MURCIA. 2021 estaba llamado a ser el año de la recuperación, un objetivo que no terminó de cumplirse debido a las numerosas olas de la covid y a la inflación que comenzaba a dejar ver sus efectos en la economía, entre otros factores. Sin embargo, sí consiguió encauzar lo que todos consideraban que sería el camino a la reactivación, el momento en el que la situación financiera de la Región recuperara por completo los niveles de 2019 y se iniciara al fin el trayecto por una senda de crecimiento estable. Con estas esperanzas daban comienzo el 2022, un año que en sus primeros tres meses y medio no ha podido cumplir con las expectativas.
Ya en enero empezaban los problemas, pues la pandemia parecía no querer abandonar la vida de los murcianos, y seguía dando sus últimos coletazos con una tasa de contagios que rompía todos los récords previos, con sus consiguientes restricciones. Sin embargo, las vacunas terminaron por cumplir su función y la afectación del coronavirus fue disminuyendo hasta quedar contenido casi por completo, con lo que pudieron levantarse las restricciones.
En consecuencia, en febrero ya comenzaban a brillar los ojos de los empresarios, que veían tras casi dos años de nubarrones un cielo completamente azul sobre el que podrían crecer los negocios. No todo eran realmente fiestas, pues ya la inflación venía amenazando desde hace unos meses atrás a la economía regional, aunque unas cifras del IPC algo contenidas y la promesa de una mejora sustancial a partir del segundo trimestre del año apoyaban las previsiones optimistas. La incertidumbre parecía comenzar a desvanecerse. No obstante, el 24 de este mes dio comienzo la invasión Rusia de Ucrania.
De hecho, todo el mes de marzo acabó siendo condicionado por las consecuencias de este conflicto, con una inflación ya completamente fuera de control que se reflejaba especialmente en el precio de la electricidad y los carburantes, aunque poco a poco esta subida de precios ha ido afectando al tejido empresarial al completo. Uno de los hecho más destacados de este periodo lo protagonizaron las empresas de transporte, que mantuvieron 12 días de parón como protesta por la subida del coste de los combustibles.
Tras una ligera bajada, una esperanzadora subida y un trágico bajón, aún queda por averiguar cómo se comportará la economía de la Región en lo que resta de este abril. Las leyes de la montaña rusa especifican que ahora corresponde una nueva elevación, lo que no resulta del todo improbable si se tiene en cuenta que las medidas de contención para paliar los efectos de la guerra ya podrán comenzar a hacer su efecto. También las fiestas de Semana Santa contribuyen a esta reactivación, pues las buenas cifras del coronavirus están permitiendo que los murcianos puedan volver a salir a las calles y recuperen el consumo perdido estos dos últimos años.
En cualquier caso, no se puede negar que los empresarios se están encontrando con más piedras en el camino de los que pueden apartar al mismo tiempo lo que en palabras del consejero de Economía, Luis Alberto Marín, ha creado la "tormenta perfecta" que está "frenando en seco la reactivación social y económica". Por tanto, ahora es labor del tejido productivo continuar remando para sortear los obstáculos y volver a encauzar los resultados, una ardua tarea que requerirá de un esfuerzo dedicado y constante. No se espera que esta subida sea abrupta, pero con suerte se podrán evitar más bajadas en el futuro próximo.
La Región de Murcia ha afrontado en estos últimos cinco años algunos de los mayores desafíos que se recuerdan y que han generado un clima económico de pura incertidumbre en el que los empresarios han tenido que navegar. Sin embargo, las empresas murcianas han puesto de manifiesto su habilidad para capear el temporal y mejorar sus resultados