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EN GIJÓN DISFRUTANDO MOGOLLÓN

En las Rías y no te rías que aquí hay ríos de vino

Hoy es viernes de trucutrú directo a Gijón, que vamos a pasar un día de los que molan mogollón. Con la pandi y vinazos a porrón.

  • Las Rías

Los tomaremos en copas de las buenas y en descorche continuo entre zampe y zampe, porque estamos en Las Rías donde lo de los vinos lo cuidan con emoción. Sidrería desde 1985, que pasó de chigre a restaurante. Repleto de referencias insospechadas gracias a la pasión de Felipe Ferreiro. Nacido en Alemania por esas casualidades de la vida, las mismas que le trajeron a su Asturias patria querida enseguida. Una de esas personas capaces de conservar tradiciones incorporando novedades sin crear distorsiones. El buen hacer del hostelero que ama su trabajo y que lo va transmitiendo, empezando con el Dry oloroso Lustau 1973 (Bodegas Lustau). Cortesía de Juan Luis Murcia, un grande que nos conquistó en Casa Marcial y que ahora lo seguirá haciendo en el Asador de Abel - Casa Farpón. Invitado de lujo a esta nuestra comunidad sustanciera. Y es tan bienvenido como su botella espacial. Potencia de abocados y concentración. Sabores preciosos que son sensación como aperitivo de lo que vendrá.

Continuamos con el Champagne Jacques Lassaigne cuvee Pulpo Blanc de Blancs (Jacques Lassaigne) que, con cara seria, dice que es sequedad de la que nos place. Se esparce con sus gurbujillas delicadas y sabrosas ofreciendo misterios oscuros y puros. Y nos fumaríamos hasta un puro de puro gusto, pero no, que empieza la comida con un paté de pitu de caleya. O piti, que es tan elegante como el flamante Loren.

Con el Magnum Socaire 2016 (Primitivo Collantes) volamos a la Chiclana gaditana a visitar amigos que son ismos en sí mismos. Enorme palomino que crece y crece magnífico. Con sus ahumados precisos, un alma única y la frescura que no se detiene a pesar del reloj. Y no le pesa en absoluto, porque es absolutamente perfecto con el lomo ibérico.

Viajando con estilazo

El Niepoot Gonçalves Faria Quinta de Baixo 2015 (Dirk Niepoort) es bical y maría gomes de estilazo con importancia. La de tener presencia y presentarse en el momento y sitio adecuado. Poquito de emborrachar, porque no está muy subidito, aunque se sabe bien bonito. Con su estructura que es finura junto al tomate con burrata. 

Nos dirigimos a Austria persiguiendo al Tement Zieregg Morillon 2016 Magnum (Tement). La claridad cristalina de una chardonnay al borde de la podredumbre. Con sus piedros de calcárea puesta en el lugar requerido. Lo de quererlo así, sin pizca de dulce y en todoterreno que te lleva entre las montañas aledañas. La brillantez de los genios que son geniales con el arroz con almejas.

Nos dirigimos a Francia siguiendo los pasos más achinados, que nuestro siguiente convidado es el Domaine Petit Roy Chorey les Beaune 2020 (Petit Roy). Seda especiada y espaciada entre volátiles divertidos. Bendito naturi, que así decimos sí. Placeres inmediatos de los que no hace falta desgranar muchos datos. Porque es para pasar un agradable rato de la mano del siguiente plato y su compañero de cata, el Guímaro Finca Pombeiras 2017 (Guímaro). Señorío masticable y achuchable en bosque repleto de bayitas redonditas y regonitas. Profundidad que va evolucionando según le vamos dando. Digno rival de los más grandes en divina comparativa y, ahora sí, con la magnífica longaniza que nos traen.

Los años que no pesan

 Seguimos ganando años con el Barolo Boroli 2011 (Boroli). La excelencia de su pueblo con lo de ese tánico que es justo y necesario. Hierbas negruzas que se van destapando minuto a minuto y, a ratitos, un poquito enjutas. Con lo terroso de esa nebbiolo que tiene poderío y se enfrenta con brío al Viña Real Cosecha de 1990 (Cvne). Matices que van y vienen, cambiantes e ilusionantes. Preciosismo de oro, frutos secos y hasta hongos de los más preciados. Maravilla que encandila con complejidad, porque esto no puede ser facilón y resulta verdadera lujuria con los callos cortados pequeñitos y con cuchara ídem, claro.  

El Raumland Triumvirat G. Cuvée Brut 2013 (Raumland) es espumoso y estilismo. Lo de irse al impronunciable Rheinhessen con la gracia de intentar decirlo. En el trío de uvas feliz sin desliz que componen siempre las pinot noir, chardonnay y meunier. Plenitud refrescante con mucho talante y el semblante que sonríe de medio lado para ser loado y quedarse a nuestro lado y al de las papitas fritas que iban con los callos. 

Llega un enorme, que así es Xurxo con su ser tan lindo, su humildad y el Albamar Pepe Luis 2015 (Albamar). Tremendísimo albariño del Salnés que crece y crece pese a su ser longevo. Con el mar de fondo acercando a la orilla todo lo suyo de conchas relucientes, que fueron más cortantes hasta irse puliendo con la tablita de quesos. 

Terminamos con detallazo del organizador de tan presioza jornada, el or de nuestros queridos Luises. Nada menos que un Toro Albalá Don PX Covento Selección 1965 (Toro Albalá) embotellado en 2014. Terciopelo de altos vuelos con cada cosita en su lugar. El caminar por sendero larguísimo salpicado de chocolate, café y naranja. El postre definitivo con el dulzor ideal y una densidad que permanecerá con nosotros forever, como ese fin de semana en el que dimos en la diana.  

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