MURCIA (EFE).- Los escritores que están detrás del pseudónimo de Carmen Mola, entre los que se encuentra el lorquino Agustín Martínez junto a Antonio Mercero y Jorge Díaz, auguran larga vida a su proyecto, descartan que lleguen a surgir entre ellos "problemas de vanidad" y se declaran "feministas", huyendo de la polémica que se generó cuando, hace unos meses, al recibir el Premio Planeta, se desveló que no son una mujer.
"No tenemos una Yoko Ono todavía en el horizonte. Espero que siga mucho tiempo Carmen Mola", explica entre risas Martínez (Lorca, 1975) en una charla con Efe en Buenos Aires, donde el trío llega para presentar este sábado en su feria del libro La bestia, su cuarta novela, con la que obtuvieron el prestigioso galardón.
Todo se remonta a 2017, cuando los autores -los tres novelistas y guionistas de series televisivas- decidieron, escondidos en un nombre de mujer, lanzarse juntos a escribir novelas. Su debut, La novia gitana, se convirtió en un éxito y fue el primero de tres libros con las historias de la inspectora Elena Blanco, que sumarán un cuarto, Las madres, que saldrá a la venta en otoño de este año.
Ahora, cinco años después de aunar fuerzas, aún les cuesta creer lo que han conseguido: "Hemos pasado de no tener ninguna exposición mediática porque vivíamos en el cómodo anonimato a esta exposición tan salvaje. Está siendo muy intenso, agotador, pero muy bonito", afirma Mercero (Madrid, 1969).
Con una identidad envuelta en misterio, la enigmática Carmen Mola reveló su secreto en octubre del año pasado, cuando La bestia obtuvo el Planeta, galardón literario con mejor dotación económica del mundo: un millón de euros.
Para desvelar quiénes eran -"teníamos los tres la sensación de que en cualquier momento nos iban a descubrir", dice Martínez- pensaron que una buena ocasión para hacerlo era si ganaban el certamen, al que decidieron postularse.
"Habíamos visto las posibilidades que tenía el premio, tanto de alcanzar más lectores, como ser más conocidos, como de salir del anonimato, que para nosotros era la principal. Si te presentas al Planeta y lo ganas, hay que abrir el sobre y tienen que decir quienes somos", señala Díaz (Alicante, 1962).
Automáticamente, proliferaron en Twitter críticas acusándolos de banalización, por los problemas que durante años tuvieron numerosas escritoras que debieron ocultarse tras un nombre masculino para publicar sus obras. Incluso una librería de Madrid especializada en literatura feminista decidió retirar los libros de Carmen Mola.
"Nosotros tampoco quisimos descender a la arena para confrontar la polémica. Primero porque estábamos muy felices como para dejar que algo empañara nuestra felicidad, y somos muy prácticos en ese aspecto; y segundo porque nos sentimos feministas", agrega Mercero.
Porque, según continúa, tanto los personajes como las tramas de sus novelas "tienen mucho de feminista", y concluye: "entonces no podíamos descender a la arena a confrontar con el feminismo, porque eso nos situaría enfrente de ellas cuando no es nuestro caso".
La bestia está ambientada en el Madrid de 1834, cuando una epidemia de cólera y una oleada de crímenes de niñas de clases humildes asolan la ciudad. En ese contexto, un intrépido periodista, un policía tuerto y una valiente niña cuya hermana desaparece tratan de desvelar los asesinatos.
Una novela con una repercusión que no les ha paralizado. En unos meses, en el otoño boreal, publicarán su nuevo libro y se estrenará la serie de televisión basada en La novia gitana. "Ahora resulta que de la primera de esas novelas nos encargan la adaptación audiovisual y volvemos a la casilla de salida, nuestro trabajo de guionistas, que es nuestro oficio principal. Así que ha habido algo de efecto bumerán", indica Mercero, hijo del emblemático director del mismo nombre, creador de icónicas series como Verano azul, Farmacia de guardia y el telefilme La cabina.
Es precisamente la larga carrera de los Carmen Mola en televisión, normalmente en equipo, la que les ha permitido adaptarse al trabajo de escribir novelas entre tres.
La primera idea para crear una historia, según relatan, puede salir de cualquiera de los tres, y si les gusta, luego consensuan la trama y la estructura de la novela y cada uno se va a escribir un tercio a su casa. "Y luego ya nos vamos rebotando ese material para comentarlo y para que lo vaya reescribiendo alguien que no ha escrito esa primera versión (...) Este proceso de Carmen Mola lleva muchísimas reescrituras", culmina Mercero.
Algo que comenzó como un juego de amigos que continuarán juntos mientras sigan pasándolo bien.
"Sabemos que a veces hay que ceder, otras veces ganas tú, tu idea convence a los demás y todo eso. No creo que la vanidad acabe rompiendo esto", remata Martínez, el más joven del trío, que anhela que Carmen Mola sea recordada como un proyecto que ayudó a las personas a reconectar con la lectura.