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la incidencia se dispara

Adiós a julio, el mes que la Región se sobrecogió con la pesadilla de la covid-19

2/08/2020 - 

MURCIA. Julio llegó con menos calor de lo esperado para una Región de Murcia acostumbrada a veranos de alto voltaje. Los murcianos se adentraban de lleno en la llamada 'nueva normalidad': el confinamiento quedaba atrás, las fronteras se abrían y los primeros aviones aterrizaban en Corvera. La amenaza del virus, presente pero soterrada, apenas se apreciaba. Sólo un brote centraba las preocupaciones de las autoridades regionales: el caso importado de Bolivia, que se había ramificado por varios municipios, se había cobrado una víctima mortal en Moratalla y también había afectado a Fruveco, una empresa hortofrutícola de El Raal. La Comunidad intervino ordenando el cierre temporal de la compañía, pero días después el consejero de Salud, Manuel Villegas, daba la situación por "controlada entre comillas"

El escenario cambió radicalmente el fin de semana del 10 y 11 de julio. El brote de Bolivia siguió deparando un goteo diario de nuevos contagios. Uno de ellos se dejó caer por la zona nocturna de Atalayas -según fuentes de Epidemiología citadas por el diario La Verdad- y el virus comenzó a propagarse. Una semana después, Salud ordenaba el cierre de cuatro discotecas. Uno de los DJ y su grupo de acompañantes visitaban un día después el pub Dubai, en Totana. Las cadenas de contagio se ampliaban y Totana entraba en un nivel de alerta máxima. La tasa de infectados se disparó de una manera alarmante: 400 contagiados por 100.000 habitantes. El 20 de julio, el Gobierno murciano prohibía el ocio nocturno en el interior de los locales, así como reducía de treinta a quince el número máximo de asistentes en reuniones. El día 23, la Comunidad cerraba el municipio de Totana y lo obligaba a retroceder a la fase 1 de la desescalada.

De 70 casos a casi 700

La covid-19, tras meses de una reducida y progresiva caída de su incidencia, había despertado de nuevo en la Región. La Comunidad, que presumía de tener las cifras más bajas de la Península Ibérica -sólo mejoradas por las Islas Canarias- pasaba de contar 70 infectados en el primer día del mes a rozar los 700 contagiados (685 con exactitud) en el último día de julio. Los afectados se han multiplicado casi por diez en apenas un mes, cortando de pleno la buena racha de mayo y junio. Lejos quedaban ya jornadas como el 23 de junio, que se cerró con solamente 41 casos activos. 

Ya no era sólo un asunto de casos importados: el virus, reconocía el consejero de Salud, se encontraba en trasmisión comunitaria. Hasta 30 municipios detectaban positivos en las dos últimas semanas, como así recoge el informe de Epidemiología, publicado el pasado 28 de julio. Otra quincena de localidades, en cambio, no ha registrado positivos en catorce días. Llama la atención que Ulea sigue siendo el único de los 45 municipios de la Región que nunca ha conocido un caso de covid-19.

Los brotes nocturnos han explicado este aumento de los casos, pero no todo el incremento. Porque si se suman los contagios derivados del ocio nocturno -112 en Totana y 91 en Atalayas, según cifras del miércoles- no suponen la mitad de todos los contagios. Los positivos también se dispararon en dos municipios que asustaron en la Comunidad: Lorca y Mazarrón. "No sabíamos si los casos detectados eran sólo la punta del iceberg", admitía Villegas, que advertía de que si la situación no mejoraba podía tomar medidas similares a Totana -es decir, confinar a la población-. En Lorca se cerraban dos pubs, Plaza y La Confitería, y en Mazarrón se suspendía la actividad de una empresa agraria cuyo nombre no ha trascendido tras una docena de positivos.

También preocupaban dos zonas de Murcia, el municipio más poblado y extenso de la Región: el barrio de San Andrés y la pedanía de Beniaján. El consejero los señaló como dos de los lugares peligrosos y en riesgo de retroceder, pero horas después, tras correr como la pólvora la noticia de un posible confinamiento, Villegas se corregía y descartaba esa posibilidad. Con todo, en la capital de la Comunidad se han detectado más de 160 contagios en las dos últimas semanas de julio. El problema, explicaba el titular de Salud, no es tanto la cantidad de casos, sino la velocidad de contagio y el riesgo potencial.

La oleada de pateras supuso otro quebradero de cabeza. El 10% de las casi 500 personas que el pasado fin de semana arribaban a las costas de la Región padecía la enfermedad de la covid-19, por lo que los infectados tuvieron que ser ingresados en el hospital Santa Lucía y el centro médico Virgen de la Caridad. El resto quedaban aislados, por ser contactos estrechos. Estas personas, por entrar de manera irregular a nuestro país, sólo pueden permanecer en custodia 72 horas; sin embargo, la obligación de guardar cuarentena ha llevado al Ejecutivo regional y a la Delegación del Gobierno a protagonizar un choque político a cuenta de quién tiene las competencias en esta materia. Por el momento, la Comunidad habilitó el Hotel Cenajo como albergue para los inmigrantes. Además, el Pabellón de Cabezo Beaza acoge a un centenar de ellos y otros treinta se encuentran en una residencia de la Universidad Politécnica de Cartagena.

Críticas al Gobierno regional

Durante los meses más duros del confinamiento, el Gobierno regional había sacado pecho de su gestión sanitaria, que recibió pocas críticas y fue incluso elogiada por el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Pero esta barrera se rompió en julio: la oposición recriminó que "confinar no puede ser la única medida que tome el Ejecutivo murciano", como así reprendía el líder del PSOE, Diego Conesa, que avisaba de que la Región es "más vulnerable y padece más descontrol que durante el estado de alarma por la falta de previsión y planificación de la Comunidad". La portavoz parlamentaria de Podemos, María Marín, por su parte, lamentaba que el Gobierno de López Miras "había gestionado el brote de Lorca de una manera oscura y negligente" y acusaba al presidente regional y al alcalde lorquino, Diego José Mateos, de "ocultar información". Y el alcalde de Mazarrón, Gaspar Miras, culpaba a Villegas de causar la cancelación de reservas en alojamientos turísticos tras el anuncio de que estudiaba tomar medidas similares a las adoptadas en Totana.Fernando López Miras e Isabel Franco, en una reunión de seguimiento de la pandemia. Foto: CARM

El consejero Manuel Villegas, cuya labor hasta ahora no había sido cuestionada, salía al paso de las críticas. Justificaba que "sólo con medidas contundentes" se puede evitar un perjuicio mayor a la población y alegaba que el confinamiento de Totana buscaba "frenar la transmisión descontrolada del virus". También defendía que en Lorca se había seguido el protocolo al pie de la letra. El Comité de Seguimiento Postcovid se volverá a reunir el lunes y analizará de nuevo la evolución de los casos. La Comunidad siempre ha dejado claro que "tomará cualquier medida" para combatir la propagación del virus. "No me temblará el pulso", es una de las coletillas que más repite el presidente.

La responsabilidad de los ciudadanos, fundamental

La Región se enfrenta, de nuevo, a un escenario incierto. "Es un momento crucial", como suele decir Villegas a menudo. La responsabilidad individual es clave. El Gobierno regional, que llegó a premiar -simbólicamente- a la ciudadanía con la Medalla de Oro por su comportamiento en el confinamiento, ha advertido de que hay actitudes inaceptables que están poniendo en jaque la salud de los demás. Así regañaba López Miras a los ciudadanos en una de sus comparecencias: "Calles, plazas y playas que no guardan la distancia de seguridad; grupos que se concentran ignorando cualquier normativa; personas que se enfrentan a las limitaciones impuestas para garantizar la seguridad en locales de todo tipo", afirmaba, apostillando: "Seguro que saben de lo que estoy hablando". El presidente reprendía que "muchos han olvidado" la importancia de lavarse las manos y el uso de la mascarilla como "seguro de vida" para todos pese al calor porque "no es un elemento de adorno". 

Un mes sin víctimas mortales

Agosto se revela crucial para conocer el devenir de la Comunidad. ¿Salvará el bache de los rebrotes o habrá que tomar medidas más restrictivas? Es la gran incógnita. Los positivos, por lo pronto, seguirán sucediendo porque ahora, según Villegas, "se está buscando activamente" casos nuevos. El consejero se niega a comparar los datos actuales con los de marzo y abril porque "el impacto sobre el sistema sanitario es notablemente diferente". En aquel momento, argumenta, sólo se hacían pruebas PCR para los casos graves y el personal sanitario. Ahora, afirmó, "hacemos pruebas hasta con los portadores asintomáticos". Lo cierto es que el virus es el mismo, sigue sin tener cura y su ritmo de crecimiento supera los 70 contagios diarios en los últimos días, con un crecimiento que evoca los peores momentos de marzo. Al menos sí hay una cifra positiva, que alimenta la esperanza: la Región lleva un mes sin víctimas mortales por coronavirus.

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