MADRID. En un contexto de gran incertidumbre macroeconómica como consecuencia de los problemas en la cadena global de suministro, la retirada de estímulos monetarios, una inflación que parece haberse convertido en estructural tras la fuerte presión alcista de productos energéticos y materias primas, y sin saber qué impacto tendrá la nueva ola covid en el tejido empresarial y el mercado laboral, existen sectores que aún presentan perspectivas de crecimiento sólidas. Ese es el caso de las energías limpias, impulsadas por los ambiciosos planes de descarbonización y electrificación que se están convirtiendo en ley en muchos países. En este entorno, Iberdrola ha dado un nuevo paso al frente; la compañía presidida por Ignacio Galán continúa mostrando que tiene planes de crecimiento sólidos y estructurados.
En menos de un mes, Iberdrola ha dado un golpe de autoridad para afianzar un modelo de crecimiento internacional exitoso que le reportará ingresos estables a medio y largo plazo en una vasta geografía, a la vez que reduce considerablemente su perfil de riesgo. Ha resultado vencedora de la subasta de áreas de desarrollo eólico marino en Escocia, habiéndose adjudicado 7.000 MW, en tres proyectos, dos de los cuales, con tecnología flotante, junto con Shell. Ha deslindado sus desarrollos conjuntos en eólica marina en Estados Unidos y se ha hecho con el mayor proyecto adjudicado por la compañía hasta la fecha. Ha profundizado en su estrategia de expansión al continente asiático con la vista puesta en la próxima década, abordando con inteligencia la entrada en un nuevo mercado asiático, Filipinas, que se encuentra en la infancia de su transición energética. Se ha convertido en el mayor promotor de energía fotovoltaica en el Reino Unido. Construye la mayor línea de transmisión eléctrica en Brasil y ensancha la vertiente tecnológica de su actividad en Australia.
Pocas compañías del Ibex 35 han empezado 2022 con la pujanza de Iberdrola. La empresa ha apostado fuerte por un modelo de negocio centrado en su principal actividad, la generación y distribución de energía limpia, invirtiendo en proyectos renovables, en redes inteligentes, almacenamiento de energía y productos para cubrir las necesidades de un cliente cada vez más digital y exigente. Clave del éxito de la compañía ha sido la disposición a competir en otros mercados, adaptándose a marcos regulatorios muy diversos, consciente de la importancia de ser especialista en un sector, la electricidad, que hasta hace poco muchos analistas calificaban de maduro y obsoleto pero que ahora todos coinciden en ver como gran palanca de crecimiento al proporcionar soluciones contrastadas y eficientes a los grandes retos para la sostenibilidad del planeta.
Iberdrola se ha convertido en una de las compañías eléctricas más competitivas a nivel global. Ha duplicado su cartera de proyectos en los últimos 18 meses en un segmento, la energía eólica marina, de alto crecimiento y está ejecutando sus inversiones en energías renovables por delante de los objetivos de su plan estratégico, con tasas de retorno atractivas. Además, sus inversiones en redes de transporte y distribución continúan creciendo en todos sus mercados. Estas infraestructuras serán imprescindibles para hacer llegar la energía renovable a los usuarios y para permitir a estos, a través de la digitalización, una proactividad y capacidad de elección cada vez mayores.
La presión de inversores, instituciones financieras y otros grupos de interés ha conseguido que varias petroleras, como Shell y Total, vayan asumiendo cada vez más su responsabilidad por el calentamiento global, abracen la transición energética y fijen objetivos para la reducción de sus emisiones, aunque no tan ambiciosos como sería deseable. Iberdrola, consciente de la necesidad de establecer alianzas para lograr la plena descarbonización, se ha abierto a alcanzar acuerdos con muchas de estas compañías que participan ya en proyectos internacionales para poner en marcha nuevas infraestructuras de energía limpia y descarbonizar sus actividades, algo impensable hace tan solo cinco años.
El sector offshore no para de traer buenas noticias para la compañía. Recientemente se ha adjudicado 7.000 de energía eólica marina en Escocia, en la mayor licitación llevada a cabo hasta la fecha por el organismo de la corona, Crown Estate Scotland, incluyendo el desarrollo de dos proyectos a gran escala con tecnología flotante, en alianza con Shell. También cerró la toma de control de la cartera de eólica marina que compartía con CIP en Estados Unidos, más de 2.000 megavatios (MW) de capacidad que la convierten en una de las mayores promotoras de esta tecnología en todo el mundo. El pacto entre los socios significa que Iberdrola se hace con la propiedad total de Commonwealth Wind, proyecto seleccionado a finales del año pasado para suministrar energía a las compañías eléctricas de Massachusetts. Con 1.232 megavatios (MW), se trata de la mayor instalación eólica marina de la costa este del país, creará 11.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo a lo largo de su vida útil y generará energía suficiente para abastecer a 750.000 hogares al año. La compañía española también obtiene en el reparto la propiedad en exclusiva de Park City Wind, un proyecto marino ya en construcción que, con sus 804 MW, cubrirá el 14% de la demanda de electricidad del estado de Connecticut y evitará la emisión de más de 25 millones de toneladas de CO2.
El lunes día 10 de enero, el primer ministro de Irlanda inauguró las nuevas oficinas de Iberdrola en Cork, desde donde desarrollará tres proyectos eólico-marinos con una capacidad total de 3 GW que generarán suficiente electricidad verde para abastecer a 2,6 millones de hogares irlandeses. Además, ha decidido ampliar su negocio offshore en Asia, donde ya está presente en otros países como Japón, entrando en Filipinas, un mercado con enorme potencial de crecimiento donde se ha asegurado la opción de entrar en cinco proyectos de tecnología marina con una capacidad conjunta de hasta 3,5 GW, y desarrolla una cartera de proyectos de unos 37 GW, aproximadamente, en el Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Francia, Polonia, Suecia, Noruega, Taiwán, Japón, Corea y Brasil.
Otro país importante para Iberdrola es Brasil, donde su filial Neoenergia es líder en distribución y transporte de energía eléctrica, además de en energía hidroeléctrica, eólica y fotovoltaica. En los últimos días ha puesto en marcha el proyecto Jalapão, su mayor línea de transmisión en el mundo, con casi 730 kilómetros en el nordeste del país, recorriendo cuatro estados: Tocantins, Maranhão, Piauí y Bahía.
Por último, Iberdrola se ha convertido en el mayor promotor de energía solar en el Reino Unido tras la adquisición de diecisiete proyectos que suman una capacidad conjunta de más de 800 MW. Las plantas fotovoltaicas, repartidas por el centro de Inglaterra, el sur de Gales y el norte de Escocia, se encuentran en avanzado estado de desarrollo y entrarán en operación antes de 2025 con inversiones que alcanzarán los 500 millones de libras (unos 600 millones de euros). Está previsto que suministren energía suficiente para cubrir las necesidades anuales de unos 220.000 hogares.
Para hacer realidad sus ambiciosos planes y reforzar todas sus áreas de negocio, tan solo en el año 2021 la compañía contrató a 5.600 nuevos profesionales de los cuales un 36% son menores de 30 años.
Persiste, pues, la trayectoria y el impulso con los que la empresa cerró la última quincena de 2021 cuando en menos de 24 horas sacó adelante tres operaciones, en Estados Unidos, Brasil y Australia, que le permitirán continuar aumentando su capacidad de energías renovables, sus redes de transmisión y las soluciones inteligentes para sus clientes.