MURCIA. El congreso del PP estaba llamado a erigirse en un punto de inflexión. Los populares se encaminaban a sellar ese momento en el que un partido se rearma, cierra filas y se lanza decidido hacia la carrera electoral. Todo estaba listo para ello: la fiesta, el escenario, la gente, el mensaje, la visita de los líderes nacionales y, por supuesto, la candidatura única. Pero el plantón en forma de ausencia de la que iba a ser la alternativa a Fernando López Miras y el anuncio de impugnación de otro de sus posibles adversaros dieron al traste con este feliz propósito del PP.
Si hubo un momento en el que parecía que López Miras iba a lograr un poco de paz en esta atormentada legislatura era su reelección, aclamada por el 97% de la militancia y con el plácet del aparato y la bendición de Génova. Pero ni por esas. De nuevo, un contratiempo. La alcaldesa de Archena, Patricia Fernández, escenificó con su ausencia su rechazo a la propuesta del líder. Miras y Patricia apuraron hasta el último segundo en busca de un acuerdo de unidad que estuvo a punto de firmarse, pero no se hizo, como así revelan los mensajes intercambiados entre ambos y publicados por el diario La Opinión.
El choque ha generado un cierto malestar interno entre la formación, cuyos integrantes no comprenden que la lucha fratricida se mantenga cuando ya quedan menos de diez meses para las elecciones de 2023. Desde los sectores afines a Miras (que son los más numerosos) no entienden cómo Fernández exige tanto peso en la ejecutiva frente a un candidato que reunió más de 5.300 avales. "Esos titulares de la Ayuso murciana le han hecho subirse demasiado", aseguran. "La han endiosado sus cuatro seguidores incondicionales", afirman en fueros internos. Desde Archena, en cambio, lamentan el incumplimiento del presidente y esgrimen que faltó a su promesa cuando le dijo a la regidora archenera: "Mi compromiso es integrar a quien quieras y donde quieras". La contienda, como sucede en estos casos, se libra entre bambalinas.
El malestar es evidente cuando estos roces saltan a la luz en un partido habituado a la disciplina. Ya lo tuvo que ver muy claro Manuel Durán cuando todo un ex concejal de Murcia y ex alto cargo de la Comunidad incendió el inicio del congreso al anunciar su impugnación entre denuncias de incumplimientos en la integración. La imagen de unidad sin fisuras que el PP quería proyectar se esfumó en ese preciso instante.
Sus adversarios políticos, por lo pronto, han aprovechado esta coyuntura para arremeter con Miras, a quien acusan de no tener palabra. Vox sugiere que este capítulo puede condicionar a la hora de futuros pactos mientras que el PSOE reseñaba que "este engaño no puede sorprender". Incluso desde Ciudadanos aprovecharon para tirar de vendetta e invitar a sumarse a su partido "a los decepcionados por la política de engaños de López Miras", invocando aquellos tiempos de García Egea en los buscaba atraer a dirigentes naranjas.
Así las cosas, López Miras acumula deberes para este verano, ya que la fisura no puede demorarse por más tiempo. El puzle se tiene que resolver. La instrucción de Génova fue clara: unidad, sin enfrentamientos. El líder regional del PP, que llegó al congreso sabiendo que no había acuerdo, se guardó la bala de las vacantes en la ejecutiva. Pero no resulta suficiente, a tenor de la respuesta de Patricia. Marcos Ortuño, una de las personas de confianza del presidente en el Gobierno, se apresuró a decir que la oferta de integración se mantiene vigente, "intacta". La alcaldesa archenera, por cierto, guarda silencio públicamente. Ni una sola palabra.