MURCIA. Transformar un piso de los años cincuenta en el centro de Murcia, en el que una distribución anticuada y muy fragmentada impedía el acceso de la luz, en una vivienda actual, moderna, luminosa y llena de color para que fuera habitada por un hombre soltero de unos treinta y tantos. Este fue el reto que se propusieron los profesionales del estudio murciano Okono Arquitectura cuando visitaron, por primera vez, esta oscura casa de cien metros cuadrados, situada en la murciana calle Junterones. El resultado se ha llamado Casa Suárez.
El piso tenía bastantes metros, disponía de ventanas suficientes y contaba con una orientación pasante -ideal en Murcia al mirar tanto al Sur como al Norte- que hubiese permitido una ventilización cruzada. Pero nada de eso se había aprovechado en la disposición original, condicionada por una línea de pilares -ubicada en sentido longitudinal en el centro del piso- que dividía el apartamento en dos, fragmentándose el espacio hasta en siete pequeñas habitaciones con poco acceso a la luz del sol y con la circulación de aire interrumpida.
Así que Okono Arquitectura no se anduvo con chiquitas y optó por "desnudar el piso al completo", por una demolición integral del interior con el objetivo de generar un espacio principal más amplio. Así, los arquitectos compactaron el programa más privado en dos volúmenes, generando todo un espacio diáfano alrededor (de 30 metros cuadrados) y dando lugar a diferentes posibles usos de estas zonas, como son un despacho y la cocina unida al comedor y al salón.
Además, en vez de ocultar las vigas y pilares originales, los arquitectos los integraron en el lenguaje de la nueva casa, como elementos estructurales del piso en diálogo con los más modernos y contemporáneos que ello han incorporado.
"Lo que hemos hecho es abrir este apartamento a la luz y al color, al tiempo que hemos facilitado una ventilación cruzada en toda casa", apunta sobre esta radical transformación Manuel Acosta Sánchez, quien junto con Miguel Fernández Vallés fundaron este estudio murciano en 2015. El propietario es, por su parte, quien ha escogido la paleta de colores, en la que predomina el azul con pinceladas de amarillo. Y es que, como señalan los profesionales de este estudio de arquitectura murciano, su filosofía viene de ahí, de interpretar con su propio lenguaje los deseos del cliente, que es quien selecciona los colores y los materiales del hogar en el que habitará.
Precisamente, el nombre del estudio -que los dos arquitectos crearon tras una estancia en Japón- viene de la palabra okonomiyaki (okonomi significa 'al gusto' y yaki 'cocinado a la plancha'). Y esto es lo que estos amantes de la arquitectura y de la cultura nipona hacen en su estudio: 'cocinar' a fuego lento, con creatividad y con su propio lenguaje una arquitectura 'al gusto' de sus clientes, que son quienes ponen sobre la mesa algunos de los ingredientes.