MURCIA. ¿Es posible que una norma aprobada por un parlamento autonómico tarde casi cuatro años en convertirse en una realidad? Es posible, y el ejemplo se encuentra en la Región de Murcia con la reforma que venía a acabar con los aforamientos políticos. La norma que los suprimía se acordó por unanimidad en abril de 2017. La Comunidad murciana, de hecho, se convertía en la primera autonomía que daba este paso y ponía fin a una figura considerada un privilegio político. Pero la eliminación no tenía efecto hasta que la autorizara las Cortes Generales, ya que la supresión de los aforamientos requería de la modificación del Estatuto de Autonomía. Este último requisito, que debía ser un trámite, ha sufrido todo un camino de obstáculos e imprevistos que se ha alargado en el tiempo, hasta llegar a enero de 2021... Y todavía hoy los diputados murcianos y los miembros del Gobierno son aforados.
Pero esta vez sí, el final de este proceso está a punto de ser una realidad. En febrero de 2021. A la enésima va la vencida. El Senado ha incluido este asunto en el pleno del próximo martes, tal y como reveló el senador de Ciudadanos Miguel Sánchez, uno de los máximos impulsores de la supresión de los aforamientos, cuya erradicación ya promulgaba durante su etapa como portavoz en la Asamblea en la pasada legislatura. La Cámara Alta, en concreto, abordará la propuesta de reforma del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, que eliminaba el segundo párrafo de los artículos 25.2 y 33.7.
A día de hoy, sus señorías sólo pueden ser imputados -investigados- y juzgados por el TSJ de la Región. Los dos párrafos que se corrigieron hacían referencia a los aforamientos de los diputados y de los miembros del Gobierno regional, respectivamente. Y decían así: "No podrán ser detenidos ni retenidos por los presuntos actos delictivos cometidos en el territorio de la Región, sino en caso de flagrante delito, en tanto decide el Tribunal Superior de Justicia sobre su inculpación, prisión, procesamiento y juicio".
El fin de los aforamientos se había atascado en el cajón como consecuencia de la inestabilidad política de nuestro país, condicionada por numerosas convocatorias electorales. Y eso que la Cámara Baja registró la reforma del Estatuto murciano en junio de 2017. Pero nunca se trató en la tribuna hasta octubre de 2020. El Congreso al fin trataba el asunto en pleno y dio el visto bueno con una ampliación mayoría. Quedaba, por tanto, la ratificación del Senado, que se preparó para el mes de diciembre. Sin embargo, la Mesa de la Cámara Alta no la incluyó y la norma fue, otra vez, aplazada.
Aquel aplazamiento causó una sonora queja de Miguel Sánchez en la tribuna del Senado. "Otra vez la Región de Murcia queda ninguneada", clamaba "Es la Región de la Murcia, ¿a quién le importa? No quiero ni pensar que estuviéramos hablando de la reforma de otro estatuto de cualquier otra región. Se hubiera tramitado hace ya mucho tiempo", recriminaba. Esta semana, sin embargo, puede poner fin a un deseo ansiado durante mucho tiempo. "Después de casi 4 años desde que la aprobamos en la Asamblea, se cierra el círculo", manifestaba recientemente Sánchez. "El miércoles será una realidad la reforma que elimina los aforamientos y la inmunidad", celebraba... si no vuelve a haber ningún otro imprevisto de última hora.