MURCIA. Esta casa, en un entorno natural de Caravaca de la Cruz, ha sido proyectada por el estudio de arquitectura murciano Uno100, conjuntamente con Galea Interiorismo, como un refugio donde olvidarse del mundanal ruido; como una vivienda mediterránea integrada en el paisaje que, como si se tratara de un pequeño pueblo, ha ido creciendo poco a poco.
El estudio Uno100 -compuesto por Pedro Fernández de Santiago, Emilio Macanás Martínez y Daniel Iniesta Barceló- destaca en primer lugar la ubicación privilegiada donde se construirá esta vivienda, cuya recreación pueden mostrar gracias al diseño 3D BIM e infografías fotorrealistas. Así describen el lugar: "El río Argos cruza Benablón por el fondo de un valle. De un lado y otro, se miran las montañas donde crecen pinos, plantaciones de secano y una pocas (privilegiadas) casas".
Una de estas casas privilegiadas es esta que ellos tienen entre manos, una construcción que ocupará una superficie de 465 m2 en una parcela de 10.850 m2. Una vivienda que estará, como señalan, "aislada del mundo, integrada en el terreno, colgada del barranco sobre el río Argos. Mirando hacia su valle y las montañas que se abren en el horizonte".
Este pequeño pueblo se despliega en paralelo con el río en toda su longitud, "con volúmenes blancos de diferente tamaño y altura, que se abrazan los unos a los otros, y pérgolas de madera y cañizo que alargan la vida interior al exterior, a la brisa y las vistas de las montañas, al sol tamizado de Caravaca", añaden los arquitectos.
Hay tres volúmenes que se separan de la casa mediterránea y descienden al bancal inferior para dar intimidad a los invitados. Uno de estos volúmenes crece "como un palomar, horadándose en celosías triangulares, que aparecen también en varias ventanas aisladas, para protegerlas del sol".
Asimismo, destacan los arquitectos que en el salón de la casa mediterránea "las ventanas que miran al río se elevan en toda la altura del volumen amplio, mientras que otras se reducen al mínimo o toman la forma de un arco".
El estudio Uno100 también pone el acento en cómo entra el terreno y la vegetación en los espacios que deja la casa mediterránea, haciendo posible que la vivienda se fusione con el entorno, "envolviendo las terrazas que se abren en todas direcciones y para todas las estaciones y horas del día". A ello contribuyen también "los caminos de traviesas de madera que van de una terraza a la otra, posándose sobre la tierra, dejando que respire y la naturaleza los haga suyos".
Estos caminos también conducen a uno de los rincones más especiales de la vivienda, la piscina, que "se aleja hacia el valle, se eleva sobre muros de piedra basta y, con la imponente vista de las montañas, parece verter sobre el Argos".
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