MURCIA. El PP siempre ha sido por lo general un partido con tendencia a la disciplina. No es dado a exhibir guerras internas, tan propias de las fuerzas políticas. Las críticas, las dudas y las corrientes internas, que haberlas haylas, suelen discurrir por cauces soterrados, entre bambalinas, no a cuerpo descubierto. Este comportamiento de unidad y cierre de filas se convierte en una instrucción de obligado cumplimiento cuando se otea la proximidad de unas elecciones y especialmente cuando en el partido se siente que hay un proyecto ganador. Y esto es lo que sucede exactamente ahora: el PP regional entra en la 'operación 2023'. Esta maquinaria pasa por llevar un candidato indiscutido, un partido prieto y un mensaje unánime. ¿Qué significa esto? Que los intentos de pulso interno quedan aplacados, que Patricia Fernández debe apartar sus ambiciones y aceptar su nuevo rol y que Fernando López Miras tiene todo el plácet de la dirección nacional a cambio de que integre a su mayor opositora interna (quien, por cierto, jamás le llevó la contra en público, fiel a la tradición del PP, más allá de una entrevista a la Cadena COPE en la que deslizaba que no le gustaba la actual composición del Gobierno regional, formada por ex de Ciudadanos y ex de Vox).
El congreso, por tanto, será un paseo para Fernando López Miras. Ni siquiera habrá un sparring, pues Manuel Durán, que fue concejal de Murcia entre 2011 y 2015 y también ex director general de Emergencias en la anterior legislatura, renunció en el último instante al comprobar que López Miras y Patricia Fernández habían sellado la paz. Había reunido 160 avales (el mínimo eran 90) e incluso había convocado a la prensa, pero al filo de la hora límite dio marcha atrás. No iba a ser él quien resquebrajara la imagen de unidad que quiere proyectar el partido. Además, la derrota habría sido rotunda, pues López Miras aglutinó más de 5.300 firmas. La votación del 4 de julio, aun así, se mantiene, por lo que los más de 5.400 afiliados que tiene el partido están llamados a votar para... expresar si apoyan al candidato único o si por el contrario votan en blanco o de forma mula. Un trámite. No obstante, huelga decir también que la votación elegirá a los 800 compromisarios que acompañarán a los 200 representantes natos que en total (1.000) estarán presentes en el congreso de Murcia.
Miras arrasó en la captura de avales. Prácticamente todo el partido se ha movilizado. Logró unos 1.000 más que los apoyos que reunió el partido regional en favor de Alberto Núñez Feijóo. En aquel momento los 4.104 avales al gallego se consideraron como un respaldo contundente al presidente nacional. El dato es toda una demostración de fuerza. Pero, más que la cantidad, el termómetro del poder de Miras en el PP regional se sitúa en los principales soportes: tiene al aparato bajo su control, sin disidencias. Las principales ciudades, además, le secundan (Murcia, con José Ballesta a la espera de revalidar como candidato a la Alcaldía de Murcia; Cartagena, con la alcaldesa Noelia Arroyo; y Lorca, con Fulgencio Gil). Y la única corriente que ha alzado la voz en todo este tiempo, la que ha sonado desde Archena, ha quedado finalmente aplacada, recluida en pos de una promesa de integración en la nueva ejecutiva regional. Patricia Fernández no plantará cara a pesar del ruido que había generado su posible alternativa: meses y meses de comentarios internos, con espaldarazos incluso de la vieja guardia del partido, con titulares en medios nacionales que la bautizaron como la 'Ayuso murciana'. Al final, nada: la regidora archenera, uno de los principales activos del PP, ganadora de tres comicios municipales por mayoría absoluta, deja pasar la oportunidad. ¿Lo intentará en el futuro?
El nuevo escenario de González Adalid tiene el beneplácito de Feijóo. Nada se hace a las espaldas de Génova. Definitivamente queda enterrado el temor que surgió en el seno murciano cuando Teodoro García Egea perdió la guerra contra Isabel Díaz Ayuso y tuvo que dimitir. Los populares murcianos duraron muy poco apoyando a Casado y a su paisano Teo, entonces todopoderoso general del PP. López Miras soltó la mano de su excompañero (y todavía amigo) y emprendió su camino de proximidad hacia Feijóo, que finalmente se ha sellado, como así ha quedado demostrado. El gallego no es muy dado a experimentos. Y si tiene un candidato que acumula ya 5 años en el Gobierno, que es conocido por más del 90% de la población y que mantiene una formación enhebrada, para qué embarcarse en aventuras arriesgadas a falta de diez meses para las elecciones. En eso quiere marcar distancias con sus predecesores en Génova, más dados a controlar las baronías. Un ejemplo: su actitud con Juanma Moreno, al que esta semana calificó como un ejemplo a seguir y su promesa de no influir en las listas electorales a cambio de optar por una línea moderada, como así informó El Mundo.
Claro que la bendición al PP murciano tiene contrapartidas. Esto es política, y todo es efímero, sobre todo si no hay resultados. Y Feijóo no espera otro resultado en la Región de Murcia que una victoria contundente en las urnas. Así se lo exigió expresamente el vicesecretario nacional de Organización, Miguel Tellado, en su visita a Murcia: queremos una mayoría absoluta, vino a decir (sus palabras textuales: "Volver al 50% de los votos"). Casi nada. Un objetivo muy complicado, pese a que el PP esté en la pole de las encuestas, dada la dura competencia que tiene en la Región con Vox. Y todavía queda tiempo para la cita electoral. Todo puede pasar. Un error y sus adversarios pueden venirse arriba. El Mar Menor, que tantos quebraderos de cabeza causa, los tiene en vilo. Pero, por ahora, el partido encara la recta final justo en la posición que ellos querían, mucho mejor que en la primavera de 2019.
El siguiente movimiento de López Miras, una vez que supere el trámite de la votación, es la composición de la nueva ejecutiva. ¿Cómo integrará a Patricia? ¿Le concederá demasiado peso un líder que tiene el apoyo de 5.300 afiliados? ¿Y al resto de principales cargos? Lo cierto es que estos nombramientos generan inquietud, y hay que medir bien las sensibilidades. Un paso en falso y el rumor interno volverá. Pero, pase lo que pase, Génova ya ha activado el toque de corneta a sus huestes: tras el congreso, todos a una en pos de las elecciones, lo que le dará cierta paz interna a López Miras. Por el momento.