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más allá de los royalties

Inteligencia Artificial para saber cuánto vale (de verdad) la música

10/09/2023 - 

MURCIA. Caen las primeras gotas de lluvia en la ciudad, refresca un poco y ya hay alguna persona que decide reproducir All I Want For Christmas Is You en su sesión de Spotify. Cuando llega el frío, las reproducciones de este tema empiezan a subir como la espuma y Mariah Carey empieza a acumular royalties por un tema que compuso en el año 1994. ¿Cuánto vale realmente esta canción? En lo monetario, supone una suma que puede llegar a los millones de dólares y en lo emocional se ha convertido en un himno para los amantes de la Navidad. Si hablamos del efecto social, veremos que, al reproducirse en un supermercado, tiene la capacidad de aumentar la venta de turrones, mantecados y similares aún quedando semanas hasta la Navidad. 

Este análisis es un ejemplo que se acerca mucho a una investigación se está convirtiendo poco a poco en una realidad. En el proyecto Music 360, Investigadores de la Universitat Politécnica de València están desarrollando un modelo que permite medir el valor de la música a través de herramientas de Inteligencia Artificial (IA) en tres valores claves: monetario, social y terapéutico. Una investigación que se lleva a cabo gracias al proyecto europeo Music 360 y que hace uso de las herramientas de  la IA para medir cómo influye la música en el día y que pretende calcular su valor real. En respuesta a la pregunta: “¿Cuánto vale la música?” Investigadores de seis laboratorios de España, Irlanda, Portugal, Finlandia, Bélgica y Países Bajos buscan crear un cuestionario clave para analizar cómo repercute la música en el comportamiento de las personas.

Foto: AJUNTAMENT DE TORRENT

Para conceptualizar estos valores abstractos de la música Óscar Pastor, investigador principal del proyecto en el instituto VRAIN de la UPV, explica que el trabajo humano es el que facilita el de la IA, y no al revés. Los investigadores tienen que diseñar cuestionarios que les acerquen a la materia de estudio sobre la que quieren trabajar.  Por ejemplo, para conocer el valor monetario de los jingles y comprender cómo afectan a los consumidores de un supermercado se les puede preguntar a éstos si han añadido algún dulce navideño al carro cuando la música sonaba. 

Si hablamos de un valor terapéutico, se puede preguntar al paciente de un hospital si la música clásica le calma o si, por el contrario, le enerva. A través de estas preguntas los investigadores buscan obtener cientos de datos que la IA procesará más adelante: “Creamos un cuestionario para preguntar a cientos de participantes en el estudio según nuestras necesidades, estos datos se procesan a través de la IA con un aprendizaje automático, y de ahí obtiene las conclusiones sobre el valor de la música”. 

Para analizar cuánto vale la música, en este aspecto, el proyecto divide la investigación en valores monetarios y no monetarios. El valor monetario más claro podría ser cómo aumenta el número de ventas en un supermercado según lo que esté sonando; en valores no monetarios, se analizaría lo que sentimos al escuchar una canción en una verbena. Sobre el valor social (y no monetario), este mismo mes de julio se han llevado a cabo las primeras pruebas de este experimento en Torrent, València, en las fiestas populares que tuvieron lugar los días 28 y 29 de julio. Pastor explica que, para comprender el valor de la música de esta festividad en los torrentinos, había que descifrar qué provocan las canciones, y ver como ésta permitía una predisposición de estas personas a querer formar parte de un colectivo: “En este caso preparamos preguntas sobre emoción, pertenencia a un colectivo y bienestar. Con unos 500 datos sobre este tema podemos sacar algunas conclusiones sobre qué supone la música en este aspecto y qué valor tiene a nivel cultural”, explica el investigador. 

Dentro del muestreo se preguntaban cuestiones cómo: ¿Te sientes parte de la comunidad?, ¿crees que el festival sería posible sin la música?, ¿cuál es tu estado de ánimo al escucharla? e incluso, ¿volverías a este festival? En las respuestas a estas preguntas se encuentra una revalorización de la música a nivel social y cultural que puede resultar clave: “Estudiamos una dimensión más lúdica y cultural, y vemos como, según la música que suene, se pueden generar lazos culturales, afectivos y de pertenencia a una comunidad. Desde esta parte del proyecto queremos averiguar cuánto vale la música según lo emocional”. 

Foto: AJUNTAMENT DE TORRENT

Gracias al cuestionario, la IA puede encontrar factores en común y detalles clave entre miles de respuestas de los entrevistados: “Al final, lo que hace la IA es procesar la información. Nosotros, como investigadores, tenemos que encontrar las preguntas interesantes para encontrar los datos esenciales de la encuesta. Si preguntamos algo absurdo, obtendremos respuestas inútiles. Lo que nos interesa es que los datos sean útiles y obtengamos una respuesta social sobre cómo escuchar una melodía hace que te sientas arraigado a un lugar”. 

Con las respuestas correctas y una buena cantidad de participantes, la IA entra en el juego con sus algoritmos de aprendizaje automático, que dará salida con los resultados y los datos. Este nivel de procesamiento puede resultar muy útil si tenemos en cuenta el valor terapéutico de la música. Con esta investigación se puede analizar el comportamiento humano y el bienestar en lugares que suelen provocar miedo como pueden ser la consulta del dentista o los hospitales: “Al final buscamos una relación entre la música y las personas. Hay dentistas en los que la gente entra relajada por el conjunto de música y ambiente que perciben. La idea es plasmar en datos este tipo de cuestiones de bienestar humano, y con los algoritmos correspondientes y gracias a la IA podremos sacar conclusiones esenciales para todo el mundo”, explica el investigador.

De esta manera, si se ve que en Holanda funciona un tipo de música para que los pacientes estén calmados, hay una alta probabilidad de que esta misma funcione en otros países, haciendo más llevadera la visita al doctor y trasladando esto en una mejora del uso del sistema sanitario: “Una de las pruebas que queremos hacer es en temas de oncología pediátrica. Nos gustaría saber si en función de la música que esté sonando se pueda incidir en la tranquilidad de las personas afectadas. Al final buscamos que la música que se pone en determinados contextos permita que haya efectos de comportamiento que incidan en el bienestar”. 

Junto a la parte de la investigación referida a lo sanitario, resalta también la monetaria: la que opera en supermercados y comercios. Pastor explica que las grandes multinacionales tienen un gran interés en saber cuál es el valor real de la música que ponen. Más cuando, en según qué casos, la música puede influir en las compras de los clientes: “Podemos ayudar a que la música promocione un tipo de ventas concreto. Al final, es una estrategia que vamos a poder medir gracias a respuestas reales. Esta es la relación de negocio más difícil de definir, pero al igual que la música funciona en el médico, puede hacerlo en una gran multinacional”. 

Aún en fase de obtener los resultados de este proyecto, Pastor explica que resulta clave que se haya aplicado una investigación científica para conocer una parte de la música que, de primeras, pudiera parecer más abstracta: “Todos sabemos que la música es esencial en nuestras vidas, y cuando oímos música que nos gusta, estamos a un mejor nivel de bienestar. Nunca ha habido estudios desde el punto de vista de la inteligencia artificial, y darle un sustrato científico a esto puede resultar clave”.

Foto: KIKE TABERNER

De esta manera, y tras ver como ha funcionado la primera fase de la investigación en Torrent, esperan que de aquí a menos de tres años la música cuente con un valor añadido con el que calmar a los pacientes, potenciar el baile en las fiestas populares e incluso hacer que se añada algún producto de más en el carrito de la compra. Antes de que suene en nuestros auriculares All I Want For Christmas Is You en el invierno de 2026 este proyecto pretende revalorizar la música en todas sus vertientes y averiguar cómo emplearla para generar nuevas emociones, algunas de ellas sin ningún coste.

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