MURCIA. La casa donde viven Concepción Lax y su hija Chitina desprende un aire acogedor, al igual que ellas. Concha, más conocida como la abuela de Espinardo debido a los 109 años que la acompañan, es una mujer que no solamente lleva toda su vida entregando el corazón a quienes la rodean, sino que también ha luchado por lo que creía lejos de ser el modelo convencional de la época. Ella, junto a Patrocinio Meseguer y Paco Martínez, son las tres personas del barrio de Espinardo que actualmente llegan a las tres cifras en su edad.
A pesar de que lleva a Espinardo dentro de ella, sus raíces pertenecen a la Senda de Granada, donde nació el 13 de abril de 1915, en el seno de una familia agricultora. Concha, la mayor de nueve hermanos, ayudaba en todo lo que podía a su padre y, como era de esperar, todo viene de familia. Al igual que su hija, brindaba su mano a los demás. "El padre de Concha ayudaba mucho a las monjas de la Caridad; le llevaba la verdura, por ejemplo. Siempre tuvo muy buena relación con ellas", explicaba una de las hijas de Concepción.
Chitina, pendiente de la comodidad de su madre, la ayudaba con cariño a responder cada una de las preguntas acerca de su larga vida. Entre las dos, nos hablaron sobre el negocio agrícola de los padres de Concha. "Yo ayudaba a mi padre en lo que podía, como darle de comer a los animales del corral. Al ser una familia de la huerta, teníamos cabras, vacas, pollos… además de un gallinero hermoso. También criábamos cerdos, teníamos tres. Dos de ellos eran para las monjas de la Inclusa y otro para la casa".
Concha es una mujer muy querida por todos: ya lo descubrimos en un pequeño descanso que hicimos para que los enfermeros curaran la herida de su pierna, ellos la trataban con mucho amor, mimo y respeto.
Regresando a su juventud, quisimos saber cómo se vivía el amor a la antigua, algo que pareció encantarle, ya que al poco de mencionar a Andrés Valera Cascales, su difunto esposo, su cara se llenó de luz, acompañada de una cálida sonrisa que envolvió de ternura toda la habitación. Antiguamente, los mozos iban a rondar por la huerta a las mozas de la zona, así es cómo ambos se conocieron: "Él pasaba por allí con un montón de amigos y se paraban a cantar. Se acercó a hablarme, pero no recuerdo que me dijo", cuenta con añoranza Concepción.
Se casó con Andrés a sus 27 años, en 1942, poco después de que él regresara de la guerra. "Todos los días nos escribíamos una carta mientras estaba en el frente. Yo a él, y él a mí". Una vez contrajo matrimonio se mudaron a Espinardo.
Años después de pasar por el altar, tomó las riendas y se dispuso a contribuir en casa, sobre todo fuera de las tareas del hogar. Toda su vida se dedicó a quien la precisase: su padre, su marido, su hermana... a cualquiera que la necesitase. Ella siempre estaría al frente dándolo todo. "Ayudó a mi padre tanto en la verdulería como en la agencia de transporte, era una mujer adelantada a su época. Ella era de todo: la secretaria, jefa, ama de casa y madre. Hacía de todo. Además, se dedicó entera a mi abuelo, a mi padre, a su hermana... Desde ese momento, siempre se ha entregado a los demás. Por ejemplo, en esta casa se ha recogido comida y ropa para los necesitados", relata su hija.
Por no olvidar que era amante acérrima de la música, bueno, lo sigue siendo, o al menos así lo ha demostrado cantando al compás de su hija Chitina varias canciones murcianas, como el himno a La Fuensanta. Al fin y al cabo, ha sido criada entre melodías: "Mi madre bailaba muy bien la jota, y toda clase de música, pero yo nada". Ella nada porque Concha amaba cantar, el baile era exclusivo de su madre.
Este sábado 13 de abril ha cumplido los 109 años, que lo celebrará con toda la gente que quiere, que no es poca. El verdadero secreto de la abuela de Espinardo para vivir tantos años no es ninguna dieta o ir todos los días al gimnasio, es el cariño que ha brindado a todos aquellos que la rodean. Un cariño que ha sido recíproco. Desde joven, comenzó su vida ayudando a sus seres queridos, y lo sigue haciendo a día de hoy. Y esperemos que por muchos más años.