CARTAGENA. ¿Pueden ir de la mano la protección paisajística y la revalorización turística de una zona degrada junto al mar? La respuesta parece más que evidente, aunque solo eso, parece evidente, porque luego están las consideraciones que cada uno tenga de cómo se ha de revalorizar turísticamente una zona degradada o en qué grado debe afectar la protección paisajística de un determinado lugar, especialmente costero.
De ahí que haya surgido un debate a dos bandas entre los que consideran que construir, como quiere el empresario Aurelio Solana un restaurante junto a un acantilado en Cabo de Palos y frente a la Cala El Salero, es una aberración paisajística y los que ven en el proyecto un estímulo inequívoco para revalorizar una zona degradada y maloliente.
El consejero de Fomento, José Ramón Díez de Revenga, explicaba en el micrófono de Onda Cero que la zona objeto de la polémica está "muy degradada por los vehículos y los contenedores de basura frente a la lonja de pescado", pero a la vez, apostilló que "cualquier actuación que se realice en Cabo de Palos tiene que potenciar su gran valor paisajístico y ambiental y revalorizar turísticamente ese enclave (...) a nosotros no se nos ocurre hacer nada que vaya en contra de la protección del medio ambiente y que sea una invasión paisajística de uno de los lugares más bonitos que tenemos en toda la Región de Murcia".
Noelia Arroyo, alcaldesa de Cartagena, ha recordado, por su parte, que este lugar es de dominio portuario y ahora se utiliza como aparcamiento desordenado y zona para contenedores de residuos. Si bien reconoce que la zona necesita un proyecto de adecuación ahora que se va a invertir en remodelar la bocana, el Gobierno (municipal) "no se cierra" a que parte de esa remodelación suponga crear un servicio por iniciativa privada, pero, apostilla "siempre que tenga el consenso social y sea estrictamente respetuoso con los valores ambientales y paisajísticos".
Por eso, aunque sea una responsabilidad de la Consejería, el Ayuntamiento va a exigir información sobre el procedimiento "y diálogo y transparencia con vecinos y empresarios". Hay que recordar, para su descargo, que fue la propia administración municipal la que en ese intento de consenso y diálogo consiguió desmadejar el gran enredo que había surgido con el centro multiusos que se ubicará junto al CEIP Mediterráneo. Allí, surgieron las voces que discreparon del mismo. Es más, se llevó a cabo una manifestación como protesta, que fue rápidamente reconducida gracias al beneplácito de todas las partes implicadas.
Los partidos políticos de la oposición han cargado contra aquellos que gobiernan. "Es una nueva muestra del poco o ningún interés para la protección del medio ambiente, del entorno natural y paisajístico de Cartagena", explicaba Leli García, Unidas Podemos, quien recuerda que desde su formación llevan años denunciando la especulación urbanística de la costa cartagenera. "Ya en el año 2017 no opusimos firmemente a la construcción de un hotel en el faro de Cabo Palos -promovido por el mismo empresario que ahora- y se logró una fuerte movilización ciudadana, creándose entonces la Plataforma Ciudadana Salvemos el Faro de Cabo Palos. Y hace poco más de un año, nos volvimos a poner del lado de los vecinos y vecinas que se oponían a una construcción a pie de playa en Cala Flores. Hoy volvemos a hacerlo, al lado de la ciudadanía y de los movimientos ecologistas, que ponen por delante el interés general ante el particular", añadía la portavoz municipal.
Pedro García, de Anse, añadía también en la misma emisora radiofónica que la construcción del citado restaurante "se hace en primera línea de playa, en una zona de Dominio Público Marítimo Terrestre cedida a la CARM cuando es de las pocas zonas que quedan desocupadas, por no hablar del impacto paisajístico. Creemos que en un entorno tan masificado como Cabo de Palos, un equipamiento así en ningún caso es aceptable si no va ligado a uso portuario o de protección de la zona. Además está pegado a infraestructuras de la reserva marina y de la lonja de Cabo de Palos" apostilló.
Tan dura y contundente era la diputada del PSOE Carmina Fernández hace unos días al respecto. "El impacto sobre el paisaje y sobre la zona sería irreparable. Es inconcebible que un gobierno, que tuviera un mínimo de sensibilidad, proponga semejante despropósito, lo que demuestra que al PP la protección del litoral le importa bien poco, como ya ha demostrado reiteradamente en el Mar Menor". La diputada socialista explicó que "cualquiera que conozca el lugar donde se pretende ubicar la construcción sabe que es una auténtica barbaridad". Fernández ha señalado que no se debe saturar más Cabo de Palos y menos aún en la zona más masificada y con mayor presión turística: "Animo a todos los que puedan a acercarse estos días a la zona y comprobar in situ el disparate propuesto por el PP de López Miras y que cuenta con la complicidad de Noelia Arroyo".
Las interpretaciones de unos y otros parecen claras, mientras el proceso sigue su curso y la oportunidad de que otros empresarios del sector también presenten sus propuestas para ocupar esta línea portuaria en Cabo de Palos. Una de las claves parece que está perfectamente definida, ni los colectivos sociales de Cabo de Palos ni las asociaciones vecinales de la zona se han pronunciado ni han sido preguntadas por su opinión al respecto. La "transparencia y diálogo", como piden algunos con los vecinos y los empresarios se convierten en determinantes para encontrar el punto de encuentro. Convertir de nuevo la costa, y las actuaciones sobre ella, en un arma arrojadiza delimita la aprobación y el beneplácito de todas las partes afectadas.