proyecto de Número 26 y Pastor y González Arquitectos

La original casa en la Huerta, hecha con retales, que reinterpreta la arquitectura tradicional

27/02/2022 - 

MURCIA. "Abandonamos la ciudad". Así lo decidieron M. y M., una pareja que puso su sueño de crear un hogar en la Huerta de Murcia en manos de unos arquitectos capaces de cimentar este proyecto sobre las cosas más simples, lo local, la innovación, la belleza, el amor y los recuerdos. Los tenían cerca, muy cerca, por lazos familiares y de afecto. Así que el estudio Número 26, fundado por Míriam Hernández y José Ángel Rodríguez, se dispuso a llevar a cabo este encargo tan especial, en colaboración con Pastor y González Arquitectos, comprometidos como estaban con el lugar y la felicidad de quienes lo iban a habitar. El resultado es una original vivienda en La Arboleja -en la que lo tradicional y lo contemporáneo conviven creando una nueva realidad llena de matices-, que ha sido objeto de interés de publicaciones especializadas como AD y Diseño Interior. 

Así, ha brotado en la Huerta la Casa MYM, como ha sido bautizada, conectando con la idiosincrasia de este entorno pintoresco, complejo y diverso, donde se mezclan viviendas tradicionales, nuevas construcciones, una actividad minifundista agrícola, caminos serpenteantes y redes de riego. "La Huerta se compone a retales", señalan los arquitectos. Por ello, y como las viviendas de autoconstrucción típicas en la zona, también se ha concebido la Casa MYM a retales, encontrando en lo costumbrista respuestas y desarrollando un lenguaje propio. "Hemos elaborado un código contemporáneo que pone en valor lo espontáneo, la riqueza y la identidad del lugar", explican desde el Estudio 26. 

Piezas cerámicas, chapas, cañas y madera son algunos de los "retales" con los se ha dado forma a este hogar sobre una parcela alargada de 15 metros de fachada y 43 de profundidad, a la que se llega serpenteando por la huerta murciana. Así, cuenta con una valla hecha con azulejos cerámicos, cemento, chapa minionda galvanizada y cañizo. En un lateral de la fachada se sitúa la puerta, por la que se accede a un recorrido de bloques cerámicos que acompaña hasta la alberca. Antes, se puede tomar uno de los dos pasos traveseros y acceder a la casa entre cajas. 

Porque la casa está fragmentada en tres volúmenes, asomándose los unos tras los otros, como si quieran mirar todos hacia el fondo de la parcela en busca de la buena orientación, de las vistas sobre las montañas y huertas cercanas. "Desde mi habitación se ve la luna", pueden decir sus moradores.

Una vez dentro, el volumen de mayor tamaño alberga la zona de día (salón-comedor-cocina), con el agua y las huertas delante, y más allá las montañas. En el centro de la parcela, la segunda caja contiene dos dormitorios, un baño y el lavadero. Y el primero de los volúmenes, el que está más próximo a la valla de acceso, guarda un tercer dormitorio, un baño y un trastero. 

En el exterior de la parcela, rodeando la casa y atravesándola, se pueden encontrar pasos cerámicos, huerto, tierra y árboles que proveerán las sombras que están por venir. "Todo se ha contruido de una manera directa, que no sencilla por precisa, sin acabados, todo es uno", apuntan los arquitectos. A lo que hay que añadir muros de carga de termoarcilla que quedan vistos por fuera y a veces también por dentro, con suelos de hormigón y también de barro y con chapados de azulejo cerámico esmaltado. 

"Nos hemos inspirado en el folklore, en la cultura popular -los estampados que dibujan los azulejos hacen referencia a los patrones que se utilizan para hacer los bordados de los trajes huertanos, cada azulejo representa un punto-, en las luces y las sombras, en las buenas vistas y en las noches de verano", añaden desde Estudio 26. 

Las puertas grandes y correderas son de pino, las abatibles en DM lacado, las de los baños y el lavadero de chapa galvanizada con un gran mirilla cerrada con cristal impreso. En el salón los espacios de almacenamiento se cierran con puertas correderas de chapa minionda galvanizada, trabajando el plano completo, de forma que cuando están cerradas funcionan como revestimiento (este material se ha utilizado tanto en interior como en exterior). Y delante de los huecos, de casi todos, unas celosías cerámicas guardan y protegen del sol. Sólo donde hace falta. 

"Intervenimos el entorno que habitamos y este nos cambia a nosotros también", aseguran los arquitectos.

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