MURCIA. Los seres humanos tenemos una extraña manera de interpretar el mundo: en cuanto vemos que algo sucede varias veces tendemos a extraer una ley universal y pensar que sucederá siempre así. Un día las cosas cambian y el precepto no se cumple, pero tendemos a morir antes de cambiar nuestra visión de las cosas. Pongamos que durante un espacio de tiempo considerable entrenamos a una rata o a un perro a que si dan un golpe en la pared cae comida. Cada vez que el animal hace el gesto, la comida aparece y este principio se repite durante meses. El animal pensará que esto se va a repetir toda la vida y cuando no se repita perderá los nervios. Ejemplos de esto son los experimentos de Paulov o el experimento del pequeño Albert con un bebé.
¿Y qué tiene que ver esto con las inversiones? Muy fácil. Los inversores nos volvemos locos intentando buscar las pautas del mercado, aquellas que se repiten una y otra vez para intentar controlar lo que nos rodea. Y lo que es peor, cuando encontramos una pauta que se repite varias veces, intentamos establecer una ley y darla por científicamente probada. Decimos 'Sell in may and go away' para escenificar que desde mayo a octubre se producen muchas veces los peores momentos de mercado. Decimos que agosto es un mes bajista porque suelen venir caídas en los mercados.
Decimos que si el S&P 500 en los primeros seis meses del año logra un rendimiento superior al 12%, los siguientes seis meses que quedan del año sigue repuntando aunque menos que en el primer semestre. La media histórica de subida en los últimos seis meses del año es de un 9,7%. Como también que cuando el S&P 500 a finales de un mes de agosto lleva un revalorización en el año superior al 15%, el siguiente ejercicio suele hacerlo bien desde el punto de vista histórico. Eso ha sucedido en 14 ocasiones y solo en 2 de ellas no funcionó esta pauta.
Y hay otras muchas pautas de este estilo como la que dice que el comportamiento de la bolsa en enero suele indicar muchas veces lo que hará ese año; la del ciclo presidencial en Estados Unidos o la pauta decenal que establece que los años acabados en 5 siempre terminan con ganancias. Para mí solo podemos hacer una cosa. Ceñirnos al principio socrático "solo sé que no sé nada" y, por lo tanto, concluir que solo sabemos una cosa: que no podemos saber nada.
Todas estas pautas-algunas más locas que otras-son solo eso: pautas que han sucedido algunas veces y si acaso y como mucho una guía. Nunca lo hagamos ley. Pues seguramente esa ley nos acabará hundiendo. Nunca las mismas leyes funcionan en el mercado. Incluso la ley de que las buenas empresas suben y las malas bajan no siempre se produce de forma instantánea y regular, y puede pasar mucho tiempo hasta que vamos la racionalidad detrás de los movimientos en bolsa. Ya lo dijo Warren Buffett: "Si el mercado fuera racional yo no sería millonario".
Como prueba este 2023. Un año curioso y paradigmático que nos enseña la dificultad de aplicar pautas. Tan solo cinco o seis empresas explican toda la subida de los mercados en 2023 y son aquellas mas relacionadas con la inteligencia artificial. Un catalizador inesperado que está consiguiendo que ninguna de las pautas funcione, y que el mercado esté viviendo un año un tanto especial con los índices subiendo mucho en entorno difícil. Con todas estas premisas debemos enfrentarnos al verano y frente a ello solo podemos decir que las fuerzas que han movido los mercados este año siguen intactas.
Las tesis que han llevado a las Microsoft, Apple, Facebook o Tesla a liderar los mercados siguen ahí. La inteligencia artificial va suponer ingentes ingresos para estas empresas y eso ya se está reflejando en sus precios y seguirá haciéndolo mientras nos damos cuenta del potencial de esta tecnología para generar beneficios en esas empresas. Por lo demás -y para todas las demás inversiones- no corren buenos tiempos, con las subidas de tipos y la ralentización de la economía mundial. Esa es la realidad.
Frente a esta falta de asideros solo hay una solución: crear las pautas que sí funcionan. Las que nos ponemos para gestionar nuestras inversiones, pues evitan que pensemos con el corazón en vez de con la cabeza. Una muy útil es obligarnos a ir vendiendo poco a poco cuando los mercado suben mucho y a comprar cuando bajan, siempre manteniéndonos en mercado con una parte del capital. Un amigo mío aplica esto regularmente con porcentajes definidos y le va muy bien. No duda.
Pero todo ello se aplica si somos inversores en bolsa, la buena noticia ahora es que hay alternativas donde los bonos tienen rentabilidades que comienza a ser interesantes. Por lo tanto lo de siempre: no atiendan a leyes que prometen beneficios y fijen sus propias leyes para gestionarse a si mismos, sabiendo qué riesgo quieren asumir y de qué manera lo van a gestionar. No puede haber un consejo mejor para este verano.
Lorenzo Serratosa es cofundador de la EAF valenciana Kau Markets y presidente de Substrate AI
Puede observarse con cierto hastío la cantidad de eventos, jornadas, congresos y seminarios de todo tipo sobre inteligencia artificial (IA) a los que podríamos asistir, si no tuviéramos que lidiar con la todavía presencial y fatigosa vida real