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el gato en la talega / OPINIÓN

Los subtítulos en el AVE y los congresos

15/11/2023 - 

MURCIA. En el interminable viaje en Ave a Madrid desde Murcia poco se ha escrito de aquellos viajeros que van o vienen de Cartagena, Balsicas y Torre Pacheco. Esos destinos aparecen en rojo en el panel de la Estación de Atocha sencillamente porque si alguien desea llegar a ellos, deben hacer trasbordo del sucedáneo de Ave que tenemos por aquí. Destinos de tercera clase al parecer, que sustenta sobre un papel una trabajadora de Renfe en la Estación del Carmen, para conducir a los sufridos viajeros al tren que recorrerá apenas 45 km en dirección a la costa, al campo de Cartagena o al viaje a los tiempos de Roma y Cartago.

Murcia queda mejor conectada con localidades alicantinas y valencianas que con otras de su propia comunidad autónoma. Uno puede ir a la Universidad Miguel Hernández más fácilmente que a la UPCT. Lamentable. Y es curioso que esto beneficie además al aeropuerto directamente rival del de Corvera, que ve cómo llegan viajeros en tren de tierras murcianas que difícilmente mirarán hacia el nuevo aeropuerto regional que no ve el mar.  

"la o el que tiene la discapacidad invierte con sus propios medios en intentar sortearla"

La mejora que debería suponer el Ave ni siquiera se nota demasiado en un confort interior distante del que tiene el Alvia. Pero entre tanta chapuza, me quedo con la incongruente televisión que el tren de alta velocidad ofrece a la clase turista, que es de un tamaño irrisorio, y que encima emite películas en 16:9, con las sudichosas bandas negras arriba y abajo como si fuese una pantalla panorámica que ocupa medo salón. Para más emoción, y por cumplir la accesibilidad, colocan de forma automática el subtitulado para personas sordas, ese que va en colores según el hablante. Llegados a este punto sugeriría, porque la accesibilidad no es un adorno, sino algo que debe ser efectivo y útil, repartir telescopios a las personas que, como yo, necesitamos leer las conversaciones. En un intento de adaptación por mi parte a la realidad más analfabeta, dado que en un vagón hay tres pantallitas tamaño de palmo por palmo en manos no jugadoras de la NBA, y corriendo el riesgo de desnucarme, intenté ver la pantalla de TV colocada en el centro del vagón, sin ningún éxito, debido a la pésima calidad de los píxeles. Rizar el rizo es posible en el tiempo, el espacio de este tren.  

Entrando ya en el universo del subtitulado, comoquiera que viajaba esta vez para asistir a un congreso internacional, esa palabra; internacional, me llevaba a la pensar en el idioma inglés que tendría por delante durante tres días, colocado en su bien visible barrera para mí, ante la pasividad mundial de los españoles como si fuésemos samis. En estas, me dio por pensar que, en lugar de ofrecer la posibilidad de tener traducción simultánea en español mediante el empleo de auriculares, podrían subtitularlo. En aras a comprobar las posibilidades de este asunto me dispuse a descargar una aplicación de transcriptor de Google en mi móvil. Porque esa es otra, la o el que tiene la discapacidad invierte con sus propios medios en intentar sortearla si es que quiere hacer algo antes de despedirse de este mundo. Total, que apuntando desde la distancia al ponente de turno comprobé que la trascripción en inglés dejaba mucho que desear y, en cambio, transcribía bastante bien cuando hablaban es español las únicas dos personas que lo hicieron, los cargos públicos de La Rioja, ya que el congreso era en Logroño. De este resultado de experimentación paralela a las experimentaciones expuestas, deduje que la pronunciación en inglés era muy diversa, puesto que no se trataba de la lengua materna de casi ninguno por mucho A, B y C de las Escuelas Oficiales de Idiomas. Tuve también constancia de que la traducción simultánea por vía acústica tenía lagunas.

Soy muy consciente, ya se encarga la realidad de recordármelo, de que personas sordas profundas en congresos de investigación internacionales hay menos que independentistas catalanes amantes de España, pero con que haya una, la Ley debería cumplirse. Y en este caso ayudaría mucho al resto. El avance de las tecnologías permite un subtitulado a tiempo real, incluso una traducción con soporte escrito y no acústico. Mucho más universal y accesible para todo el mundo. Así, mientras nos preocupan las lenguas cooficiales para que progresen los que solo hablan para sí mismos, a las personas sordas que nos frían. La cosa es que son capaces de colocar la accesibilidad en algún papelito y, más abajo, en letra pequeña o en espacio de menor lectura colocan el mantra: "Sujeto a disponibilidad presupuestaria". Disponibilidad que ni se crea ni se destruye, sino que se transforma.  

Como no hay mal por bien que no venga, ya tengo el siguiente frente: lograr que en los congresos internacionales a los que asiste una persona sorda, se subtitule, e incluso aún más, que se traduzca sea el idioma que sea, subtitulado. Lo de internacionalizar congresos hablados en español, visto el panorama, lo tendré que dejar para reencarnaciones sucesivas.

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