Sánchez cuelga el cartel de 'no hay entradas' en el Príncipe de Asturias (Fotos: OMEGA)
Sánchez cuelga el cartel de 'no hay entradas' en el Príncipe de Asturias (Fotos: OMEGA)
Sánchez cuelga el cartel de 'no hay entradas' en el Príncipe de Asturias (Fotos: OMEGA)
MURCIA. Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa... Suena Mediterráneo en la dulce voz de Reyes Aznar y un grupo de mujeres se levanta en la grada ondeando la bandera roja del puño y la rosa. Cantan, corean, se abrazan. Están exultantes. Son las once de la mañana y el Pabellón Príncipe de Asturias de Murcia luce lleno absoluto, a reventar. Han acudido en masa, con autobuses procedentes de toda la Región: Mula, Bullas, El Raal... El ánimo está por las nubes en la parroquia socialista. "Bueno, hemos ganado, ¿no?", desliza pícaro un socialista. Aflora en el ambiente el pique del aforo con Núñez Feijóo, el líder del PP que dos semana atrás visitaba el mismo recinto. "Mira, mira, aquí no hay huecos vacíos", señala, apuntando al graderío.
"Hemos duplicado el aforo de Feijóo", observa a pie de pista un peso pesado del PSOE. "La sinergia del PSOE es buena. Estamos en el camino correcto. Falta que la gente lo corrobore en las urnas...", suspira mientras ahora resuena Caminante, son tus huellas el camino... En efecto, a la militancia agolpada en el Príncipe de Asturias no hace falta convencerla, pero sin duda alguna se llevó un buen chute de adrenalina socialista. Una descarga de socialismo en vena. De eso trata un mitin al fin y al cabo.
Nadie se lo quiso perder. Ni el exlíder socialista Diego Conesa, empapado de reencuentros, abrazos y besos. Ni los igualmente exlídereres Pedro Saura, hoy presidente de Paradores de Turismo, ni Rafael González Tovar, hoy secretario general de Murcia Este. Ni la inmensa mayoría de alcaldes o alcaldables, ni los diputados en el Congreso, ni el eurodiputado murciano, Marcos Ros. Ni por supuesto el cargo murciano más alto del Ejecutivo central, María González Veracruz. Ni el secretario regional de UGT, Antonio Jiménez. Ni el presidente de las cooperativas, Ucomur, Juan Antonio Pedreño. Ni el flamante fichaje del PSOE de La Glorieta, el exmorado y ahora independiente Ginés Ruiz Maciá. Todos responden a la llamada de Pedro Sánchez.
Murcia en particular y la Región en general son dos plazas difíciles históricamente para el PSRM. Al menos lo son desde 1995. Es cierto que la dinámica viró en 2015, destiñendo parte del mapa azul que barrió en 2011, y especialmente en 2019, cuando el PSOE regional saboreó su primera victoria autonómica en casi tres décadas. Incluso Murcia ahora tiene un alcalde socialista tras 26 años de regidores del PP. Pero la realidad es tozuda y la derecha impera en las encuestas, con PP y Vox atronando con fuerza. "Murcia es complicada, sí", reconocía Miguel Ángel López, un pensionista ilusionado por el mitin pero receloso de las perspectivas electorales. "La gente debe ver el esfuerzo del Gobierno de España. Y la izquierda debe movilizarse", opina mientras sus compañeros asienten. Una pancarta sobre el Mar Menor situada a su lado le da la razón: "Los peces no pueden votar, tú sí".
El reto, con todo, es mayúsculo. Si Vélez triunfa el próximo 28 de mayo, el PSOE acabará con 28 años de gobiernos del PP. Pero si fracasa, sumirá a su partido en una travesía interminable por el desierto. Algo parecido se puede decir de Serrano: si cae el 28M, estos dos años de gobiernos socialistas habrán quedado como un paréntesis; si continúa, se le abriría una gran oportunidad de consolidar el proyecto socialista. O como diría él sobre la tribuna: "Lo que podemos conseguir cambiará la historia de la Región de Murcia".
Son las doce menos veinte y el público se pone en pie. "Presidente, presidente", claman en una atmósfera atronadora. Vestido informal, con camisa y pantalones vaqueros, sin rastro de americana ni corbata, aparece Pedro Sánchez, escoltado por José Antonio Serrano y Pepe Vélez. Le cae una lluvia de manos y flases. Él regala abrazos, besos y sonrisas. Le cuesta llegar al estrado, tampoco le importa.
De Serrat se pasa al rap para anunciar la presentación de Serrano. "Lleno hasta la bandera, compañeros", arranca el alcalde. "Querido Pedro, estás demostrando cómo se tiene que gobernar. Nos haces muy orgullosos de ser socialistas", le dedica un entusiasta Serrano, que se muestra muy optimista. "Vamos a ganar las elecciones, lo digo alto y claro". Este cronista, que asistió en 2019 al bautismo de Serrano como candidato -arropado precisamente por el presidente Sánchez en su pueblo, Puente Tocinos- da fe de su evolución como orador. Se le vio más suelto, más convencido, menos nervioso.
A continuación interviene la alcaldesa de Bullas y presidenta de la Federación de Municipios de la Región, Lola Muñoz. Ella fue la menos crítica con el PP, pero no eludió los dardos: "Cada vez que el Gobierno regional mostraba indiferencia", lamentaba, "siempre volvimos la cara al presidente para obtener respuesta". Reivindicó además que los 45 municipios de la Región son "los únicos de España que no tienen un plan de financiación de la Comunidad".
Acto seguido es el turno de Pepe Vélez, uno de los más esperados, con permiso del presidente. Vélez es el socialista que más se juega el 28M. Pero esta vez jugaba en casa. Se le nota cómodo en el atril, desenvuelto y pasional, con nervio; el registro del mitin se adapta como un guante a su estilo. "¡Esto es un pabellón lleno!", espetó, parafraseando a Rajoy para comparar la asistencia de público con Feijóo. "Esto es lleno; el otro, vacío", incidía.
El calasparreño puso cuatro veces en pie a la concurrencia. Lo hizo con la mención al aforo, con el AVE soterrado a su paso por Murcia, con la promesa de un tranvía de la capital conectado con Molina de Segura y Alcantarilla y, por supuesto, cuando volvió a desafiar a López Miras a un duelo, a un cara a cara que seguramente no se producirá (el presidente ya ha dicho que sólo quiere debatir en el Colegio de Periodistas y ante todos los representantes de la Asamblea).
El candidato del PSRM se acordó a menudo de López Miras, de quien llegó a preguntarse "si no tenía corazón"; se comprometió a recuperar el Mar Menor y a ampliar la moratoria urbanística en la "joya medioambiental"; también recitó una retahíla de medidas del Ejecutivo central, pues, como sostiene el sindicalista Pepe Álvarez, "nunca se ha hecho tanto en tan poco"; y no se olvidó, faltaría más, del agua, posiblemente el tema que más quebraderos de cabeza trae al PSRM, tras los recortes del Consejo de Ministros en los planes de cuenca. "El Trasvase es irrenunciable, pero el cambio climático está ya aquí", arguyó, ya en los momentos finales de su discurso, que lo terminó en alto. "A ganar, a ganar y a ganar", exhortó ante una enardecida audiencia.
Y al fin Pedro. El presidente sacó su agenda, fiel al guion de los últimos meses: gestión económica y vivienda. Vivienda y gestión económica. Pivotó sobre esos dos temas, a los que esta vez añadió un guiño para los jóvenes. Anunció descuentos en viajes y un "Interrail español", cuyos detalles se tendrán que concretar en el Consejo de Ministros. A buen seguro que Sánchez sabe que la Región no es una plaza fácil para el socialismo. Él conoce bien a Vélez, quien le arropó en sus años duros de destierro de Ferraz. Tal vez por eso quiso mostrarse especialmente cariñoso con el calasparreño: "Oye, Pepe, iré a tu toma de posesión como presidente de la Región de Murcia", le dijo.
El PSOE regional entra en éxtasis, escuchando a su líder. "Nuestra gestión es nuestro mejor aval para ganar las elecciones el 28M", arenga Sánchez. El presidente también entra al choque con López Miras, a cuyo Gobierno culpó de ser el que "menos complementa los seguros agrarios" de todo el país. "No dedica recursos al sector primario". Igualmente acusó de negar el cambio climático "al Gobierno del PP con el apoyo de Vox". Y remató su intervención animando de nuevo a sus "luchadores": "Vais a ganar en la Región de Murcia para disgusto de PP y Vox". Porque lo que hace "avanzar a las sociedades es el socialismo". Ahí queda eso. Palabra de Sánchez.