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el viaje de kateryna para rescatar familias y llevarlas a españa

Desde Murcia hasta la frontera de Ucrania: "Oíamos los bombardeos y se me ponían los pelos de punta"

9/03/2022 - 

MURCIA. "Ha sido un viaje muy duro, oíamos disparos y bombardeos a los lejos y se me ponían los pelos de punta". Estas son las palabras de Kateryna, una mujer ucraniana que ha viajado desde la Región hasta la frontera de Moldavia con Ucrania.

La trágica situación que viven miles y miles de familias en las ciudades afectadas por el conflicto con Rusia, asediadas por el Ejército, ha despertado acciones de solidaridad en todo el planeta. Mientras la crueldad de la guerra no cesa, Kateryna ha viajado desde su residencia en Murcia a los límites fronterizos de Moldavia con Ucrania con el propósito de salvar vidas.

Kateryna y dos compañeros de la empresa en la que trabaja, Tir Viviendas, emprendieron un duro y largo viaje en su coche con un claro objetivo: ayudar a las familias ucranianas atrapadas en la frontera. Ella relata a Murcia Plaza que ha sido una de las experiencias más difíciles de su vida: "Vimos que muchas familias morían en las carreteras intentando huir de la guerra que se está viviendo en el país". 

Estas familias jamás imaginarían que una vez pasada la frontera por Rumanía iban a morir. La mala situación de las carreteras, junto a las bajas temperaturas de Rumanía, provocó que muchos ucranianos sufrieran accidentes. "Las mujeres estaban cansadas de conducir y no se conocían las carreteras", comenta Kateryna

En su travesía, Kateryna nos explica que la mayoría de los países por los que pasaban mostraban solidaridad hacia el pueblo ucraniano. Pero no todo fueron facilidades. También hubo momentos hostiles: "En Hungría no querían calentar el agua para el biberón de uno de los niños que llevábamos".

Por suerte, esta difícil aventura tiene un final feliz. El camping Villasol, en Benidorm, será el refugio para estas tres familias que Kateryna ha podido traer a España. Además, los actos solidarios hacia el pueblo ucraniano no cesan, y el hotel Don Pancho, también en Benidorm, lleva comida tres veces al día a estas familias. La solidaridad de los voluntarios mejora la complicada situación a la que tienen que enfrentarse ahora los ucranianos.

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