exposición de Frédéric Volkringeren en Puente Tocinos

Cuando las acequias callan: la huerta murciana a través de los ojos de un fotógrafo francés      

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| 07/06/2021
7/06/2021 - 

MURCIA. "Una  belleza de naturaleza potente y, al mismo tiempo, de una gran fragilidad" Así es como ha visto las acequias de la huerta de Murcia, a través de su cámara, el fotógrafo parisino Frédéric Volkringer, quien con ojos curiosos se ha adentrado en ese patrimonio cultural de la ciudad en la que habita desde hace treinta años y que no deja de sorprenderle. Lo ha hecho para mostrar una belleza silenciosa, al tiempo que para descubrir a los propios murcianos una riqueza que tienen "a cinco minutos de sus casas" y que necesita ser protegida. Parte de este trabajo que el fotógrafo realizó hace unos años -una treintena de fotografías- se exponen actualmente en el Centro Cultural de Puente Tocinos bajo el título Assáqya. Acequias de Era Alta y San Ginés.

Dicha muestra recoge el entramado de acequias y el sitema de regadio de la huerta que, durante siglos, ha sido fundamental para la agricultura y la subsistencia de los murcianos. Y que ante la mirada de Frédéric Volkringer adoptan "una percepción de evaporación, casi de desaparición, al sentir que se pueden perder elementos de la cultura del agua, tan vital para nuestra vida y en especial para nuestra Murcia", explica el artista francés. 

Assáqya -que nació como parte de un proyecto multidisciplinar gestado desde los Centros Culturales de Era Alta y San Ginés- lleva el sello del fotógrafo parisino, detrás de cuyas imágenes, en las que impera el silencio, hay una invitación a la reflexión (ocurre también en su muestra 'Manga Plage', expuesta actualmente en Cartagena). Y eso que, cuando hace unos años le propusieron hacer este trabajo, él reconoció no saber nada de este mundo que late en el corazón de la huerta murciana. "Pero nunca viene mal un poco de riesgo y me lancé a la aventura", apunta, al tiempo que asegura que le pareció "muy interesante" descubrir un paisaje completamente diferente, "tan delicado y tan olvidado", al lado de donde vivimos". En sus imágenes hay naturaleza, pero también la huella del paso del hombre en ella, lo que acentúa ese contraste entre la fuerza y la fragilidad de este entorno al que, se lamenta, "le damos la espalda".

Frédéric Volkringer se dedicó a la fotografía tras trabajar como colorista en una multinacional suiza relacionada con el mundo de la alta costura (para grandes creadores como Yves Saint Laurent, Courreges, Dior o Hermes). "Un trabajo interesante y estresante", recuerda ahora, desde la ciudad donde desde hace tres década combina trabajos artísticos y comerciales.

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