MURCIA. Antes que nada debo advertir de que éste es un artículo de presentación como cabecera de otros que serán publicados en lo sucesivo sobre el mismo tema: la jubilación y sus consecuencias.
Con algo más de 65 años y sólo a falta de unos meses para tener derecho a percibir el 100% de mi pensión, pretendo acogerme a la normativa para continuar desempeñando la Consultoría de Recursos Humanos —aunque las personas no somos "recursos"—, que inicié en el 85 de la mano de José Antonio Planes Valero, quien me descubrió en Inforges el mundo de la empresa —yo venía de trabajar en el Centro Municipal de Servicios Sociales de Los Rosales, en El Palmar— desde la honestidad y el servicio al cliente "más allá de sus expectativas". Así que me propongo continuar ejerciendo mi oficio de psicólogo-coach, acreditado por asociaciones de España, UK y USA, para empresarios y ejecutivos de alto nivel de todo tipo de organizaciones y sectores, que aspiren a vivir mejor especialmente si están a pocos meses de alcanzar su jubilación.
"Para muchos ejecutivos la jubilación es, lejos del paraíso soñado, un drama casi depresivo"
¡A lo que vamos! Para muchos ejecutivos la jubilación es, lejos del paraíso soñado, un drama casi depresivo, pues bruscamente pasan de estar obsesivamente mirando el reloj —ahora watch, ese "tutor" imperativo, por añadidura, de tu estado de salud—, a no tomar más que decisiones domésticas o rellenar el tiempo en ocupaciones que no acaban de cubrir su terrible sensación de vacío, aun transcurridos los primeros meses. Tales artículos comienzan con un carácter coloquial, diluido en sensaciones y percepciones más o menos subjetivas, para dar paso a otros de hechura más "científica", aunque en todos trato de aportar ideas que sean útiles al lector, nacidas de mis propias observaciones y de las conclusiones de reconocidos científicos que cito para reforzar mis argumentos.
Ya anticipo que el tinte optimista que suele teñir de positividad mis escritos, por muy objetivos que procuro que sean, viene de una vida sencilla en la que todo lo logrado ha sido por esfuerzo personal y el apoyo de quienes he tenido la fortuna de aprender, con la enorme suerte de resultar exitoso en la mayor parte de las metas propuestas, aun hilvanando algunos dolorosos fracasos, y también de sentirme integrado en los entornos sociales, profesionales y personales que frecuento: ¡gracias a todos! He tenido el privilegio de prestar servicios a más 80 empresas de todos los sectores, de facilitar en varias el relevo generacional y formalizar el protocolo familiar, de diseñar e implantar el Área de Personas (RRHH) y dirigir la trasformación cultural-organizacional; de impartir más de 5.000 horas de formación (69% liderazgo) y de "coachear" a más de 120 empresarios y directivos, además de dar charlas y colaborar con asociaciones empresariales. Sé que esto se debe en gran medida a la entrega casi obsesiva con que asumo cada proyecto, y a la actitud con que vengo afrontando mi vida en la que el ejemplo de mis padres siempre fue clave. Además reconozco que la pandemia, aunque supuso un drástico bloqueo de proyectos e irreparables pérdidas personales, como a todos, me regaló tiempo para pensar y un empujón para afianzarme en el uso de la tecnología, ampliando mis recursos profesionales y llevando mi desempeño más allá de nuestra España.
Aprovecho para pedir disculpas de antemano si con mis comentarios despierto alguna incomodidad, no lo pretendo, más bien trato de demostrar que siempre hay alternativas para sentirse uno dueño de sí mismo.
Afortunadamente ya hay expertos que pueden hacer del paso a la jubilación, un tránsito creativo y estimulante.
Diego A. Yepes
Psicólogo Coach Acreditado
"40 años humanizando empresas"