MURCIA. La Región de Murcia está a seis días de cerrar un mes de enero en el que la evolución descontrolada de la tercera ola y la situación crítica en los hospitales ha llevado al Gobierno regional a disparar la última bala que le permite el Gobierno central dentro del estado de alarma instaurado, las restricciones a las actividades no esenciales y lo ha hecho adelantando el cierre de los comercios y el resto de establecimientos no prioritarios a las seis de la tarde. Los últimos pasos, el confinamiento total o adelantar el toque de queda, sólo los puede decretar el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
La situación es crítica en la comunidad, que empezó el año, con 136 contagiados en un día y 4.077 personas afectadas por la covid. Solamente 23 días después ya habían 16.474 casos activos y 937 fallecidos, 186 muertes más.
El mes de enero se ha convertido en una frenética carrera por frenar la curva de contagios y en el que las medidas que se han tomado han ido en evolución. Así, el 4 de enero el Gobierno regional decidía endurecer las restricciones para la hostelería por Reyes y que los bares cerrasen a las seis de la tarde los días 5 y 6 de enero con el fin de evitar aglomeraciones.
Esta era la primera de varias duras medidas, que, llevaba unos días después, el 7 de enero, a confinar los principales municipios y adelantar el toque de queda a las diez de la noche. Con los casos disparados, el lunes 11 de enero, el Comité Covid iba un paso más allá y confinaba prácticamente toda la Región, además de cerrar por completo la hostelería.
Pero la situación más dramática se produjo la semana del 18 al 24 de enero, cuando con los contagios disparados y para intentar frenar la pandemia, el Gobierno regional decretó el cierre de los comercios no esenciales a las ocho de la tarde. Fueron siete días marcados por el 'escándalo de las vacunaciones' irregulares que ha terminado la caída del consejero de Salud, y la crisis política surgida en Molina, que ha cerrado su capítulo con la dimisión de su alcaldesa, Esther Clavero, del PSOE.
La última semana de enero se ha iniciado con la limitación del comercio no esencial en Yecla, Moratalla, Albudeite, Mula, Fortuna, Caravaca, Ricote y Jumilla, que tienen actualmente una incidencia superior a 2.000 casos. Supermercados, farmacias, gasolineras y establecimientos de comidas para llevar están excluidos de la medida, al ser considerados como esenciales.
Además, con el objetivo de restringir las relaciones sociales solamente se podrán reunir en la calle y espacios al aire libre dos personas que no vivan bajo el mismo techo. Y es que salvo Librilla y Aledo, toda la comunidad está en un nivel de alerta extremo tras un mes de enero de infarto.