La odisea de las piscinas comunitarias en un verano atípico: "Es la única manera de sobrevivir al calor"

2/08/2020 - 

MURCIA. No hay peor enemigo para los habitantes del Mediterráneo que un verano en seco por culpa de la situación sanitaria. Con la llegada de la primera ola de calor extremo y las temperaturas que rozan los 40 grados, los murcianos se ven en la necesidad de emigrar en busca de un clima más agradable o en la obligación de respetar un toque de queda autoimpuesto hasta que se pone el sol. Para muchos, los helados y el aire acondicionado son la única forma de lidiar con estas temperaturas tan elevadas, pero hay algunos afortunados que gozan de la posibilidad de bañarse en la piscina cada vez que una gota de sudor empieza a deslizarse por la frente.

Es evidente que el 2020 no pretende dejar un verano como todos los demás. Con la crisis sanitaria protagonizando la 'nueva normalidad', los murcianos deben hacer su vida con las medidas de higiene siempre en mente, y esto también se aplica a las piscinas comunitarias, pues aquellas que han podido abrir sus puertas han tenido que hacerlo con limitaciones.

En un principio, el aforo permitido era el 30% de la capacidad máxima de las instalaciones, y era necesaria una cita previa para poder acceder a la piscina, además de la obligación de tres desinfecciones diarias. Los administradores de fincas reclamaron que no podrían hacer frente a los costes que suponía habilitar un teléfono para gestionar la cita previa, y muchos decidieron no abrir las instalaciones, aunque estuviera permitido hacerlo.

Ahora, y desde el 19 de junio, la ocupación máxima permitida es el 75% del aforo habitual, aunque debe garantizarse una superficie de 2,25 metros cuadrados por persona y las instalaciones que forman parte de la piscina deben desinfectarse dos veces al día. Sin embargo, se permite el uso de sombrillas, tumbonas, hamacas, sillas o toallas y las condiciones de la calidad del agua son las mismas que antes de existir estas condiciones sanitarias.

Como es lógico, el baño en la piscina no debe suponer un obstáculo para mantener la distancia de seguridad con los miembros que no pertenecen al grupo familiar, aunque las normas de la piscina no pueden hacer más que apelar a la responsabilidad individual para garantizar esta medida.

Residencial Las Pirámides (Murcia)

Foto: F.M. 

En este edificio residencial murciano la norma para poder bañarse con seguridad consiste en apuntar el piso, la hora de entrada y los miembros de la familia que vayan a hacer uso de las instalaciones en una lista situada junto a los buzones, así como apuntar la hora de salida cuando el baño haya finalizado. De esta forma se puede tener un control sobre el aforo de la piscina, que no puede superar las 26 personas en total.

El tiempo establecido para el baño por cada uso es de una hora, aunque se permite alargar este horario si no hay ningún vecino esperando para entrar. Para evitar llenar el aforo con demasiada facilidad, el número máximo de personas que pueden entrar a la piscina cuando se invita a personas que no formen parte del edificio es de cuatro.  

Para evitar contagios, las instalaciones se desinfectan dos veces al día, por la mañana y al mediodía. Esta medida ha supuesto una derrama de 300 euros a los vecinos de esta zona residencial.

Francisco, un miembro de esta comunidad, afirma que, desde la apertura de esta piscina a principios de julio, los vecinos se han estado bañando con normalidad, como cualquier otro año, porque "es la única manera de sobrevivir al calor". También asegura que el aforo de la piscina nunca ha llegado a completarse, por lo que las medidas de seguridad apenas suponen un inconveniente.

Residencial Cuenca (Murcia)

Foto: A.R. 

Situado en Murcia, en Residencial Cuenca han separado los pisos en tres grupos y han creado un horario en el que estos se dividen el acceso a la piscina en intervalos de una hora. De esta forma, si perteneces al grupo uno puedes utilizar la piscina los lunes por la mañana de 10:00 a 11:00 y de 13:00 a 14:00.

De todos modos, se trata de un horario flexible que permite que cualquier persona pueda bañarse, aunque no sea su turno, si en la piscina no hay más de 12 personas en ese momento, pues ese es el máximo permitido. Además, se permite introducir al mismo tiempo hasta a dos invitados.

"Es raro que la piscina esté llena, yo creo que la gente se está bañando igual porque antes tampoco se llenaba. La piscina por las mañanas suele estar vacía porque la gente trabaja y por las tardes si se llena algo más, pero yo creo que nunca se ha llegado a las 12 personas", asegura a Murcia Plaza Álvaro, un vecino de Residencial Cuenca.

Residencial Miguel de Cervantes (Murcia)

Foto: M.T. 

También ubicado en Murcia, en Residencial Miguel de Cervantes apelan por completo a la responsabilidad individual para no superar el aforo de 34 personas que pueden bañarse al mismo tiempo. Los dispensadores de hidrogel y las dos desinfecciones diarias, sumadas al sentido común de los vecinos, son los encargados de garantizar las condiciones de higiene necesarias para evitar posibles contagios.

En palabras de Manolo, un vecino de esta zona residencial, "en esa piscina nunca han llegado a haber 34 personas" y asegura que la gente está utilizando la piscina con la misma frecuencia que otros años desde que se abrió a finales de junio.

Urbanización Castillo de Mar (La Manga)

Pero no solo en la Capital la gente busca darse un buen remojón, pues en las zonas de costa también hay una gran preocupación por el estado de las piscinas. A pesar de un clima más agradable y de la posibilidad de bañarse en el mar, las piscinas siguen siendo una prioridad para todo aquel que disfruta de un verano en la playa.

En la Urbanización Castillo de Mar, situada en La Manga, la norma es que no se llegue a completar el aforo de 25 personas, tarea de la que se encuentra encargado el conserje de la comunidad, Pepe, que también hace las veces de socorrista.

Aunque el horario ha sido reducido para habilitar la desinfección y el tiempo para el baño es dos horas menor que en años anteriores, Pepe asegura a Murcia Plaza que la gente sigue yendo a la piscina con normalidad: "los fines de semana a veces se llena y la gente se molesta porque tiene que esperar, pero no es lo habitual".

Además de disponer de gel desinfectante en los accesos, la comunidad resalta la necesidad de cumplir con las medidas de seguridad y amenaza con el cierre de las instalaciones si la gente no cumple las normas.

Urbanización Villa Morena (La Manga)

La amenaza que hacen en Castillos de Mar se convirtió en realidad en Villa Morena, una urbanización situada a unos pocos kilómetros de la anterior. En esta comunidad, la junta directiva decidió cerrar la piscina tras una trifulca que sucedió entre un vecino y el socorrista a causa del uso de la mascarilla.

Esta urbanización decidió que la mascarilla sería obligatoria para acceder al recinto y debe permanecer puesta en todo momento en el que no se esté dentro del agua, medida que cobró especial importancia con el aumento de los rebrotes. El socorrista era el encargado de recordar a los vecinos la necesidad de cumplir esta regla y de hacer que se respetase el aforo. El problema llegó cuando, hace dos semanas, uno de los vecinos no estaba dispuesto a utilizar la mascarilla en el recinto y acabó teniendo una discusión acalorada con el socorrista por este motivo. En consecuencia, la junta directiva de la comunidad cerró las instalaciones hasta que se realice la junta de vecinos el próximo 15 de agosto.

Miriam, vecina de la comunidad, declara que se encuentra indignada con esta decisión porque casi todos los vecinos estaban siendo muy responsables y recuerda que "cuando la mascarilla no era obligatoria los vecinos se la ponían solo para entrar al recinto, había mucha concienciación".

Las piscinas están amenazadas por el virus

A pesar de todos los inconvenientes que está causando el coronavirus, está claro que los murcianos están pudiendo disfrutar de sus vacaciones con un buen chapuzón, aunque eso puede dejar de ser así si la situación empeora. Para controlar posibles rebrotes se plantea que algunos municipios puedan dejar la ‘nueva normalidad’ y volver a fases anteriores de la desescalada para evitar contagios, como es el caso de Totana, que se encuentra en la fase uno. El problema radica en que uno de los inconvenientes de esa fase es la prohibición de abrir las piscinas comunitarias, pues esa restricción no se levantó hasta la fase dos. De esta forma, cualquier municipio que se encuentre en la fase uno no podrá disfrutar de las piscinas comunitarias.

También las piscinas privadas cobran especial importancia, pues aquellos que dispongan de una han podido disfrutar del verano sin restricciones. Los propietarios tienen la oportunidad de bañarse sin tener que respetar medidas de seguridad en caso de que solo participen los miembros de la unidad familiar. Al fin y al cabo, un buen remojón te permite poder olvidar la situación sanitaria por un momento, y en estos momentos de tensión e incertidumbre poder desconectar es crucial para la salud.

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