionales depositando la carga de la prueba política en las Comunidades Autónomas, pero por otro ha construido una estructura personalista en la que todos deshojan la rosa para averiguar los designios y el destino de su liderazgo. En su Consejo de Ministros, salvo Félix Bolaños y la quemada Margarita Robles, nadie destaca por encima de él, no son más que engranajes de una maquinaria destinada a perpetuar su legado; ni el omnipresente José Luis Ábalos se libró de la quema. El único imprescindible es él, el resto no son más que piezas de ajedrez en la partida por el poder.

 

Creo que a Pedro Sánchez le pasa como a Vox, paradójicamente, pese a hacer gala de ser el adalid del autonomismo, lo que de verdad le importa a él es el poder en Madrid, tener asegurado su colchón de La Moncloa, la lección de Feijóo, el que no tiene mando en plaza pese a que partido gobierna en once regiones, le está sirviendo para reafirmarse en sus fundamentos.              

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