MURCIA. Un episodio poco recordado de nuestra ciudad es la Reconquista de la misma por el rey aragonés Jaime I 'El Conquistador'. Murcia fue protectorado de Castilla desde el año 1243, acuerdo al que accedió el rey de la taifa murciana Muhammad Ibn Hud Baha al-Dawala ante el rey castellano Fernando III, padre de Alfonso X. El acuerdo consistiría en que los mudéjares pudiesen conservar sus tierras, religión y costumbres. El pacto se truncó en 1264, cuando Al-Wathiq lideró la revuelta en la ciudad, que volvió a ser independiente.
Murcia fue recuperada dos años más tarde, tras una serie de operaciones militares que son descritas perfectamente por el cronista de Jaime I en el Llibre dels fets. En el mismo se relata, por ejemplo, la incursión a finales de 1265 de un ejército andalusí compuesto por 2.000 hombres de a pie y 800 jinetes, que venían en auxilio de los rebeldes. La noticia de este hecho, llegó a Orihuela, donde se hospedaba 'El Conquistador', de la mano de dos emisarios venidos desde Lorca. Al alba quedaron con los ricohombres en la puerta del puente, donde tras cruzarlo quedaron con el resto, y remontaron el río hasta el paraje denominado Voz Negra, donde se encontraron los dos ejércitos, batiéndose en retirada los andalusíes hacia Alhama sin llegar a la lucha.
También se describe el asedio y toma de la ciudad en el año 1266. A primeros de enero comenzó a desplazarse de nuevo desde Orihuela, y con dirección a la capital de la huerta del Segura, un ejército de unos 10.000 hombres con toda su maquinaria bélica: caballería, carros, catapultas, escalas, ingenieros para improvisación de puentes… Avanzarían por todo el valle del río Blanco y las costeras norte y sur, ocupando las fortalezas de Tabala, Verdolay, Monteagudo, Portazgo… Una vez a extramuros de la ciudad, se instalaría el campamento en el denominado Val de San Juan (posiblemente la zona que ocupa actualmente el barrio Infante D. Juan Manuel), comenzando así el asedio.
En aquellos días de enero, tras alguna escaramuza, triunfó la diplomacia, no produciéndose la tan temida y cruel lucha cuerpo a cuerpo. La plaza quedaría así rendida.
Continua la narración detallando la entrada oficial del monarca aragonés a Murcia. Se produjo el día 2 de febrero, en una fría mañana, cuando el cortejo se dirigió desde la puerta de Santa Olalla (Eulalia), por calles engalanadas para tal fin, a la nueva catedral habilitada, que sería anteriormente mezquita. Cruces altas, numeroso clero -encabezado por el obispo de Barcelona Arnaldo de Gurb y el obispo de Cartagena Fray Pedro Gallego-, estandartes, ricoshombres y maestres del temple y del hospital, infantes de Castilla y Aragón y, cómo no, el rey Jaime I. Se realizó una misa 'Salve Sancta Parens' y finalizada esta el monarca se retiraría al alcázar, su nueva estancia.
Hay que mencionar, que la intervención de don Jaime en estas acciones fue solicitada mediante una carta por su hija doña Violante de Aragón, la gran olvidada, por estar Alfonso X (su yerno) inmerso en la pacificación de Sevilla, por lo que esta fue pieza fundamental en la reconquista de Murcia. Otro apunte que merece la pena que sea conocido es que a partir de la incorporación de nuestra ciudad a la corona de Castilla comienza a fraguarse el dialecto murciano.
En Torreagüera, el primer fin de semana de febrero, se rememora esta efeméride, en un acto donde participan figurantes ataviados con trajes de época pertenecientes a la federación de moros y cristianos de Molina de Segura, Kabila Abenamar de Murcia, Mesnada Reyes Católicos de Archena, grupo El Castellar de Los Ramos y Caballeros y Damas del Stmo. Cristo del Valle. El cortejo también lo componen la agrupación musical Cristo del Valle, jinetes y amazonas de Torreagüera, así como hermandades y cofradías de la Semana Santa torreagüereña, apoyados sin paliativos, por las autoridades locales y capitalinas.
Se recrea así la considerada primera procesión de la Región de Murcia.
*Raúl Jiménez y Lorca es cronista de Torreagüera