MURCIA. La cuarta película de Damien Manivel, Les Enfants d’Isadora (Los hijos de Isadora), se hizo la noche de este sábado con el Premio al Mejor Largometraje de la Sección Oficial de la undécima edición del Festival Internacional de Cine de Murcia. El director francés ha aunado sus dos grandes pasiones, el cine y la danza, para crear un filme coreográfico, riguroso y fascinante. La decisión del jurado fue tomada por unanimidad “por conjugar con distancia y delicadeza el proceso del duelo y hacer de ello un discurso cinematográfico sólido y conmovedor, explorando la sutileza de los cuerpos en movimiento”.
El jurado profesional –integrado por los expertos audiovisuales Paula A. Ruiz, Jesús Armesto y Marçal Cebrian– también quiso entregar dos menciones especiales. Una para Cenote, de Oda Kaori, “por la aportación artística de la cineasta, que bucea en un discurso poético con un profundo valor etnográfico”, y otra para Selfie, de Agostino Ferrente, “por hacer de un nuevo formato el vehículo idóneo para retratar una amistad que brilla en un entorno hostil, mostrado sin sensacionalismo”.
En la Sección de Largometrajes, el Premio del Público recayó en Irradiés, la última obra del camboyano Rity Pahn, que tuvo en Murcia su segunda proyección mundial tras su estreno en la Berlinale, donde se hizo con el Premio a Mejor Documental. Con el estilo poético que le caracteriza, en Irradiés el cineasta sumerge al espectador en el horror de la muerte y la destrucción que asola a la humanidad desde el siglo XX.
En cuanto a los cortos, el Premio al Mejor Cortometraje Sección Oficial fue para Carne. El jurado profesional de cortometraje –integrado por Paco Marín, Raquel Agea y Saida Benzal– consideró que merecía el galardón “por el acertado retrato de las etapas que el género femenino ha de vivir en una sociedad actual, narrado desde mujeres reales e imágenes evocadoras”. Además, concedieron una Mención Especial para La Hoguera del joven talento murciano Carlos Saiz. En este caso destacaron el filme por “el paisaje solitario de la incomunicación entre un padre y un hijo, y la delicadeza de la búsqueda formal innata del director”.
Carne, el cortometraje documental animado dirigido por Camila Kater y producido por Chelo Loureiro (CIMA), se hizo también con los Premios del Público e IBAFF Joven – otorgado por alumnos de Centros de Enseñanza Secundaria de la Región de Murcia–, consiguiendo un histórico triplete en el palmarés del festival.
El Primer Premio Arrebato de esta undécima edición se le concedió al actor Álvaro Morte. El IBAFF quiso galardonar al actor internacionalmente conocido por su papel como El Profesor de la serie de Netflix La casa de papel por entender la interpretación como una carrera de fondo y ejemplificar el esfuerzo y la entrega de muchos actores españoles que luchan por vivir dignamente de una profesión sacrificada.
El conductor de la clausura del IBAFF XI, que tuvo lugar en la Filmoteca Regional, fue Jon Arias, que ante su sorpresa recibió el Segundo Premio Arrebato de la undécima edición. El actor, que prestó su imagen al festival para el cartel del Décimo Asalto y actualmente trabaja en la serie Perdida de Antena 3, fue señalado por la organización como un talento emergente.
El Premio Pantalla Solidaria, que busca visibilizar una labor social con la que el festival se identifica y compromete, se concedió a los alumnos del sexto curso del CEIP La Asomada de Cartagena, que han llevado a cabo un proyecto educativo llamado El Mar Menor de los Niños, que recoge 212 propuestas innovadoras pero sobre todo realistas a la hora de afrontar en positivo la problemática que afecta al Mar Menor y su entorno.
Como ya se había anunciado –y tras ofrecer una masterclass para el público del festival unas horas antes–, Peter Greenaway (Newport, 1942) asistió a la ceremonia para recoger el Premio Honorífico del IBAFF 2020. El realizador británico, uno de los creadores más puros y menos convencionales del cine contemporáneo, recibió el tributo de la organización por su trayectoria y por haber alcanzado la dimensión de artista integral, de manera que todas las disciplinas que le apasionan –pintura, fotografía, arquitectura, escultura, música, historia...– confluyen armónicamente en sus obras.