MURCIA. Quién no ha pasado un buen rato revisando viejos álbumes de fotos para revivir momentos vividos, o no, que forman parte de nuestra historia más o menos reciente. Y es que la fotografía se nos presenta como una de las mejores herramientas para conservar la memoria colectiva. Eso es lo que viene a hacer -remontándose en el tiempo y empleando complicados procesos- el Laboratorio de Investigación Fotográfica de la Universidad de Murcia, LIFUM, con su tarea de salvaguardar, conservar, poner en valor y difundir el patrimonio fotográfico doméstico. Para cumplir este último cometido, muchos de sus estudios foto-histórico cobran forma de exposición para ser presentados en sociedad.
Es el caso de la muestra Memoria. Proyecto de recuperación fotográfica, que hasta el 11 de noviembre se puede contemplar en el Museo de la UMU, comisariado por Lucía Pardo Flores y José Fernando Vázquez Casillas (director del LIFUM). En este ensayo expositivo ha reunido una colección de imágenes que muestran la historia particular, al tiempo que universal, de una familia acomodada de principios del siglo XX. Así, sus protagonistas no hablan de cómo vestía la clase alta de la época y de cuáles eran sus actividades lúdicas, desde reuniones en el jardín, carreras de caballos o montar en coche a tocar instrumentos musicales que evidenciaban una formación refinada.
Este trabajo refleja la labor que lleva a cabo el LIFUM de formación trasversal de alumnos de Historia del Arte y Bellas Artes de la UMU, ya que se trata de un estudio realizado por la estudiante Lucía Pardo Flores, del máster en Investigación y Gestión del Patrimonio Histórico-Artístico y Cultural. Ejemplifica, además, el compromiso del Laboratorio de Investigación Fotográfica de proteger los documentos sociofamiliares.
En este caso, señalan desde el LIFUM, tras un proceso de investigación profundo por parte de la estudiante, concretado en el trabajo fin de máster Proyecto de recuperación, conservación y difusión: negativos estereoscópicos de gelatinobromuro en vidrio, se seleccionaron las imágenes que ahora se pueden contemplar. Para ello, hubo recuperar un fondo fotográfico de placas de vidrio que estaba en un estado crítico. Este archivo de autor desconocido, posiblemente un aficionado (sobre 1914), está compuesto por un total de 86 negativos estereoscópicos con un formato de 6 x 13 cm, bajo el procedimiento del Gelatino-bromuro.
"El mal estado de los originales obligó a la aplicación de un exhaustivo protocolo de conservación y, en su caso, reconstrucción digital. Unos procedimientos que permiten su análisis técnico, histórico y antropológico, facilitándose su clasificación y descodificación. Todo este contexto posibilita, por un lado, su datación y procedencia, en este caso España, y, por otro, el conocimiento de su iconografía; esto es, la temática general que ostenta en torno a diferentes eventos sociofamiliares", describen desde el LIFUM.
Añaden que la selección de fotografías elegidas para esta muestra "respeta en su totalidad la propia naturaleza del objeto, siendo en sus diferentes escenas un ejemplo claro de recuperación y protección de la memoria colectiva; una reunión de retratos individuales –y en grupo– que testifican su lugar y su tiempo".