MURCIA. Los problemas físicos están siendo un serio hándicap para Carlos Alcaraz Garfia en la presente temporada, igual que lo fueron en el tramo final del pasado curso, y la prueba de ello es que después de perderse la Copa de Maestros y la Final a Ocho de la Copa Davis en noviembre de 2022 por lesión otras molestias le apartaron del Abierto de Australia y algunas más le acompañaron en tres de las cuatro derrotas que lleva encajadas este año.
Alcaraz cayó en las semifinales de Roland Garros ante el serbio Novak Djokovic por 3-6, 6-3, 1-6 y 1-6 en un encuentro que estaba igualado a un set y a un juego en el tercero cuando unos inoportunos calambres dejaron al murciano prácticamente fuera de combate. Aunque siguió en la pista lo cierto es que a partir de entonces encajó 11 juegos y sólo sumó uno y lo hizo cuando su rival ya vencía por 0-5 en el cuarto y definitivo parcial.
"Me sentí paralizado y acalambrado por la tensión y es una pena acabar así el torneo. En todo caso, es una buena lección para el futuro", señaló el de El Palmar, quien admitió también que "nunca sentí una tensión así y Novak, que está muy acostumbrado a verse en estas situaciones, lo supo manejar mucho mejor, aunque yo no me retiré porque en el cuarto set pensé que podía tener un 1% de posibilidades y tenía que tratar de explotarlo".
No se trata, por lo tanto, de una lesión grave pero lo cierto es que los problemas de tipo físico siguen jugándole malas pasadas al que todavía es el número 1 del mundo, condición que perderá si Djokovic vence al noruego Casper Ruud en la final de este domingo en la pista Philippe Chatrier de París.
Cabe recordar que el tenista de palmareño, actualmente de 20 años, sufrió un desgarro en la musculatura oblicua interna de la pared lateral abdominal izquierda durante el partido que no pudo acabar el 4 de noviembre frente al danés Holger Rune en los cuartos de final del Masters 1.000 de París Bercy. El pupilo de Juan Carlos Ferrero se retiró cuando había perdido el primer set por 3-6 y disputaba el tie break del segundo, en el que iba 1-3 abajo después del 6-6 que dio lugar a esa muerte súbita.
Después de haber superado esa lesión, que le impidió estar en la ATP Finals de Turín y en la F8 de la Davis en Marbella, y cuando ya apuraba su preparación para comenzar 2023 en Australia padeció otra lesión. Fue durante un entrenamiento el 6 de enero, día en el que se lesionó en el músculo semimembranoso de la pierna derecha, lo cual le tuvo de baja hasta mediados de febrero. Reapareció tres meses y medio después en el ATP 250 de Buenos Aires, torneo que ganaría en la capital de Argentina.
La semana siguiente, en la final del ATP 500 de Río de Janeiro, en Brasil, se resintió de las molestias en su muslo derecho y eso le llevó a perder ante el británico Cameron Norrie por 7-5, 4-6 y 5-7 y jugando lastrado desde la parte final de la segunda manga.
Posteriormente, Alcaraz se impuso en Estados Unidos en el Masters 1.000 de Indian Wells para luego caer en las semifinales del de Miami frente al italiano Jannik Sinner por 7-6 (4), 4-6 y 2-6. Como este viernes, unos calambres que aparecieron en el tercer y último set, frenaron la progresión del murciano, que volvería a competir a muy bien nivel y así se llevó los títulos en el ATP 500 de Barcelona y en el Masters 1.000 de Madrid.
El bagaje actual de Alcaraz esta temporada, contabilizando la derrota ante Djokovic, es de 35 partidos ganados y cuatro perdidos.
El único de sus tropiezos en el que no influyó su propia merma física fue el más inesperado, en concreto el encajado en la tercera ronda del Masters 1.000 de Roma ante el húngaro Fabian Marozsan, que el ganó por 3-6 y 6-7 (4).