MURCIA. La construcción se las prometía felices en el 2022. Una oferta contenida durante los últimos diez años había generado un gran auge en la demanda. Por tanto, solo era necesario impulsar los trámites de visados de obra nueva para que el sector inmobiliario pudiera resurgir de sus cenizas. Al menos, este era el caso antes de que los costes de construcción terminarán de dispararse por completo a raíz de la crisis energética agravada por el conflicto de Ucrania. Ahora, los promotores son incapaces de calcular cuál será el precio de las obras a medio plazo, una incertidumbre que ya provoca paralizaciones en la Región de Murcia.
"Se trata de un fenómeno generalizado", explica a Murcia Plaza el presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de la Región de Murcia (Apirm), José Ramón Blázquez: "Se ha cruzado un problema de suministro y otro de aumento de costes desde el comienzo de la guerra. Los precios deben ser asumibles para el consumidor, pero las constructoras no se atreven a dar números en un plazo de dos años, que es lo que suele durar una obra".
Pese a todo, asegura que la demanda se mantiene fuerte, por lo que si se recupera el equilibrio en los precios y resulta posible construir a un coste razonable pueda recuperarse la pujanza en el sector. En cualquier caso, la solución requiere urgencia, pues ya los empresarios de Frecom se reunieron el pasado jueves 24 de abril a modo de grito de socorro por la situación que están viviendo: "Está peligrando lo que iba a ser un buen año", sostiene Blázquez.
La inflación de las materias primas supone un obstáculo cuando esta actividad estaba recuperando su gloria pasada. Y es que después del parón que supuso la pandemia, se consiguieron alcanzar los 2.635 visados de obra nueva en la Región de Murcia durante el 2021.
Estos resultados, divididos en 1.481 pisos en bloque y 1.154 viviendas familiares, supone un incremento de casi el 65% respecto a los datos del año anterior, cuando tan solo se concedieron 1.598. De hecho, la media de visados de obra nueva de la década comprendida entre 2011 y 2020 es de 1.400 viviendas, muy por debajo de la demanda.
Al fin y al cabo, el INE calcula que se proyectan 4.100 hogares nuevos cada año en la Región, lo que sumado al auge de las segundas residencias crea una cantidad de compradores que la obra nueva de la Región no es capaz de absorber: "Llevamos varios años construyendo menos viviendas de las que hacen falta", concluye Blázquez.
Pese a todo, lo cierto es que este repunte en los visados queda por debajo de la cifra prevista por Apirm, que calculaba que se podrían alcanzar los 3.000 antes de finalizar el año. En este sentido, destaca la influencia de los nuevos mapas de zonas inundables, que están paralizando licencias desde octubre.
Más allá de los visados, también la disponibilidad de suelo resulta clave para los promotores de la Región. No obstante, pese a la cantidad de terrenos que aún podrían emplearse para la construcción desde Apirm plantean dificultades a la hora de acceder al suelo.
"Las tramitaciones son larguísimas y muy complejas. En consecuencia, estamos ya apreciando falta de desarrollo de terrenos para que se pueda construir a un precio razonable", puntualiza Blázquez.
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