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 jefe del Servicio de Medicina Preventiva de la Arrixaca de Murcia

Alberto Torres: "Da rabia llegar así a esta tercera ola: sabemos suficiente del virus y se podía haber evitado"

24/01/2021 - 

MURCIA. Ya avisaba el pasado mes de diciembre Alberto Torres, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia, epidemiólogo investigador del IMIB y catedrático de la Universidad de Murcia, que la situación se podía ir de las manos en cualquier momento. Y así ha sido. Torres señala que las medidas que actualmente están implantadas son ya de facto un confinamiento, ya que prohíbe la interacción entre personas no convivientes. Advierte, sin embargo, que la transmisión del virus es exponencial. ¿Qué quiere decir esto? Que si queremos disminuir drásticamente los contagios hay que mantener un tiempo prudente las medidas actuales, y no empezar a relajarlas aunque mejore la situación. "Ya hemos tenidos dos veces previamente esta situación".

-El personal sanitario avisó antes de las Navidades del peligro de un repunte tras las fiestas, como ha ocurrido. ¿Se sienten ninguneados por la sociedad, las instituciones o ambos?

-No hablaría en esos términos. Es una situación muy complicada la que se vive en los hospitales. Cuando te llegan muchos ingresos, que van aumentando y que repercuten en la actividad asistencial, tienes que dejar de atender a otros pacientes. Eso genera mucho estrés, mucha preocupación. Repercute en la salud de tus pacientes. Da rabia llegar a esta situación porque esto se sabía. Ya sabemos suficiente del virus como para que seamos capaces de controlarlo. Se podría haber evitado llegar a esta situación. Eso sí da rabia. Es la tercera vez que pasamos por esto.

-En este sentido, el Gobierno regional ha alegado que en Navidad se partía de un número de casos muy bajo para justificar la relajación de las medidas. ¿Está de acuerdo?

-Era más bajo que lo que habíamos tenido. Eso es cierto. El problema que tiene la transmisión del virus es que es exponencial. Se te va a duplicar en poco tiempo el número de casos. Independientemente del número que tengas de partida. Si tienes 100 se convierten en 200, pero si tienes 1.000 se transforman en 2.000. Las consecuencias, los números absolutos, importan, porque es de lo que va a depender la hospitalización y los ingresos. Todo es mucho más fácil a posteriori. Con lo que ha pasado, la apreciación de que teníamos margen seguramente no era del todo correcta. No teníamos tanto margen como pensábamos. Todo ha sorprendido que crezca tan rápido. Sin embargo, cuanto más baja hubiera sido la cifra, mejor habría sido.

Esto ha pasado en toda España. No lo circunscribiría a lo sucedido en la Región. Ha pasado en España de forma generalizada. Se ha infravalorado. Pero no debemos buscar culpables, sino ver que aprendemos de cara al futuro. Lo que es evidente es que debemos conseguir números muy bajos, por debajo de los 50 casos por 100.000 habitantes, para tener cierto margen de seguridad. Para poder responder a los brotes con eficacia. Con nuestros sistema de vigilancia, si el número de casos es muy alto, acaba desbordado y no puede dar respuesta.

-Da la sensación de que vamos siempre por detrás del virus. ¿Estamos siendo poco proactivos?

-Sí. Pero desde el principio. Desde el comienzo de la pandemia el propio Ministerio iba un poco a remolque de los eventos. Había algunas cosas que eran relativamente fácil de identificar antes. Como el crecimiento es muy rápido, adelantar una semana la toma de decisiones tiene una trascendencia enorme. No es un problema lineal. En una semana se pueden duplicar los casos. Hay que actuar de forma rápida. El problema de actuar rápido es que parece que actúas en base a una serie de hechos que no existen. Puede parecer que estás actuando sin una razón evidente. Si se hubiera planteado el confinamiento en España dos semanas antes, te hubieran dicho por qué. La realidad es que ahora ya ha pasado varias veces y sabemos que, si tomamos una decisión pronto, aunque parezca que las cifras son bajas, vale la pena hacerlo. Estaremos evitando mucho.

-¿Cómo se explica la situación que están viviendo en los hospitales para que el ciudadano entienda la gravedad de lo que está pasando?

-Una forma de hacerlo es explicar que, si un paciente llega a un centro hospitalario, y se tienen que dedicar muchos recursos a la covid-19, y tenemos que usar más y más camas, esa persona podría tener dificultades para ser atendida. O que una enfermedad que hubiera interesado tratar pronto, se tiene que demorar y las consecuencias pueden ser peores. Esto repercute directamente en la salud de todos. Si el sistema tiene que dedicar mucho tiempo y muchos sanitarios a la covid-19, van a faltar recursos para otros temas. Y aumentan las listas de espera. Esa es la consecuencia inmediata.

-¿Hay problema real de llegar a un colapso total?

-No. Tenemos capacidad de atender, pero cada vez estamos más en una situación más complicada.

-¿Estamos infravalorando a la llamada 'cepa británica'?

-Nadie puede decir lo que va a pasar, si va a tener un impacto mayor o menor. Por la cantidad de intercambios que siempre ha habido con Reino Unido, de gente de allí que reside en nuestro país… Las probabilidades de que se extienda aquí las tendría en consideración. En realidad, es un problema de dinámica de virus. Una vez que aparece un virus que se transmite mejor puede ir desplazando al que existía previamente. Creo que sí es un tema para preocuparse. Y, sobre todo, esto debe hacernos ver la necesidad de controlar lo que tenemos. Si la variante empieza a expandirse en España, y nuestro sistema de vigilancia se encuentra colapsado, no vamos a poder responder a eso tampoco. Al final tendríamos una situación más complicada que la que tenemos ahora. Si reemplazamos lo que tenemos ahora por la variante británica, estaríamos en un escenario todavía peor. Lo que nos interesa es acabar con lo que tenemos para no dar oportunidad a que el otro virus se desarrolle. Si no tenemos capacidad de controlar la actual situación, y aparece una segunda variante, va a ser todavía peor.

-La Universidad de Murcia ha aplazado los exámenes presenciales. ¿Cree que son peligrosas las pruebas presenciales?

-Los exámenes en sí mismo no son un problema. El problema está en aquellas situaciones en las que nos reunimos y nos quitamos la mascarilla. Al compartir piso, al reunirte después de los exámenes… La transmisión del virus es por gotas, no por aire.

-¿Qué razón considera que existe para que no se implanten de forma masiva los llamados test de antígenos?

-Creo que sí están implantados en algunos ámbitos. El tema es dónde lo utilizas. Cada prueba tiene sus características y hay que ver el mejor lugar para aplicarla según cual sea. El test de antígenos por ejemplo se está usando en Atención Primaria y funciona muy bien. En otras circunstancias hay que usar la PCR. Creo que sí se están usando. Hay que usarlas siempre que sea necesario. Pero siempre por un profesional sanitario, para que la muestra esté acompañada de la vigilancia que merece. Identificación de la persona infectada, red de contactos… Toda esa parte de control se perdería si cada uno tuviera un test en su casa.

-No estaría de acuerdo en que se implantaran los test en farmacias.

-Creo que no es necesario. El test de antígenos, por ejemplo, requiere una muestra. La toma de la muestra es molesta y hay que tomarla bien. El riesgo de no hacerlo bien es que haya un falso negativo. Eso sería un problema. Necesitas personal, un registro… El problema de estar donde estamos no es ese. En nuestro sistema, creo que no es necesario ahora mismo. Sí necesitamos ser coherentes con las medidas que tomamos y que sean las adecuadas para controlar el virus. Por otro lado, es necesario mantener las medidas el tiempo suficiente para que disminuyan de verdad los casos. No cambiarlas tan pronto como empiece a mejorar la situación. Si no, el problema es que nunca se mejora. Y, en ese caso, nos encontramos continuamente en una situación de vaivén que nos termina complicando a todos.

-Se está hablando de ampliar el toque de queda, ¿cree que es necesario?

-Seguramente tendría un efecto. Todo lo que suponga limitar el contacto entre personas no convivientes puede ayudar. ¿Es necesario? No estoy seguro. Tendría que tener más datos para estar seguro de que es una medida adecuada. Por otra parte, si los lugares en los que las personas disminuyen el tiempo de apertura, ayuda. Si ya no hay oportunidad clara de quitarte la mascarilla... Dudo un poco. Se podría adelantar, pero también tenemos que hacer cosas… Algo que perturbe mucho también genera trastorno. Y hay que valorar si eso compensa.

La transmisión que tenemos no la podemos quitar. Lo que podemos hacer es limitar la transmisión, que cada vez se infecten menos personas. Pero eso lleva tiempo. No podemos pensar en que, por tomar medidas radicales, se va a resolver el problema antes. Eso va a llevar mucho tiempo porque ha crecido mucho. Ahora ya está aquí. Tenemos que esperar a que todas esos casos positivos se vayan curando y se vaya liberando espacio en los hospitales.

En cuanto al confinamiento domiciliario, sí me gustaría decir que lo que tenemos ahora ya es un confinamiento de facto. La idea del confinamiento en casa es evitar que las personas de núcleos familiares diferentes puedan interactuar entre sí. Ahora mismo ya no se puede hacer eso. De alguna manera ya estamos en un confinamiento. Si se respeta esto, es preferible a un confinamiento físico. Porque lo sucedido en marzo del año pasado entraña mucho sufrimiento para todos. No se puede pasear, ir al monte… Quizá no es necesario llegar a ese punto. Entiendo que se quiera esperar a ver cómo funcionan estas medidas antes de tomar otras decisiones. Si esto funciona, lo que habrá que hacer es seguir con esto. También es importante que las personas que vivan en núcleos familiares grandes, o con personas de riesgo, se planteen un confinamiento dentro del domicilio si han estado en alguna situación con posibilidad de contagio. Cierta distancia, no comer juntos, tener protección respiratoria… Al menos durante una semana. El problema que se sigue teniendo es la transmisión en los domicilios.

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