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'Wabi-Sabi. Inspiraciones'

El murciano que fusionó la huerta con el arte japonés: Gambín expone en 'El Jardín' de Molina de Segura  

2/09/2021 - 

MURCIA. Cada mañana el molinense Francisco Gambín sale con su bicicleta para recorrer los caminos de la huerta y raro es el día que no vuelve cargado de hojas secas, granadas, ramas o lo que otros considerarían directamente basura. Para él son objetos que ofrecen "un reciclaje muy interesante", que muestran las huellas del pasado como si fueran cicatrices y que en sus manos inician una nueva historia. Además, estas marcas del tiempo nos recuerdan, según la estética japonesa del wabi-sabi, que "somos seres transitorios". Y es que el murciano se ha llevado el arte japones a su terreno -al de la huerta, sus colores y su forma de entender la vida y la creación-, mostrando el resultado de esta fusión en la exposición 'Wabi-Sabi. Inspiraciones', que se inaugura este jueves (20.00 horas) en la sala de exposiciones 'El Jardín' de Molina de Segura, donde permanecerá hasta el 28 de septiembre. 

Es muy posible que los visitantes que se acerquen a lo largo del mes a la sala molinense se encuentren por allí al artista, que ha manifestado su intención de frecuentarla para explicar al público asistente este trabajo inspirado en una estética oriental que celebra la simplicidad sin artificios y las huellas que la vida va dejando sobre los objetos. Pero, ¿cómo ha llegado la influencia del arte japonés a este pintor murciano? "Mi influencia se llama Pinterest", asegura este artista autodidacta a quien"los errores enseñan" y quien afirma que "hoy en día se pueden encontrar mil cosas interesantes" en esta plataforma, que se ha convertido "en una escuela muy rica".

Paco Gambín ha murcianizado el wabi-sabi -muy de moda, dice, como estilo de decoración-  con su paleta de colores, más rica que la de esta estética japonesa que busca reflejar un estado de ánimo y ciertas atmóferas y que se concibe como una manera de vivir y percibir el mundo. "Es el arte de eliminar las cosas innecesarias y dejar lo esencial", que no deja de ser algo "imperfecto, incompleto e impermanente". Aunque, Gambín reconoce que hasta a los propios japoneses les cuesta definir lo qué es el wabi-sabi, que "valora humildemente cada forma y sus materiales".

Sus inspiraciones se pueden contemplar en esta exposición dividas en dos partes muy diferenciadas. Por un lado, una de las paredes de la sala está dedicada a acuarelas clásicas realizadas por el artista, mientras que otras dos zonas acogen el resultado del ejercicio de "provocarme a mí mismo" y de "jugar" con todos esos materiales que ha rescatado de los caminos de la huerta. Con ellos Gambín ha compuesto  una serie de bodegones pegando los distintos elementos que ha incorporado con cera de abeja - siguiendo la ancestral técnica de la encáustica-, que le sirve para que esos objetos perecederos tengan una permanencia en la obra y trasciendan. Ha utilizado, además, lo que se conoce como cerámica fría, consistente en cartón piedra mezclado con serrín para dar forma a diferentes recipientes. 

De esta forma, el artista molinense ha querido expresar ideas como que el wabi-sabi "es celebrar la vacuidad y el espacio, el silencio, la disimétrica y la simplicidad sin artificios" o que con ella "aprendemos a abrazar las manchas, el óxido, los bordes deshilachados y el paso del tiempo que representan". Toda una filosofía de vida que rebosa en el estudio del pintor.

     

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