La murciana Mari Carmen Romero, quien se ha proclamado campeona de la Unión Europea de Boxeo (EBU) en su Puerto Lumbreras natal, asegura en una entrevista a Murcia Plaza que “los sueños están para cumplirlos”
MURCIA. María del Carmen Romero Molina, nacida en Puerto Lumbreras el 1 de agosto de 1985 -tiene 34 años-, madre de dos hijos, vigilante de seguridad, profesora de boxeo y campeona de Europa de este deporte. La púgil murciana, que la madrugada del domingo ganó el título continental de la Unión Europea de Boxeo (EBU), no se pone límites: “Los sueños están para cumplirlos”, afirma esta mujer que antes fue “una niña un poco mala” -no le llaman Maribicho por capricho, tal y como indica a Murcia Plaza- y a la que está claro que no le quitaban el bocadillo en el recreo. Ahora no hay muchas que le quiten la victoria en un cuadrilátero.
- Victoria por 100 a 90 ante la búlgara Ivanka Ivanova. ¿Cómo fue el combate?
Bastante dura, la verdad. No pude terminar por la vía del KO y aguanté los diez asaltos ante una rival difícil de batir y a la que gané a los puntos. Durante la pelea no sentí problemas y fue así porque el público me apoyó muchísimo y me llevó en volandas. El pabellón estaba lleno con más de 2.000 personas y había gente por todos lados.
“Este éxito no es mío sino de todos los que me han ayudado y apoyado. Si había un combate que no podía perder era éste”
- Este éxito tendrá dedicatoria.
Sí porque no es que sea mío, sino que es de todos los queme han ayudado y apoyado: mi familia, compañeros, la gente del ayuntamiento de Puerto Lumbreras, políticos independientemente del partido al que pertenezcan y por supuesto Francisco Ponce, que es mi marido y entrenador; Martin Patrick, un técnico inglés con el que trabajo la técnica los viernes; y Pedro Sánchez, no el presidente del Gobierno sino mi preparador físico.
- Detrás de ese enfrentamiento ha habido mucho trabajo y no sólo de entrenamiento por su parte. Hable de ello.
Es una pelea que montamos desde Puerto Lumbreras y ahí el apoyo del Ayuntamiento fue clave, así como el de patrocinadores, amigos y gente que desde el anonimato ayudó a que se celebrase aquí. La sede estaba vacante y costó en torno a 10.000 euros traer la pelea, pues esto no es Madrid ni Barcelona ni hay una promotora detrás que asume el gasto.
- Ese título que ganó en casa -la pelea tuvo lugar en el pabellón rural multiusos de El Esparragal- supone el mayor hito que ha dado el boxeo regional en su historia. ¿Se sentirá orgullosa?
Claro que sí porque conseguí el objetivo y me alegro más que por mí por la gente que está a mi lado, por Puerto Lumbreras y por la Región. Sentí mucha responsabilidad y estaba atacada y como si llevara una mochila en la espalda. Si había un combate que no podía perder era éste, sin duda el más importante de mi carrera.
“TRAER LA PELEA COSTÓ UNOS 10.000 EUROS PUES ESTO NO ES MADRID NI BARCELONA NI HAY UNA PROMOTORA DETRÁS QUE ASUMa EL GASTO”
- Tan importante que le abre la puerta de los cuatro cinturones más prestigiosos del mundo.
Así es. Lo primero era lograr este título y mi objetivo ahora es disputar el Campeonato del Consejo Mundial de Boxeo, el cinturón verde de la WBC, que es al que todos y todas aspiran. Es un sueño, pero los sueños están para cumplirlos.
- ¿Lograr lo que ha conseguido hasta la fecha era algo que podía esperar siendo niña?, por cierto, ¿cómo era de pequeña?
Es más de lo que una puede plantearse. En cuanto a mi infancia, lo cierto es que era un poco mala y me llamaban Maribicho, apelativo con el que todavía se me conoce, pero claro que ahora tengo mucha más cabeza, aunque mantengo esa picardía que es necesaria para ser boxeadora.
“La violencia no debe tener cabida en los colegios ni en la sociedad y en ese sentido hay que luchar de forma tajante contra el bullying”
- Entonces, no le quitaban el bocadillo en el recreo.
No y es algo que no le debería pasar a nadie. La violencia no debe tener cabida en los colegios ni en la sociedad y en ese sentido hay que luchar de forma tajante contra el bullying.
- Volviendo al combate, acoger en Puerto Lumbreras un acontecimiento como el de este pasado fin de semana con varias peleas y exhibiciones todo ello rematado con la disputa del título europeo -la velada comenzó el sábado por la noche y acabó la madrugada del domingo- tendrá su repercusión a nivel de promoción del boxeo en la Región. ¿Hasta qué punto?
Es algo que contribuirá a que el boxeo sea más conocido en Murcia, pues además hay que tener en cuenta que el espectáculo fue televisado por 7 Región de Murcia. De todo el mundo que habría en el pabellón igual un 5% eran aficionados habituales de este deporte y muchos de los asistentes veían una pelea en directo por primera vez y estaban allí porque peleaba una vecina suya.
- Muchos son los que piensan que el boxeo es un deporte violento y que no debería ser calificado como tal. ¿Qué piensa de eso una campeona de Europa?
Que no es cierto. El otro día noté que muchos de los presentes, que acudían con cierto miedo por lo que se encontrarían, se iban a casa con otra percepción y recibí la enhorabuena y comentarios relativos a que el boxeo es muy diferente a lo que a menudo se proyecta. Hay que abrir los ojos de la gente en ese sentido.
“Al venir del kick boxing en mi primera pelea de boxeo me até las botas muy fuerte para recordar en todo momento que las tenía ahí y que no podía soltar ninguna patada”
- Hoy puede presumir de un palmarés brillante, pues ha sido campeona de España y de Europa y, en muay thai -boxeo tailandés- también campeona del mundo. ¿Cómo fue lo de iniciarse en este mundo de las peleas?
Desde muy joven he practicado deportes de contacto y antes de boxear hice kung fu, kick boxing, K1, muay thai… Con 22 o 23 años me llegó la oportunidad del boxeo cuando el presidente de la Federación de Cantabria, Manuel Barquín, me invitó a una velada al ver que tenía fuerza en los brazos. Luché contra María de la Torre y recuerdo que me preocupaba el hecho de que se me escapara alguna patada porque en los deportes que yo practicaba sí se utilizan las piernas para golpear.
- Sobre esto hay una curiosa anécdota, ¿cuéntela?
Me dejaron las botas y me las até muy fuerte para recordar en todo momento que las tenía ahí y que no podía soltar ninguna patada. Ese fue mi estreno como púgil y a partir de ahí me preparé a fondo y gané el Campeonato de España, lo cual me llevó a la selección de la mano de José Gutiérrez “Guti”.
- Como boxeadora tendrá sus referentes.
Me fijo en lo mejor de cada púgil y particularmente me gusta el ucraniano Vasyl Lomachenko por su forma de moverse.
- Sigue compatibilizando el boxeo tradicional y el tailandés. ¿Ha pensado en elegir o prefiere seguir con ambas disciplinas?
En España, a diferencia de lo que ocurre en países como Estados Unidos o Rusia, no se puede vivir del boxeo, pues esto no es fútbol, y por ello lo que salga lo cojo. Ahora mismo mi deseo es que me llamen y me den la sorpresa de ir al Mundial, pero mientras tanto no descarto nada y, de hecho, en marzo iré a Tailandia a competir en muay thai y desde aquí quiero agradecer las facilidades que obtengo cuando me hacen falta unos días de vacaciones para poder salir fuera de España.
“ANIMO A LAS CHICAS A QUE DISFRUTEN DE ESTE DEPORTE QUE ES BUENO PARA REFORZAR LA AUTOESTIMA, LA CONFIANZA Y LA SEGURIDAD”
- Dice que su deporte no da para dedicarse a él como medio de vida. ¿A qué se dedica profesionalmente Mari Carmen Romero?
Soy vigilante de seguridad en la Tesorería General de la Seguridad Social de Lorca y también imparto clases de deportes de contacto en el pabellón de El Esparragal a las que vienen en torno a 50 niños.
- ¿Será usted un referente para esos menores?
En cierto modo sí porque también soy madre -sus hijos Aaron y Abraham tienen 11 y 6 años- y eso a las familias que traen a sus niños a las clases les inspira confianza y seguridad. En realidad somos como una gran familia y animo también a las chicas a que disfruten de este deporte que es bueno para reforzar la autoestima, la confianza y la seguridad.
- Ha comentado que ejerce como vigilante. Sabiendo cómo podría llegar a gastárselas no habrá muchos atrevidos a montar un incidente en su lugar de trabajo.
No, no suele haber problemas.