MURCIA. Me llamo Francisca y estudié medicina por vocación. El primer médico en mi familia, salida de la mina y de las fábricas. Un orgullo para mis padres y todo eso. Me especialicé en Medicina de Familia por la cercanía a los pacientes que me ofrecía y acabé en Urgencias, que era donde había trabajo. Y me gustó. Voy a cumplir 52 años; 18 de ellos los he trabajados en Murcia, los ocho últimos en el Hospital Reina Sofia.
Siempre Urgencias. Turnos duros: 24h, 17h, 14h. Te acostumbras a trabajar festivos, desaparecen los domingos, los puentes, la Navidad o la Semana Santa; eres la ausente en celebraciones familiares y si no tienes cuidado, en tu familia también; tus hijos crecen y tus padres se hacen mayores sin ti; tu marido resuelve sin esperarte. Y hay momentos que parece que siempre estás cansada.
2008, la crisis y los recortes. Nos dieron de lleno y yo me sentí muy afortunada por poder trabajar. 2020, llegó la covid-19 y nos pilló faltos de protección y de personal. Doblábamos turnos, casi sin dormir, atendías gente que llegaba ahogándose sin poder protegerte. Algunos compañeros caían. Los aplausos a las ocho en los balcones. El miedo... Y seguíamos.
"Los derechos suprimidos de forma excepcional, que todos entendimos como necesario, están costando recuperarlos"
Acabó la emergencia sanitaria pero no mejoró nuestra situación laboral. Los derechos suprimidos de forma excepcional, que todos entendimos como necesario, están costando recuperarlos. No éramos bastantes en las campañas de la gripe. Tampoco durante el verano. Con verdaderos prodigios de ingeniería matemática con cuatro, dos o seis contratos de sustitución, se daban vacaciones a servicios de treinta personas. La realidad es que doblábamos turnos para poder compartir las vacaciones con nuestras familias. Y seguimos perdiendo derechos laborales, nos denegaban permisos sin sueldo, o los seis días de libre disposición al año. Y la gerencia ahorraba en personal. "No encuentro médicos", decían. Pero a los que encontraban les ofrecían unos contratos tan precarios que no duraban. Y claro, cambiaban de hospital, que no de región.
La realidad es que 'producir' un médico cuesta unos diez años. Y requiere de una inversión en estructuras públicas (universidad pública) que no está muy de moda entre los políticos actuales que manejan los presupuestos. Y tras pasarse la adolescencia estudiando, sólo las mejores notas acceden a la facultad, y luego siguen estudiando para conseguir una plaza de formación en el MIR. Y aquellos que ven las condiciones en que luego les ofertarán trabajo (empiezan a los 24 años o más), a poco que puedan evitarlo no elegirán Familia y menos acabarán en Urgencias. Y aun así, algunos, más locos o más entusiastas, se esfuerzan y encima se gastan de 5.000 a 10.000 euros de sus primeros sueldos en hacer el máster de Urgencias, mientras trabajan, mientras sus familias se empiezan a acostumbrar a verles poco. Y a estos, en vez de retenerlos, ya con todos sus títulos, su ilusión y su experiencia se les ofrecen contratos de meses o peor. Ese invento de los llamados contratos de guardias donde al firmarlos te dicen que no tienes derecho a baja laboral. O ese otro de los contratos mixtos en los que sales de una guardia de hospital de 24h y sin dormir corres a pasar consulta de primaria, de médico de cabecera…
"En menos de un año en el Reina Sofía hemos perdido hasta ocho médicos jóvenes"
En menos de un año en el Reina Sofía hemos perdido hasta ocho médicos jóvenes, buenos compañeros, con ganas de trabajar y que querían quedarse. Y no están en el extranjero. Ni siquiera fuera de la Región. Alguien tomó la decisión de no cubrir las bajas; de ofrecer pésimas condiciones laborales. Y si, claro, han podido presentar óptimos resultados en el apartado de gasto en personal. Un ahorro impresionante. Y así hemos llegado al verano, o a prepararlo. De querer organizar un viaje, o alquilar una casa en la playa. Pensar en comer con los niños, pasear con tu perro e irnos al pueblo a ver a la familia.
Y ahora los jefes, los gestores, nos piden que tengamos "prudencia vacacional". Que la culpa es de la Consejería de Hacienda. O del Gobierno Central. Y nos piden que hagamos más guardias, más turnos, y modifiquemos las vacaciones. Hasta el 15 de diciembre. Los que cojan vacaciones, sin sus familias, porque estarán sus hijos escolarizados y sus parejas trabajando; y mientras, los que esperan su periodo de descanso doblando turnos, con más horas y más carga de trabajo. El verano se alarga hasta el 15 de diciembre... Se dirigen a nosotros con un estilo cada vez más impositivo. Nos sentimos coaccionados. Pero lees la prensa que el Servicio Murciano de Salud habla de diálogo y acuerdos. Bueno, el estatuto básico del empleado público también habla de preferir acuerdos, respetar convenios, poder elegir…
La realidad es que no podemos más. Que el Gobierno central es el mismo en toda España. Y los Consejeros de Salud y Hacienda los mismos para toda la Región, la mayoría de hospitales que carecen de este problema, incluyendo los de difícil cobertura.
Así, ¿qué no están haciendo bien nuestros gestores? ¿Y qué piensan hacer?
Soy María Francisca Sanz Valero, médico adjunto de Urgencias del Hospital Reina Sofía de Murcia.
El próximo martes, 30 de abril, a las 11 AM, nos concentramos en la puerta de nuestro Hospital. ¡Os esperamos!