MURCIA. Hace ocho años la escritora, periodista y editora Sabina Urraca asistió a un festival en Sangonera La Seca con unos amigos. A la vuelta se encontraron con una perra en la carretera, a la que la autora adoptó y a la que puso de nombre... 'Murcia'. Pues bien, es la primera vez que Sabina Urraca -donostiarra de nacimiento, tinerfeña de adopción y residente en Madrid- viene a Murcia con su perra 'Murcia', que mucho tiene que ver con el origen de la novela que va a presentar: El Celo (Alfaguara). Aunque hay que aclarar ya, desde el principio, que ni ella ni su perra son las protagonistas de la novela, que tendrá una doble presentación en la Región. Será, por un lado, en la librería Futuro Imperfecto de Lorca, este viernes (a las 19.00 horas); y, por otro, en el recién nacido festival de literatura feminista Demoleer, este sábado (18.15 horas) en la Biblioteca Regional de Murcia.
Decíamos que la perra Murcia tiene que ver en esta historia porque fue durante los paseos con ella cuando la autora empezó a 'robar' escenas y conversaciones de otros dueños de perros para esta historia, aunque luego esta tomase sus propios derroteros y terminase abordando muchos temas, que van desde los malos tratos -y en definitiva, la domesticación a mujeres- a la animalidad del deseo o a la tradición de contar historias. Eso sí, desde el punto de vista de distintas representantes del género femenino, desde la Humana y la Perra (las protagonistas) a otros personajes fundamentales como la Abuela o las compañeras de terapia. Contado con una prosa que golpea al lector, a veces cruda, en la que abundan comparaciones impensanbles (hasta ese momento) y que conducen a sumergirse en el interior de los personajes, que es donde ocurren las cosas.
"El Celo es sobre todo la historia de una maldición, la que pesa sobre la Humana, que es la protagonista. Es una historia sobre la domesticación que ha vivido en el pasado y que ella se niega a perpetrar sobre la Perra, a la que encuentra y adopta. También es la domesticación de un montón de mujeres que aparecen en la novela. Todos los personajes de la novela, incluida la Perra, han vivido o van a vivir una domesticación o están domesticándose", explica Sabina Urraca a Murcia Plaza durante una entrevista telefónica.
El punto de partida de la novela -la cuarta de la autora de Las Niñas prodigio , Soñó con la chica que robaba un caballo y Cha-cha-chá- es, como indica el título, "el celo de la perra que encuentra abandonada la Humana, pero mi intención no era referirme solo a esa época reproductiva de los perros, sino que en el libro lo hago extensible a todo: desde la pulsión romántica a la capacidad de destruir nuestra vida por impulsos animales. De lo que hablo con el celo es de la animalidad de los humanos", apunta Sabina Urraca.
Otro tema importante del libro -añade- "son los cuentos, cómo nos los cuentan o contamos, cómo nos creemos las cosas… Ese es el punto más en común que tengo con la Humana. Porque yo no estoy ni bautizada, pero si tuviera que tener una religión sería la de las historias que me cuenta la gente. Es lo más parecido que yo tengo a una religión, a una devoción por un concepto, por algo. Porque yo siento que más que escritora y editora, a mí lo que más me apasiona es que me cuenten historias y contarlas yo; también oralmente".
Por esa razón, la escritora explica que "quise trasladar esa parte tan importante de mi vida a la Humana, porque era muy importante en su proceso, en cómo ella había recibido todos esos cuentos por parte de su abuela y cómo de alguna forma había integrado en su propia vida la estructura del cuento clásico, del cuento terrible y lleno de brujos y maldiciones".
En El Celo se va descubriendo poco a poco el por qué de las heridas, de los miedos y de las huidas. E, incluso, con algún personaje no se llegará a saber nunca. Es el caso de la Abuela -que con su enfermedad del olvido construye una realidad fantástica- y de su hermana. "Son mujeres que han vivido algo, pero no se llega a saber en el libro, como nos ocurre con muchos de nuestros antepasados. El trauma para ellos era algo inexistente, era un tropiezo en la vida y la vida era supervivencia. Ahora vamos a terapia, hablamos las cosas, pero en generaciones anteriores no se contemplaba. La enfermedad del olvido de la abuela y la pérdida de voz de la tía Quina, sin capacidad para contar un recuerdo que no las deja vivir, está en contraposición con las mujeres del grupo de terapia, que están jodidas, pero hablan constantemente de lo que les ha pasado".
Sabina Urraca asegura que "sería idiota si no utilizara algunas cosas que la vida me pone delante para construir mis ficciones. Y al mismo tiempo sería idiota si no usara la capacidad de ficcionar y la fantasía para generar la historia redonda que necesito. Cuando estoy escribiendo una ficción siempre surge algo, una escena en la calle o algo que me contaron, que pienso esto lo tengo que meter". "Ahora lo llaman autoficción, pero se ha hecho desde siempre", afirma la escritora recordando las novelas de Salinger plagadas de datos autobiográficos. "Seguro que a él nunca le hablaron de autoficción", apostilla.
Sobre los recursos que le sirve la vida, añade: "Es como si tienes que construir una chabola con un montón de material que vas encontrando, que vas inventando y piezas que vas fabricando; lo importante al final es que la chabola quede bien y te proteja". Eso sí, sus amigos están avisados y a algunos de ellos les consulta previamente, por lo que no les pilla de sorpresa.
El Celo es, también, un libro de emociones. De hecho, la autora siempre piensa que sus obras "son muy difíciles de llevar al audiovisual, aunque ha habido intentos y propuestas. Porque casi todo suceden dentro de los personajes". Unos personajes con los que será difícil no compartir algo en algún momento, aunque su creadora lo deja muy claro: "Yo no escribo con la intención de que nadie se identifique y tampoco escribo con la intención de reflejar a la mujer. Es un libro sobre la Humana, que es un personaje concreto y que ni siquiera soy yo. Hay muchas cosas que hace la Humana que yo jamás haría; o cosas que piensa que yo nunca pensaría".
"No me parece un libro representativo de nada. Incluso en el grupo de terapia de mujeres no es un retrato de nada; para mí no son un grupo de mujeres maltratadas, son la Vieja, Mecha y Wendy", añade, insistiendo en que "he escrito un libro sobre unos personajes, pero no una representación del mundo". Porque, además, "la identificación en la literatura no me interesa especialmente. Yo quiero leer sobre personajes que no sean yo", apunta.
Como curiosidad, comenta que algunos hombres que han leído la novela "la han percibido como una historia de terror. Puede ser que para los hombres resulte más como una ficción, como un cuento de terror, y para las mujeres, como algunos de esos terrores los han vivido, no les parece una ficción extraña, extranjera".
Sabina Urraca viajará a la Región con su perra Murcia -con la que desde el principio estableció un vínculo muy fuerte, no como la Humana- para charlar con los lectores lorquinos y con los asistentes a la primera edición del festival Demoleer en Murcia sobre El Celo, una novela descarnada y llena de delicadeza al mismo tiempo, fruto de siete años de anotaciones 'robadas' a la vida' y de la capacidad de ficcionar de una autora cuya voz no se parece a ninguna otra.