MURCIA. La guerra de guerrillas que se llevaba desarrollando desde que se inició la legislatura en el Ayuntamiento de Murcia tiene un claro ganador: el portavoz de Ciudadanos, Mario Gómez. Su pacto con los populares que daba la Alcaldía a Ballesta ya surgió viciado el 14 de junio de 2019, un día antes de la constitución del equipo de Gobierno del Consistorio, cuando el líder de la formación naranja lo rompió para salvarlo in extremis unas horas después.
Desde ese momento los desencuentros han sido continuos y desembocaron en continuos enfrentamientos verbales, acusaciones mutuas e incluso denuncias cruzadas en los juzgados. Estos 21 meses habían convertido las relaciones entre populares y naranjas en un tenso campo de minas que ha terminado estallando a favor de Gómez. Y es que su partido y el PSOE han dado un paso más y han conseguido el apoyo de Podemos para la moción de censura que hará que Ballesta deje de ser el alcalde de Murcia y acabar así con 26 años de Gobierno del PP en la capital.
Las tensiones entre Ciudadanos y el PP sufrieron el golpe que a la postre sería definitivo con el encontronazo por la vacunación fuera de protocolo del hasta hace dos días concejal de Salud, Felipe Coello, quien se mantuvo en el cargo más de mes y medio después de que saltase el escándalo, haciendo caso omiso a las peticiones de dimisión por parte del propio Gómez e incluso de la coordinadora autonómica de Cs, Ana Martínez Vidal.
Pero los desencuentros llegaron a su culmen la semana pasada, tras la denuncia de los populares contra el líder naranja por los presuntos delitos de infidelidad en la custodia de documentos y violación de secretos, que fue la respuesta a la investigación de los contratos del Consistorio a instancias de una denuncia de Gómez por posibles ilegalidades en la adjudicación de contratos por parte de sus socios de Gobierno. Según la propia Martínez Vidal, este fue el detonante que ha desembocado en la doble moción de censura.
Pero a nivel local, las relaciones entre los dos socios de Gobierno en el Consistorio en el que Gómez dirige la Comisión Especial de Vigilancia de la Contratación y antes de la denuncia, ya amenazaba con mirar con lupa cualquier paso que se daba y los contratos firmados y por firmar, lo que llevó a funcionarios y a los ediles 'populares' a asegurar en más de una ocasión que se estaba bloqueando el normal desarrollo de las concejalías.
Finalmente ha sido Mario Gómez el que ha vencido en el tablero de ajedrez en que se había convertido el frágil pacto de Gobierno que llevó a Ballesta a la Alcaldía, de la que presumiblemente saldrá dentro de 10 días
La tensión ya se desbordó hace unos meses, cuando un jefe de servicio del Consistorio llegó a denunciar a Gómez por presunto acoso laboral y humillaciones. Una circunstancia que además llegaba después de que saliese a la luz un vídeo del líder naranja en el que se dirigía con un tono despectivo a los ediles del PP, Felipe Coello y Pilar Torres, en el que les decía en una reunión telemática que "si te gusta, bien, y si no, te la envainas". Ésa fue solo uno de los múltiples encontronazos que se han dado en apenas 21 meses de Gobierno.
Cuando todo parecía en contra de Mario Gómez tras la dimisión de Felipe Coello y sólo un par de días después de un acto público en el que todos los ediles del PP en Murcia llegaban a unirse contra el portavoz local de Cs y aseguraban que era el problema a la gobernabilidad, el primer teniente de alcalde y concejal de Fomento le ha dado la vuelta a la situación.
Finalmente ha sido Mario Gómez el que ha vencido en el tablero de ajedrez en que se había convertido el frágil pacto de Gobierno que llevó a Ballesta a la Alcaldía, de la que presumiblemente saldrá dentro de 10 días. Y es que el 20 de marzo parece ser la fecha en la que se celebrará el Pleno para la moción de censura. El portavoz del PSOE, José Antonio Serrano, será el próximo alcalde de Murcia si nada se tuerce.
Pero el portavoz municipal de CS ya avisa a Serrano y le recuerda que al igual que le espetó a Ballesta que su pacto de gobierno en esta legislatura no era "un cheque en blanco", apoyar la moción de censura "no es un regalo, sino una responsabilidad".