CARTAGENA. Que la pandemia ha cambiado algunos hábitos que seguirán cuando el último año y medio sea una pesadilla pasada es una evidencia. Aunque volveremos a vivir como se solía, la obligación de reducir la interacción social a un reducido grupo ha disparado alternativas de ocio que antes se utilizaban menos y que con la covid-19 han cogido una gran relevancia. Es el caso del alquiler de piscinas para eventos privados, que ya puede usarse en la Región de la mano de Swimmy.
Nacida en Francia en la mente de su fundadora, Raphäelle de Monteynard, en apenas cuatro años se ha expandido por toda Europa y ya se encuenta en el mercado de Estados Unidos, muy suculento ya que es un país con cerca de 11 millones de piscinas disponibles. “Todo comenzó en Francia. Raphäelle, su fundadora, estaba una tarde en una piscina con unas amigas y vio que alrededor había muchas casas cerradas con piscina. Entonces le nació esa idea. Durante un año hizo un estudio de mercado para ver si tenía viabilidad la idea. Dos años después, llega a Madrid Swimmy”, señalan desde la compañía.
La pandemia lejos de frenar la expansión, sirvió de catapulta. “Ha sido un pelotazo absoluto este tiempo para nosotros. El hecho de querer evitar las aglomeraciones sin dejar de disfrutar del sol y un baño ha disparado este tipo de reuniones. Esperamos multiplicar por 10 las reservas con respecto al 2020. Desde el año pasado, la cifra de negocio se ha multiplicado por 8”, afirman. La Región, fue desde el primer momento una zona a ‘captar’. El buen clima durante todo el año, unido a que hay muchas zonas de segunda residencia, en muchos momentos deshabitada, hacen de ella un sitio ideal para negocios como el que maneja Swimmy. En la actualidad, Swimmy cuenta con más de 120.000 usuarios y más de 3500 propietarios de piscinas entre Francia y España.
El sistema de funcionamiento de Swimmy es sencillo: el propietario de una piscina introduce en la plataforma la información relativa a la misma. A saber: descripción de la piscina y apuntes sobre posibles extras, como si está climatizada, si tiene jardín, si hay tumbonas, ducha, spa, jacuzzi, mesas y sillas, barbacoa, pista de tenis, campo de petanca o de fútbol. Cualquier propietario de una piscina privada puede alquilarla para otras personas que buscan un espacio para sus celebraciones. Un negocio que se podría encuadrar dentro de la economía colaborativa. Los propietarios podrían ganar aproximadamente 1200€ al mes y algunos de ellos han ganado hasta 11000 euros en una temporada. Los alquileres de última hora contribuyen al 70% de la facturación. Es decir, el 70% de los usuarios alquilan una piscina 48 horas antes del alquiler. El alquiler de la piscina tiene un coste de entre 10 y 25 euros por persona y día. Cuanto más cerca está la piscina de un núcleo urbano, más cara es.
Y es que, según datos que maneja la compañía, correspondiente a la Asociación Española de Profesionales del Sector de Piscinas (ASOFAP), el total del parque de piscinas en España es aproximadamente de 1,2 millones. De esta cifra, una abrumadora mayoría (1,018 millones) son piscinas unifamiliares. Esta cifra hace que, siempre según la ASOFAP, España sea el segundo país de Europa con mayor número de piscinas privadas, por detrás de Francia. El resto (121.070 piscinas) son de uso público o colectivo. En esta primera categoría se incluyen las 31.105 piscinas de “instalaciones deportivas, parques acuáticos, hidroterapia, hoteles y campings”. Las casi 90.000 piscinas restantes “de uso colectivo” son principalmente las de comunidades de vecinos. El alquiler de piscinas se hace grande en la pandemia. La Región ya disfruta de esta alternativa de ocio.