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El arquitecto es nombrado Académico de Honor de Santa María de la Arrixaca

Rafael Moneo: "La vida es lo que uno va dejando tras de sí"

14/11/2019 - 

MURCIA. "La vida es lo que uno va dejando tras de sí", asegura Rafael Moneo. Y la Región de Murcia tiene la suerte de que el arquitecto ha dejado en ella "dos de las obras más significativas de mi carrera". Sobre el edificio de ampliación del Ayuntamiento de Murcia y la adecuación del Teatro Romano de Cartagena habló este miércoles, durante su acto de investidura, el nuevo Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca. Lo hizo, precisamente, en el salón de actos del edificio Anexo del Ayuntamiento de Murcia, la emblemática obra que el arquitecto ideó y que, tras ser inaugurado en 1998, se ha convertido en uno de los símbolos arquitectónicos de la ciudad. Allí, dentro de su propia obra, el internacional arquitecto pronunció la conferencia De los nietos de Augusto al Cardenal Belluga. 

Arropado por los acádemicos de número de la Real Academia, de chaqué como marcaba la ocasión, y por un auditorio a rebosar que no quiso perderse el reconocimiento a uno de los máximos representantes de la arquitectura contemporánea mundial, Rafael Moneo agradeció "a esta tierra y a su gente el haber confiado en mi trabajo y haberme encargado estos dos proyectos"

Respecto a edificio anexo del Ayuntamiento de Murcia, el arquitecto de 82 años explicó que aplicó "la intuición y el conocimiento de la arquitectura" para resolver el problema que constituía cubrir un vacío arquitectónico en una plaza presidida por dos de los edificios más importantes de la ciudad: la Catedral y el Palacio Episcopal del Cardenal Belluga. "Se trataba -manifestó- de que el poder civil hiciera acto de presencia en un espacio dedicado al poder de la Iglesia". Para ello, se planteó el nuevo edificio como "un actor más en la plaza, sin pretender adquirir protagonismo frente a la Catedral y el Palacio". 

El edificio de ampliación del Ayuntamiento de Murcia iba a estar enfrentado a la Catedral, "la iba a mirar desde la diferencia, en la que se reconoce su origen pero sin tener que ver estilísticamente con ella". "El atrevimiento de este edificio es que se dirige y se enfrenta a la fachada barroca", continuó, para añadir que "para esa faz o rostro elegimos el uso de la piedra" y se recurrió a la estética de una partitura musical. Al mismo tiempo, "el edificio respeta a quienes fueron los señores del lugar y renuncia a abrir una puerta a la plaza, sino que lo hace en un lateral". Así, y con un juego de "llenos y vacíos", Moneo creó la dialéctica de un edifico que "actualmente forma parte del espacio urbano más representativo de la ciudad".

Recurrir al conocimiento

  

Un planteamiento muy distinto fue el que el arquitecto navarro se planteó con el Teatro Romano de Cartagena, donde tenía que "definir el espacio urbano más significativo de la ciudad" y para lo cual "sólo tuve que recurrir al conocimiento, no a la intuición, porque todo estaba allí". En este sentido, Rafael Moneo recordó el extremo deterioro que sufría esa parte de la ciudad y que tenía claro que "no podía caer en la tentación de remodelar el teatro, una alternativa que se llevó a cabo con dudoso resultado en Sagunto y que terminó en el Supremo".

"No añadir, no elucubrar, no adecuar las gradas para espectáculos multitudinarios,..." eran la premisas de las que partía el arquitecto. "Teníamos que hacerlo asequible, sin desvirtuarlo", explicó el nuevo académico de Santa María de la Arrixaca. Y para ello, el principal problema era el acceso. La solución, recordó Moneo, fue iniciar un recorrido desde la parte más baja, con entrada por el Palacio de Pascual Riquelme, y un corredor subterráneo por el que el visitante se adentra en la historia de la ciudad. Tras llegar a una parte nueva, con escaleras mecánicas para subir a la parte más alta, se pasa a un segundo corredor bajo la Catedral Vieja, donde "la compleja historia de Cartagena se hace presente y se le prepara para el encuentro con el teatro, tan magnífico como inesperado".

El sello más personal del arquitecto se deja notar "en la definición del perímetro del teatro", para el que no cayó en la tentación de una columnata, sino que "un parapeto deslinda el monumento". Rafael Moneo se mostró satisfecho de haber trabajado en "una obra tan notable, fue una fortuna estar presente" y se congratuló de que otros edificios notables como el del Arqua o el del Auditorio El Batel hayan contribuido crear un entorno del que los cartagenero se sienten orgullosos. 

  

El director de la Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca de Murcia, Cristóbal Belda, consideró "de justicia" el nombramiento de Rafael Moneo por la huella tan significativa que el arquitecto ha dejado en la dos principales ciudades de la Región: Murcia y Cartagena. En este sentido, destacó que "el Teatro Romano de Cartagena es el monumento más visitado de la Región y atrae a miles de turistas". Respecto a su obra en Murcia, Belda apuntó que "asumió un riesgo del que sin duda ha salido airoso, ya que el Edificio Moneo se ha fundido con la plaza, con los colores; se ha mimetizado con el entorno". 

Desde que Rafael Moneo (Tudela, 1937) ganara en 1961 el Nacional de Arquitectura, hasta que fue nombrado académico de Bellas Artes de San Fernando, ha sumado los más importantes premios de arquitectura, desde el Pritzker de Arquitectura (considerado el Nobel de esta disciplina) en 1996 al Europeo de Arquitectura Contemporánea, Mies van der Rohe, en 2001. Atesora también la Medalla de Oro de la Unión Internacional de Arquitectos (1996) o la Medalla de Oro de la Arquitectura (2006), entre otros muchos. En 2012 recibió Premio Príncipe de Asturias de las Artes.


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