MURCIA. Tras una larga carrera de más de una década, marcada por altibajos y mucho trabajo, Caravaca lograba este miércoles el sueño de llevar a su fiesta de los Caballos del Vino al Olimpo, tras ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Cuando se hizo pública la decisión, la emoción era patente en el presidente del Bando de los Caballos, Francisco Javier Gallego, y en la hermana mayor de la Real e Ilustre Cofradía de la Vera Cruz, María del Carmen López, ambos sabían que este nombramiento supone un antes y un después para la localidad del Noroeste.
Cuando la sombra de la pandemia desaparezca y los caballistas puedan volver a galopar por la cuesta del Castillo para llegar a la cima en los nueve segundos de media en que se vuela en ese sueño, las miradas del mundo entero estarán puestas en ellos. Las repercusiones económicas para la localidad se multiplicarán en forma de visitantes y en una publicidad impagable con la que la tradición dará a Caravaca el merecido premio tras siglos de arraigo.
"Estamos felices porque éste es un reconocimiento a tantas generaciones que, a lo largo de los siglos, han preservado una hermosa tradición llena de valores, una manifestación festiva y cultural que cada año nos emociona y nos hace vibrar con la llegada del mes de mayo", aseguraba el alcalde de Caravaca, José Francisco García. Estas palabras suponen un resumen de lo que sienten los caravaqueños.
Desde la Federación de los Caballos del Vino no han parado de recibir felicitaciones desde que se hizo público su nombramiento. "Muchísimas gracias por este reconocimiento, que nos llega después de más de diez años de duro trabajo, y que premia de esta forma nuestra forma de ser y nuestro modo de vida", aseguraban desde la institución en su cuenta de Twitter.
Personalidades de todos los ámbitos ensalzaron el importante paso al frente que han dado las fiestas de mayo de la localidad del Noroeste. El presidente regional, Fernando López Miras, quien siguió desde Caravaca el veredicto, lo calificó como "un día histórico para toda la Región de Murcia, orgullosa de una expresión cultural tan singular y apasionante como cada una las subidas de los caballos y que representa una de las imágenes más potentes que nuestra tierra ofrece a todo el mundo. Porque estas fiestas trascienden a cualquier ámbito espacial, temporal o cultural".
El origen de esta tradición centenaria se remonta al siglo XVII y está ligado al traslado del vino al Castillo de Caravaca para el ritual del baño de la Vera Cruz en vino. Los documentos más antiguos de su celebración datan de 1765 y, desde entonces, la tradición no ha dejado decrecer, convirtiéndose en enseña de la ciudad y en prueba de devoción y desapego a su historia.
La fiesta está organizada por el Bando de los Caballos del Vino, una federación compuesta por sesenta asociaciones denominadas peñas caballistas. Las sesenta peñas, con sus respectivos caballos, participan en tres concursos de distinta índole. Estos son el Concurso de Caballos a Pelo, de Enjaezamiento y de Carrera.
El concurso más multitudinario es la Carrera de los Caballos del Vino, celebrada en la mañana del día 2 de mayo y las fiestas ya fueron declaradas de Interés Turístico Internacional en el año 2004. Con su nombramiento como Patrimonio Inmaterial Cultural de la Humanidad la Fiesta de los Caballos del Vino blinda su futuro y asegura que las próxima generaciones seguirán galopando por la cuesta del Castillo.