MURCIA. Un equipo de rodaje se introduce en un club de mayores chinos de Madrid para rodar una película en plena preparación de la fiesta de su aniversario. Uno de los ancianos se pasea aburrido por el club deseando escaparse y volver a China, mientras que otro de ellos 'viaja' a su ciudad de origen, Qingtian, para acompañar a los visitantes a capturar el Wan Xia, la última luz del atardecer. Se trata del argumento de la película documental Wan Xian, de la cineasta lorquina Silvia Rey Canudo, que este viernes se presenta en la Filmoteca Regional (19.00 horas) y el próximo martes, 3 de mayo, en el MUDEM de Molina de Segura (20 horas). Estas dos proyecciones, que incluyen un coloquio con presencia de la directora, están organizadas por el Aula de Cine de la Universidad de Murcia y la Unión de Cineastas. De Wan Xian se ha dicho que es una brillante actualización cinemática del teatro del absurdo y que su tono estético y emocional tiene ecos de David Lynch.
Silvia Rey es una cineasta de origen lorquino que ha desarrollado su trayectoria en Barcelona y Madrid. Directora, guionista y programadora, es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Documental de Creación por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. En 2012 realizó su primer largometraje de no ficción Dios sabe. Sus trabajos posteriores han sido exhibidos en citas de prestigio de España, Argentina, Perú, México y Argelia.
Con su último cortometraje, Wan Xia, la última luz del atardecer, ganó el Premio al Mejor Cortometraje Nacional en DocumentaMadrid 2018 y fue finalista de los premios Goya. Wan Xia, que deriva de este mismo proyecto, se estrenó en el Festival de Sevilla y fue seleccionada en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.
Manuel Nicolás, director del Aula de Cine de la UMU, explica que "este trabajo se centra en las más de 200.000 personas chinas viven en España, y aun así siguen siendo un misterio para la gente de aquí. Silvia Rey continúa la senda de su cortometraje homónimo habitando un centro de mayores chino en Madrid con una atmósfera lynchiana oriental, donde vive su edad dorada una generación que migró en los 80, habiendo vivido la Segunda Guerra Mundial, la revolución de Mao, el boom económico español y la crisis. De la mano de uno de los jubilados visitamos la China que, mentalmente, nunca abandonaron, y sus extravagantes parajes"