"El comportamiento de los uleanos ha sido clave"
MURCIA. En la Región de Murcia, un municipio resiste, cual aldea gala frente al invasor romano, a la llegada del coronavirus. Es Ulea, un pequeño pueblo enclavado en el corazón del Valle de Ricote y en el que viven 874 vecinos. Aunque la pandemia ha golpeado con menos dureza a la Región en comparación con el resto del país, el Covid-19 se ha colado en 44 de los 45 municipios de la Comunidad. Pero no en Ulea, que desde que Campos del Río registró su primer positivo se ha alzado como la única localidad murciana que no ha sufrido ningún caso en su población.
El brote se originó el 6 de marzo en Totana, a través de una madre y su bebé que viajaban desde Madrid. Dos días después se confirmaban los primeros contagios. Desde entonces, el virus se ha propagado por toda la Comunidad. La capital, Murcia, es la ciudad más afectada, con 739 casos, de los que unos 200 permanecen activos. Durante más de un mes sólo quedaron dos municipios indemnes, hasta que el pasado 29 de abril Campos del Río conocía su primer infectado y Ulea se quedaba 'sola'. Cada vez que Epidemiología publica el informe del Covid-19, desglosado por territorios, es una gran y pequeña victoria para los uleanos que el Ayuntamiento celebra con un mensaje en las redes sociales a la vez que recomienda precaución.
"No es un trofeo que nos guste tener en nuestras vitrinas", reconoce a Murcia Plaza el alcalde de Ulea, el popular Víctor Manuel López. "Pero es un premio que recompensa el comportamiento ejemplar de todos los vecinos", valora el regidor, que considera que la actitud ha sido una pieza fundamental para frenar la enfermedad. "La gente ha tenido mucha conciencia y civismo", relata a este periódico Pepe, un vecino que ha vivido muchos años "en esta maravilla del Valle de Ricote" y cuya familia reside en Ulea. Ellos le cuentan a diario que "han llevado un orden muy bueno".
El pueblo se ha volcado durante toda la crisis sanitaria. Sólo se ha interpuesto una denuncia por saltarse el confinamiento. Es decir, un caso de 874. Todas las noches, los equipos de limpieza desinfectan los principales lugares públicos: "Desde los cajeros hasta cualquier pasamanos", enfatiza el acalde. La teleasistencia ha funcionado a pleno rendimiento. También se han movilizado grupos de voluntarios que han atendido a las 209 personas con más de 65 años que habitan en la localidad. Les han llevado comida y recetas, evitando desplazamientos de los mayores, pues el consultorio médico se cerró el primer día.
Otro factor que ha hecho más llevadero el confinamiento es la singularidad de muchos hogares. "Muchos vecinos tienen una pequeña parcela en su domicilio, lo que facilita la movilidad en casa", comenta el regidor. El pueblo, aunque poco poblado, tiene una superficie de 42,5 kilómetros cuadrados. Equivale a 48.000 metros cuadrados por cada uleano.
El municipio también hace frente al problema de la despoblación que padecen las pequeñas poblaciones. Ulea ha perdido un 12% de sus habitantes desde el año 2002. Pero la vida sigue floreciendo, con 210 menores de edad -una cantidad similar a la de ancianos- que estudian -o estudiaban hasta el cierre de las clases- en el colegio de Infantil y Primaria, el único que tiene el pueblo, pues los institutos se encuentran en Archena.
Eso sí, aunque el pueblo puede presumir de estar libre del virus, Ulea protagonizó recientemente una polémica jornada. El Ayuntamiento organizó un pasacalles infantil el domingo 26 de abril, justo en el primer día en que se permitieron las salidas de los niños acompañados de un familiar. El Consistorio adujo que preparó el festejo por una buena causa: "Para rendir un divertido homenaje a todos los niños que han cumplido el confinamiento durante 45 días".
Sin embargo, el consejero de Salud, Manuel Villegas, daba un toque de atención al pueblo: "Hay que mantener una cierta tensión e ir despacio para no dar un paso atrás que después haya que lamentar", expresaba Villegas, apelando a la prudencia. El virus continúa circulando por la Región; por tanto, el riesgo cero no existe.
El alcalde tuvo que salir al paso y aclarar que el desfile fue "un acto musical y no un pasacalles", vigilado por la Policía Local y Protección Civil, y recalcó que el 90% de los menores no participaron en el evento. "El acto estuvo controlado por profesionales, no por voluntarios. Muchos pueblos han celebrado eventos así y nadie ha dicho nada", lamentaba a este diario el regidor, quien pide disculpas "si alguien entendió mal la intención del acto musical".
El municipio afronta ahora el reto de mantenerse lejos del patógeno una vez iniciada la fase de desconfinamiento. Ulea, por su población, no tiene restricciones horarias y todos pueden pasear desde las seis de la mañana hasta las once de la noche. Las personas mayores cuentan con un botón para avisar a la Policía en caso de que se topen con una aglomeración de personas. "Creo que tenemos el mayor número de aparatos por cada mil habitantes de la Región", apunta el alcalde. Toda precaución es poca. Como todo el país, los uleanos encaran la vuelta a la normalidad, dejando atrás la amenaza del coronavirus que no ha podido con ellos... hasta la fecha.
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