MURCIA. Una avalancha de papeleo y gestiones administrativas es lo que les ha tocado afrontar a los asesores laborales durante los últimos seis meses. El inicio del estado del alarma, el cierre obligado de empresas, los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y las nuevas normativas que se han sucedido cada semana, con modificaciones y cambios continuos, ha supuesto un desafío para estos profesionales. Nadie estaba preparado para lo que venía y han tenido que aprender a marchas forzadas a base de interminables jornadas de trabajo, dedicación y paciencia. Han sido los principales acompañantes de empresas, trabajadores y autónomos en esta difícil travesía y, precisamente por eso, tienen un fiel diagnóstico de la situación. Y no es bueno: las empresas están al límite.
"los asesores han sido los grandes olvidados de la pandemia a pesar de que su trabajo ha sido imprescindible"
"De a noche a la mañana, nos tocó realizar un trabajo que le corresponde a la administración, con legislación nueva para cada sector que, además, cambiaba continuamente, y con la dificultad de que también había diferencias entre comunidades. Ha sido muy estresante", cuenta José María Bejar, de la Asesoría Laboral, Fiscal y Contable Bejar, que destaca que los asesores han sido los grandes olvidados de la pandemia a pesar de que el trabajo que han realizado ha sido "imprescindible".
A él le pilló el estado de alarma estando de viaje de novios y tuvo que adelantar el regreso. A la vuelta, se encontró con un auténtico "tsunami" de peticiones por parte de las empresas y autónomos que tiene en cartera para gestionar ERTE y exención de pago de cuotas, entre otros asuntos. Ha gestionado 24 expedientes de regulación temporal de empleo que afectan a unos 200 trabajadores y, confiesa con cierta impotencia, algunos aún no han cobrado. "Hemos acompañado a las empresas en esta dura coyuntura no sólo a nivel de gestión sino también hemos dado apoyo moral, porque la situación de algunos ha sido extrema".
De hecho, de los asesores laborales ha dependido en gran medida la gestión de los más de 14.000 ERTE que se han registrado en la Región y que afectan a 74.624 trabajadores, así como las prestaciones que han percibido 43.517 autónomos murcianos. También les ha tocado solventar el regreso de los empleados de los mismos, que según los últimos datos de la Delegación de Gobierno ha permitido la reincorporación a su actividad de 58.556 trabajadores.
"la pandemia ha sido un infierno no solo por el exceso de trabajo sino por la incertidumbre"
Para la economista Isabel González, que gestiona junto a su socia, Begoña Fernández, la Asesoría González Talavera, la pandemia ha sido "un infierno" no solo por el exceso de trabajo sino por la incertidumbre. "Nadie sabía nada: llamabas a los organismos y no te cogían el teléfono y, si lo hacían, no te podían explicar nada porque no tenían experiencia previa. Todo ha sido muy complicado y los clientes no paraban de llamar", relata.
Gracias a los compañeros y a la información que cada uno iba consiguiendo por su cuenta, "hemos salido adelante, que no es poco", indica José Antonio Aroca, de Asesoría Aroca. "Hemos tenido que gestionar una ingente información por parte de la administración pública con la dificultad de que el contacto no ha sido sencillo. Por suerte, ha habido más cooperación entre los compañeros y nos hemos ayudado". Cuenta que un 30% de las empresas de su cartera han presentado ERTE, sobre todo de hostelería y comercio, los sectores más agraviados por la pandemia, y algunas aún continúan porque no tienen volumen de trabajo para reincorporar a la gente.
Después de seis meses de compleja gestión de la pandemia su experiencia les da una visión muy completa y profunda de esta crisis y de cómo afrontan las empresas el nuevo curso.
"Una recaída sin colchón es muy difícil de superar"
"Nunca nos habíamos enfrentado a este desafío y, desgraciadamente, no se ha acabado. Las previsiones es que continúe y podemos volver a una situación igual o peor que en el confinamiento", apunta Aroca. "Llega el invierno y estos seis meses que llevamos de lucha contra la enfermedad las empresas han estado viviendo de las reservas que tenían pero muchas están desfondadas. Una recaída sin colchón es muy difícil de superar".
"En todas las crisis, las empresas que sobreviven son las que tienen más riñón", señala Isabel González. En su caso, el 90% de las empresas que representa, se han acogido a un ERTE y los autónomos a la ayuda por cese de actividad, sobre todo en comercio, hostelería y viajes.
El principal problema, apuntan, es la incertidumbre. "Mucha gente está trabajando con pérdidas y esperando a ver la evolución de la pandemia. No se atreven a dar un paso ni para alante ni para atrás. Nadie se aventura a hacer una previsión. Estamos paralizados", indica González.
Ante esta situación, las empresas, apuntan, pueden tener más fortaleza y los autónomos ser más vulnerables, pero también son estos últimos los que suelen tener menos deudas y trabajadores a su cargo.
"La previsión no es buena, excepto en algunos sectores como la agricultura"
"Auguro un invierno bastante duro", lamenta Aroca. "Los ERTE han sido un parche. La situación puede complicarse mucho si la actividad económica no vuelve a generarse. Si sigue empeorando, muchas empresas irán a ERES o directamente a concurso de acreedores o cierre. La previsión no es buena, excepto en algunos sectores como la agricultura, que siempre es necesaria".
De momento, aseguran que la crisis provocada por la covid-19 no les ha hecho perder clientes ni volumen de trabajo. De hecho, en algunos casos les ha entrado más trabajo o les ha favorecido la fuga de asesorías con muchos clientes que no han podido atenderlos a todos. Pero saben que esto no ha acabado y que el futuro puede ser peor que lo que han pasado.