CARTAGENA. A la escritora oscense y cartagenera de adopción Ana Ballabriga su padre le contaba cuando era niña muchas historias de su pueblo, Candasnos. Una de ellas tuvo lugar en la balsa de agua potable de la pequeña localidad, donde una noche se empezaron a escuchar unos ruidos extraños que alarmaron a los vecinos. Hubo uno, de fuerte complexión, que quiso incluso ir a enfrentarse con el monstruo que allí se escondía. Esta historia se quedó dormida hasta que la autora la ha despertado en la última novela que ha escrito a cuatro manos con el cartagenero David Zaplana -llevan haciéndolo 20 años-, titulada La ley del hambre (editorial Contraluz), una obra de misterio con toques de thriller y hasta de novela histórica que lleva escasamente un mes en las librerías.
Como suele hacer esta pareja de escritores afincados en Cartagena y ganadores del Certamen de Novela Negra Auguste Dupin en 2022, se trata de una novela coral -"con historias diferentes en las que nos camuflamos, resultando más enriquecedor el conjunto"-, en la que tres personajes "con conflictos interiores" se enfrentan con un destino que está relacionado. Así, la novela desgrana tres relatos ambientados en distintos tiempos que confluyen en Candasnos. "Nos hemos inspirados en algunos hechos reales, pero lo que se cuenta es ficción", aclara la autora, que aunque le pregunta de vez en cuando a su madre, no sabe el impacto que ha podido causar en la población ser protagonista de esta novela.
La ley del hambre cuenta, por un lado, cómo en una noche de tormenta, un animal monstruoso emerge de la balsa de Candasnos y deja tras de sí un brazo humano. El guardia civil Caín Álvarez inicia la investigación para descubrir quién es la víctima y a qué tipo de monstruo se enfrentan. Por otro lado, en Barcelona, Vera es despedida del periódico por publicar un artículo donde denuncia las malas praxis de una empresa de semillas, pero en vez de renunciar viaja al pueblo donde se encuentra esta fábrica. Y, en tercer lugar, aunque cuarenta años atrás, Calixta, una joven sirvienta, es violada por su marido en la noche de bodas e inicia una nueva vida en Barcelona, pero una maldición parece perseguirla desde que vio algo terrible en la casa donde trabajaba.
"Queremos contar historias que resulten interesantes, adictiva, con las que te lo pases bien leyendo... porque la literatura también se puede plantear como un juego. Nuestra vocación es entretener", asegura Ana, la mitad de este dúo literario que para esta novela ha trasladado la ficción a su pueblo natal para contar una historia que ha tardado más de seis años en ver la luz. "Esta novela nace del amor de mi padre por mi pueblo y por la tierra. David y yo teníamos claro que queríamos escribir sobre Candasnos, pero hemos tardado en dar con la historia. Con Cartagena no me costó nada. Llegué hace 20 años y me fascinó la ciudad; era un lugar para descubrir y escribir de él. Este ha sido un proceso diferente para mí".
En este caso, "se trata de una novela de misterio con diversos crímenes que hay que resolver y giros inesperados. Las tramas de los personajes tienen mucha importancia, incluso tramas familiares que transcurren durante varias generaciones. Además, es un libro instructivo porque hay cuestiones históricas durante la Guerra Civil, la Postguerra, sobre los anarquistas, sobre los espectáculos de Revista en El Molino de Barcelona… y también muchos temas medioambientales", apuntan. Y es que en esas historias hiladas por Ana Ballabriga y David Zaplana en La ley del hambre subyacen temas como el del conflicto de clase, la lucha de las mujeres por su independencia y la agricultura, en concreto el de las patentes de semillas que crean auténticos monopolios, obligando a comprarlas cada año, recuerda Ana.
Para llegar a escribir una novela como esta, la escritora explica que primero encuentran una idea, "una chispa", sobre la que se ponen a trabajar para establecer la trama y el tema, que determinarán el tipo de lenguaje que utilizarán. "Es un todo", asegura, al tiempo que añade que cuentan "con total libertad para crear", al margen de modas o injerencias editoriales.
Ana Ballabriga , quien señala que "cada vez vamos afinando más nuestra voz como autor", asegura que escribir a cuatro manos con David Zaplana es "un acto de confianza". "Tienes en tanta consideración el criterio del otro que puede hacer que te replantees una idea. Todo pasa por un primer filtro de una persona en la que confías y con la que compartes un criterio y un sistema de valores, aunque luego se sea muy diferente".
"Esperamos que el lector quede exhausto y satisfecho, y con la sensación de haber vivido una gran aventura en una novela bien construida", dicen desear con su última novela.
Ana Ballabriga y David Zaplana se conocieron en Valencia, cuando él estudiaba Ingeniería de Telecomunicaciones y ella Psicología. Pronto descubrieron que compartían el placer de la lectura y de la escritura, y en esa época comenzaron a hilvanar su primera novela. Tras recibir algunos premios por relatos, en 2007 se editó Tras el sol de Cartagena y en 2010 Morbo gótico. En 2016 ganaron el Premio Literario de Amazon con su novela Ningún escocés verdadero, en 2018 publicaron La paradoja del bibliotecario ciego, en 2021 el thriller de aventuras La profecía del desierto, y en 2022 El deseo eterno, obra ganadora del Certamen de Novela Negra Auguste Dupin.